Cuenta el enfermero Juan José Velázquez, responsable del SAS en la vacunación en Ifeca, el mayor punto de la provincia de Cádiz, situado en Jerez, que dudas, lo que son dudas, hay. Pero apenas ha visto que una persona retire el brazo para no vacunarse, sino al contrario. "Se les explica que los beneficios son mayores y se acaban vacunando más tranquilos". La logística, movilizar a toda la población, es todo un reto. Que una persona por vacunar no dispongan de medios para ir, o que muchos mayores no tengan un teléfono, lo complica. Las simples listas son una dificultad, pero va funcionando.
Los profesionales sanitarios están recibiendo casi diariamente formación sobre la situación de las vacunas. Cuatro ya aprobadas en España, aunque en Ifeca tocan las de AstraZeneca y la de Pfizer. La de Moderna está en el hospital para pacientes de riesgo. "Por la logística de esa vacuna, no se trae". Este mismo martes, Janssen ha anunciado que paralizaba los pedidos de Europa por las dudas surgidas respecto a episodios de trombos en Estados Unidos, alrededor de uno cada millón de personas, que van a estudiar.
Toda esta información, que sin ser necesariamente falsa propicia cierta desconfianza si la audiencia se queda en el titular, o solo lee algunos y no todos, está siendo la segunda parte de este proceso de vacunación en Andalucía. Por días, en las comunidades ha llegado a haber rechazos importantes. "Nosotros simplemente a las personas que vienen nerviosas, no solo por AstraZeneca sino también de Pfizer, les explicamos los riesgos que puede conllevar, pero es mayor el de tener covid y acabar en el hospital". "Muy pocos", subraya Velázquez, son los que quitan el brazo. "Y el pinchazo es aquí lo de menos, dura tres segundos, porque siempre hay personas más aprensivas".
Las personas vacunadas tienen que quedarse unos 15 minutos en sus coches a la salida del recinto, con su vehículo ya en el parque González Hontoria, donde por estas fechas debería estar casi culminado el montaje de muchas casetas de la Feria de Jerez. De aquel trasiego de camiones queda ahora el de coches particulares. Apenas han sufrido alguna reacción. Son cuadros "leves, muy pocos además, que en algunos casos ha supuesto ponerles Urbason, pero por reacciones alergias muy, muy leves".
En esos quince minutos se encontraba Josefa Córdoba. "Le tengo respeto, claro, pero más respeto le tengo a no salir. En mi casa se la han puesto dos, mi marido y mi hija", ésta última por ser de riesgo. Su marido, de 89 años, también recibió la de Pfizer. "La tele todos los días, todos los días... Mira, si no te la echas, malo; y si te la echas, pues puedes cogerlo más flojito", dice sobre la casi desaparición de los cuadros más graves de la enfermedad. "Ustedes no le echéis cuenta a la tele, mamá, yo se lo digo", señala su hija, que la acompaña. "Si lo dicen los médicos, pues lo que digan los médicos".
Isabel Soto se muestra también contenta. "Estaban diciendo que dolía mucho, pero la gente exagera. Tenía ganas de ponérmela, porque estoy delicada de los bronquios", afirma. Este año, pasados los 70 y desde hoy vacunada de la primera dosis de Pfizer, reconoce un año duro, de mucho cuidado al salir de casa las pocas veces que lo hacía. "He tenido mucho respeto este tiempo. Lo primero que quiero hacer es ir a ver a mi hija y a mi nieta, que viven fuera, y pueda traérmelas". Maribel, su hija, relata "la tranquilidad. Va a tener más libertad, porque yo lo que he tenido miedo es de que yo se lo pegara".
Víctor Garay, a sus 74 años, muestra incluso sorpresa al ser preguntado sobre las dudas que hay en el proceso en la sociedad. "Yo lo he vivido tranquilamente. Estaba deseando. He vivido mucha impaciencia, mucho aburrimiento y con una desinformación horrorosa. Es una tontería no vacunarse". Vasco en Jerez, está deseando viajar al Norte en cuanto pase esta situación. Su esposa, que le lleva conduciendo hasta Ifeca, aún no ha sido llamada, pero lo que toca es lo que toca y será en breve, esperan.
El turno de Josefa Portela también tocaba este martes. "No tenía miedo. Hay que ponérsela y hay que ponérsela. No he sentido nada y todo ha sido perfecto, es el pinchazo de una vacunación, y a mí nunca me ha dado miedo de las agujas", señala a sus 74. "No salgo para nada, ya era hora". Su hija, Rocío Ramírez, que la acompaña al volante, señala que es docente y que está vacunada con AstraZeneca. "No tuve nada. En el centro hubo algún caso de fiebre. Yo no. El mismo día estaba yo tomándome una cervecita". Y relata que la sensación en su centro es mayoritaria. "Ahora no saben si nos van a vacunarnos con la segunda dosis, o con otra vacuna... o que será para quien quiera. Todos queremos. Yo quiero".
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