Altramuz, la editorial romaní "sin estereotipos" de aquellas que cuentan su propia historia

Las malagueñas Sandra Carmona y Tamara Gámez son las fundadoras de este proyecto donde las protagonistas son las personas “que pertenecen a la diversidad”. Antonio Ortega es uno de los autores que cuenta cómo vivió su infancia en el Polígono Sur de Sevilla

Las malagueñas Tamara Gámez y Sandra Carmona, creadoras de la editorial Altramuz.

Gitana mestiza nacida en Málaga. Por la cabeza de Sandra Carmona, ilustradora profesional formada en la Escuela de Arte de San Telmo, rondaba una historia revolucionaria. Una idea que se alejaba de los prejuicios y apostaba por darle voz al pueblo romaní. Por primera vez, un cuento infantil presentaba a una niña gitana como protagonista.

“Se aleja muchísimo de lo que estamos acostumbrados a ver sobre cómo se representa a la cultura y a las personas gitanas en la literatura”, comenta esta malagueña que, en 2019, recibió el Premio Amazing Women de la Fundación Orange por su obra Alma (2020). Su creación ya ha lanzado su tercera edición, ha sido incluida en la lista de libros recomendados por el Ministerio de Educación para tratar el pueblo gitano en las aulas y cuenta con contenido específico para los tres ciclos de Primaria.

El galardón le dio un empujón a esta profesora de Primaria para crear una editorial independiente que vio la luz en plena pandemia. Gracias a este reconocimiento existe Altramuz un proyecto presentado en la Fundación Caballero Bonald de Jerez, de la mano de Joaquín López Bustamante, que ya lleva dos años dando cabida a historias contadas por sus propios afectados.

Ejemplar de 'Alma', de Sandra Carmona.   MANU GARCÍA

La otra pata de la editorial es Tamara Gámez, trabajadora social e investigadora, también malagueña. Juntas apuestan por la inclusión y por dar un espacio a aquellas personas que necesitan que, por fin, se vea reflejada su realidad sin estereotipos.

Altramuz es una legumbre conocida como “chocho”. “Nos sonaba muy andaluz, con raíces árabes”, cuenta Sandra a lavozdelsur.es. Al nombre le acompaña un logo, una A boca abajo que muestra cómo “a las personas que pertenecemos a la diversidad siempre se nos ha tratado como los diferentes, los que estamos en los márgenes”. Ellas quien “mostrar que todo encaja y que todo tiene que encajar”.

"La diversidad se representa desde lo real"

Según explica la fundadora, la razón de ser de esta editorial no es otro que publicar obras en las que la diversidad esté narrada o ilustrada por esas personas que pertenecen a la diversidad. “Tenemos en cuenta las voces de las personas que la viven porque creemos que es una manera más real y más justa de representarlas y que no sea algo de la otredad. La diversidad se representa desde lo real”, señala.

Logo de la editorial.  MANU GARCÍA
Presentación de la editorial en la Fundación Caballero Bonald en Jerez.   MANU GARCÍA

Iniciaron su andadura con el pueblo gitano porque les tocada de cerca. Pero cuando empezaron a buscar libros sobre su cultura escritos por personas gitanas, encontraron muy pocos. Era Sandra la que había dado el primer paso. “Desde mi punto de vista, este tema se ha tratado a través de la literatura con prisma muy estereotipado, muy lleno de prejuicios, en La gitanilla de Cervantes, o Carmen Mola. Pero hay millones de ejemplos de esta representación llena de estereotipos”, expresa la malagueña, que busca romper con ellos a través de las voces de los que se enfrentan cada día al estigma.

A través de la editorial contacta con los protagonistas de los temas de los que tanto se escribe desde la mirada de otros. Antonio Ortega Rubio es uno de esos autores que han rebuscado en lo más profundo de sus entrañas para plasmar lo que han vivido, lo que sus ojos han visto. Este sevillano fue uno de esos niños que residían en el Polígono Sur en los años ochenta cuando la droga empezó a destrozar vidas.

"Afortunadamente yo no caí en la droga"

En su primera novela publicada, La Zúa, traza sus vivencias desde un punto de partida autobiográfico. “Afortunadamente yo no caí en la droga, gracias a Dios. Yo siempre digo que soy un hijo de la marginalidad salvado por la cultura”, expresa el autor, periodista, actualmente freelance, que ha dirigido programas de televisión y ha sido articulista de opinión en diferentes periódicos.

Antonio García Rubio. LAURA LEÓN

Él fue uno de esos “chiquillos” que se bañaban en la Zúa, un ramal del río Guadaíra situado a escasos metros del barrio que lo vio nacer. “Hoy en día es un parque, pero en aquella época era una zona salvaje”, recuerda Antonio, que narra cómo la heroína entró en el barrio a través de los ojos de un niño.

“Del Polígono Sur se han contado barbaridades, pero nunca se ha contado desde dentro, en este caso, el protagonista ha crecido allí”, explica el sevillano, que habla en sus páginas de la transformación del barrio marginal en los ochenta, y de “cómo fueron cayendo muchachos que realmente eran niños buenos”.

Él se libró de las garras de la delincuencia, estudió y salió adelante, sin embargo, en su memoria quedan todos aquellos chavales que sí cayeron. “Nuestros familiares en aquella época no sabían qué estaba pasando. Era un gueto encerrado entre muros, allí no había ni siquiera un ambulatorio, había una casa de socorro”, destaca Antonio que también denuncia una realidad que no cambia.

'La Zúa', novela escrita por Antonio Ortega.  MANU GARCÍA

“Las políticas sociales de aquella época fueron las culpables de lo que sigue siendo, por desgracia, el Polígono Sur”, comenta. El escritor aporta la perspectiva de un niño tras la cantidad de textos escritos sobre este periodo. “Se ha escrito mucho desde fuera, con el mito y con la leyenda, más que con la auténtica realidad, y este libro está creado desde dentro, el niño vivió todo lo que cuenta”, detalla este sevillano que ha publicado biografías como Voz de canela, bosquejo de El Bizco Amate (2003), ensayo, Yo nunca a mi ley falté (2010) o prosa poética con Inverso (2015).

El catálogo de Altramuz

La editorial Altramuz lleva a cabo un proyecto que consiste en traer obras romaníes de fuera de España para traducirlas. La primera será un cuento infantil de Richard Onil, romaní de Inglaterra, con la cultura que él vive como trasfondo. Pero no solo se centra en el pueblo gitano, entre sus publicaciones se distinguen otras voces como las de seis personas del colectivo LGTBIQ+ en la obra Orgullo, con Demetrio Gómez, Myriam Amaya, Coco Guzmán, Javier Sáez, Charo Alises y Tatiana Romero.

Otro de sus títulos es Pituca, un cuento escrito por Tania Suárez e ilustrado por Irene Mira. “Es una salamandra gallega negra con lunares amarillos que se siente diferente al resto de animales. Así hablamos de la diversidad en general”, explica Sandra.

Samir y la lluvia de estrellas y Sarah y la lluvia de estrellas, ambos escritos por Belén Sánchez, cuentan las historias de una familia siria que huye de Alepo a Málaga. “Esta familia siria es la que nos narra y no corrige, y viene con nosotras a las presentaciones”, apunta la malagueña, poniendo en valor a las voces que experimentan el conflicto.

Para Sandra y Tamara, es importante que no sean otros los que cuenten las propias historias.

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