Que el viento (ni los nuevos aires cofrades) no se lleve nunca la majestuosidad del Jueves Santo

Solemnidad y tradición histórica van de la mano en una jornada que no pierde su esencia aunque cuente con menos ambiente

Bella estampa de la Oración en el Huerto a su salida de Santo Domingo.
Bella estampa de la Oración en el Huerto a su salida de Santo Domingo. CANDELA NÚÑEZ

La tarde que guarda los sueños de la Noche de Jesús se ha convertido un Jueves Santo más en Jerez en un encuentro con la esencia histórica de las hermandades del centro. Una jornada en la que algunos guardan fuerzas para la Madrugada, pero que el viento –de levante ha soplado durante la tarde, refrescando bastante la noche– no se debería llevar nunca por la elegancia y los recuerdos que traen a la memoria de los cofrades. 

Con el crecimiento de las hermandades de los barrios, las del centro –todas las de este día lo son con la excepción de la Redención– parecen quedar relegadas a un segundo plano donde todo queda sobre el alambre si no hay relevo generacional. La hermandad de la Vera Cruz, la más antigua, ha paseado su enésima juventud por las calles de Jerez en esa mezcla entre la tradición y la frescura que aportan los jóvenes escolares que procesionan junto a los tres pasos de la hermandad. La elegancia del Señor de la Vera Cruz y la austeridad del paso de palio de las Lágrimas han vuelto a cautivar a la ciudad. 

Desde Icovesa, con el pie en el acelerador en el último tramo antes de entrar a la Carrera Oficial, ha llegado a su encuentro con Jerez una Redención que sigue creciendo y caminando de sevillanas maneras de la mano de Manuel Monje, conocido por Pau en el mundo cofrade. 

Con los sones detrás del paso de misterio de la banda del Rosario, que realizaba su última función en la Semana Santa jerezana este año, la Oración en el Huerto ha cerrado este jueves un ciclo histórico en el martillo. Desde 1982, Manuel Ballesteros Agabo ha dirigido los pasos del Señor de Santo Domingo. El decano de los capataces ha anunciado su punto y final a toda una vida unida a las trabajaderas de su hermandad. 

En una jornada sin contrapuntos, donde las tradiciones y el sabor añejo han marcado un ambiente que ha cambiado mucho en la última década –las chaquetas y mantillas han dado paso a ropa y calzado cómodo–, los retrasos han sido fieles a la mala costumbre de esta Semana Santa.

A pesar de que las hermandades no han tenido que hacer largos recorridos, hasta con 50 minutos –según el horario oficial previsto– ha entrado en Palquillo la cruz de guía de la hermandad del Mayor Dolor, que llevaba muchos más hermanos en el palio que delante del paso de misterio. 

La Sagrada Lanzada, otro de esos lujos que quedan tantas veces ocultos y tapados por el ruido mediático, no ha salido del guion previsto de un Jueves Santo que, desde el año pasado, también acoge bajo su manto a Humildad y Paciencia, una estampa que invita a la reflexión y a la oración. Una imagen que transmite serenidad y que suma a este Jueves Santo que nunca debería borrar el viento, aunque los nuevos aires apuesten por momentos más festivos y hermandades de más largo recorrido.

Sobre el autor:

Rubén Guerrero.

Rubén Guerrero

Periodista con más de veinte años de experiencia en los medios de comunicación (prensa escrita, digital, radio y televisión). Autor de Nosotras. Historias del olvidado deporte femenino y otros seis libros más. Recuperando la ilusión por el periodismo en lavozdelsur.es.

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