Un aula de uno de los colegios públicos de Andalucía, en una imagen de archivo.
Un aula de uno de los colegios públicos de Andalucía, en una imagen de archivo.

El apoyo de la extrema derecha a varios gobiernos autonómicos comienza a pasar factura a la ciudadanía, han empezado a meter sus manazas en la educación de los más pequeños allí donde sus votos son determinantes.

Una de sus primeras imposiciones fue incluir una asignatura de caza en la formación de los andaluces, algo que recuerda a épocas pasadas donde el maltrato animal no estaba perseguido.

Posteriormente chantajearon a sus socios murcianos con no apoyar los presupuestos si no impulsaban el llamado "pin parental" en el sistema educativo, dando la opción de veto a los padres a la hora de impartir diversas formaciones.

Parece mentira que sus socios de gobierno, especialmente Ciudadanos, claudiquen ante estas exigencias cuando, en otras regiones de nuestro país, llevan décadas quejándose por el uso partidista de la educación para adoctrinar a las generaciones más jóvenes.

Debemos exigir a la clase política que no use la educación para beneficio propio y se esfuercen en llegar a un gran pacto nacional, basado en directrices desarrolladas por expertos que marquen las pautas a seguir en la nueva década que acabamos de comenzar.

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