La gran romería laica y política a Gorleben (y III)

Gorleben sigue adelante y la resistencia no afloja, porque Gorleben quiere vivir

Gorlebener Gebet.
Gorlebener Gebet.

Salimos por Trebel de paseo, en compañía de unos burros dirigidos por Gerhard Has. Son unos burros rescatados de su infortunado abandono. Avanzamos caminando entre bosques eternos de pinos, una inmensa masa de cilindros de madera cuya vida interna, visible en las ramas altas, está siempre presente. Un paseo trabajoso porque estos burros se entretienen mucho, lo que le da a Gerhard la posibilidad de ir contando lo que sabe de todos aquellos bosques que una mañana ardieron en un incendio provocado. “Aquí estuvo la barrera de la Republik Freies Wendland, República Libre del Wendland, que emitía sus pasaportes del país de la utopía, y que ahora está siendo excavada por un grupo de arqueólogos.

Me despido del grupo y asciendo a la colina por la carretera construida para los pesados camiones de las prospecciones geológicas. Una carretera primitiva, solo de hormigón. Estrecha. Bosques a los lados, aquellos bosques que ardieron un día de agosto después de que una motocicleta de color naranja sospechosa fuera vista y la policía nunca encontrara.

Asciendo y una hamaca pende de dos árboles, vacía en este momento, la romería está en su momento importante. Un tractor tira de un remolque adornado con ramas verdes y poblado por jóvenes que bailan mientras avanzan al ritmo de la música y llena de polvo el camino. A la derecha, en un pequeño claro, un tótem, del escultor Johann-Reimer Schulz, da acceso a un pequeño claro. Una pequeña caldera y en lo alto tres cruces: Gorlebener Gebet, La oración de Gorleben. Hasta aquí llegó el vía crucis de 1.113 kilómetros, 63 días a pie, desde Wackersdorf, el 13 de agosto de 1989. Esta es la parte religiosa ecuménica de la gran romería política y laica a Gorleben. Un vía crucis por la preservación de la creación y en contra de la energía nuclear.

Gerhard Has.

 

Me detengo y escucho. Me emociono. Recuerdo las manifestaciones contra Lemóniz, que ahora quiere ser una piscifactoría de gambas. Observo. Fotografío. El ambiente es de recogimiento. Habla alguien convencido en su juventud de las bondades de la energía nuclear, que ahora reconoce que la energía nuclear solo, única y exclusivamente, proporciona destrucción. Este rincón del bosque no solo sirve para orar sino para vigilar que la obra de dios, la creación, no se destruya por la irresponsabilidad de algunos hombres.

Sigo mi camino de ascenso a la cumbre de la colina. Me llevo mi mano izquierda a la boca: ¡Fitzcarraldo! No salgo de mi asombro. Un barco, el Beluga, varado en esta colina. El primer barco de Greenpeace, hoy fuera de servicio. A diferencia de lo ocurrido en la película de Herzog, con Klaus Kinski y Claudia Cardinale, y como en la historia real, el barco Beluga fue llevado a la cima de la colina en partes y allí montado de nuevo. Todo hecho, a diferencia de la película de Roman Herzog, con el máximo respeto a la naturaleza. El Beluga llegó a la colina para quedarse, para hacer guardia ante los portones de la prospección geológica y campo de acceso al cementerio nuclear de Gorleben.

Estoy en la WiederstandsPartie de Gorleben: la fiesta de la resistencia dentro de la Kulturelle LandPartie. Es viernes, 7 de junio. Hoy ha cerrado la Kulturelle LandPartie y se ha trasladado a esta colina. Hay juegos de entorpecimiento de los trabajos en Gorleben. Hay una pasarela de moda alternativa con ropas de los artesanos. Helados ecológicos. Cerveza del país ecológica. Hamburguesas veganas. Zonas de descanso. Conciertos. Y un incesante paseo en tractor que rodea de forma interminable los muros del campo de prospección del cementerio de Gorleben. Los remolques van llenos de gente. Vigilancia de la sociedad sobre Gorleben. Un tractor orientado hacia la planta industrial, al otro lado de la estrecha carretera asfaltada que rodea el área, advierte que “Gorleben quiere vivir”.

En carromato a la romeria.

Algunos de los hechos

Fue en la mañana del 12 de agosto de 1975, a las 11:55. Para las diez de la noche habían quedado completamente destruidas 2.000 hectáreas de bosque y campos de cultivo. Dos años más tarde, el Gobierno de Baja Sajonia bajo la dirección de Ernst Albrech, ya fallecido, padre de la actual Ursula von der Leyen, acuerda la construcción de un “Centro de procesamiento de basura nuclear”, en una superficie de 12 kilómetros cuadrados, que incluye un cementerio nuclear subterráneo. La resistencia ya está marcha, articulada en pequeñas iniciativas como la del Südheide. El Gobierno federal está buscando un lugar donde enterrar su basura nuclear por diferentes lugares, se realizan pruebas, llegan sabotajes desde la resistencia.

Correspondencia de principios de diciembre de 1976, entre el Gobierno federal en Bonn y el Gobierno federado en Hannover, aconseja mantener en secreto la posibilidad de que Gorleben sea el lugar elegido, porque “habrá que hablar con la DDR”. En 1977, Helmut Schmidt expresa a Albrecht que Gorleben es inadecuado. El 22 de febrero, sin embargo, el Gobierno de Baja Sajonia, de la CDU, presenta Gorleben como única posibilidad. El 12 de marzo se manifiestan 20 mil personas en el lugar donde va a ser construida la industria nuclear prevista: construyen una plazas de juegos infantiles y comienzan la reforestación de los bosques destruidos en el fuego provocado.

Las prospecciones geológicas, y no solo la temible provocación que pudiera representar ante la Unión Soviética, desaconsejan categóricamente la no construcción del cementerio nuclear. Sin embargo, las autoridades de Hannover insisten en abril del mismo año: “Gorleben o nada”. En las manifestaciones de Francia, Malville, toman parte unos 60 mil manifestantes alemanes. La escalada de violencia, con miles de policías y soldados paracaidistas, termina con la muerte de Vital Michalon.

Carretera a la colina de Gorleben

En 1978 comienza la compra de los terrenos quemados en el incendio provocado, mediante métodos dudosos que llegan a ser criticados por el jefe del grupo parlamentario de la CDU en Hannover. “Patatas calientes” es una obra de teatro de resistencia que será representada más 120 veces en toda Alemania y Suiza.

Andreas Graf von Bernstorff rechaza durante una rueda de prensa más de 26 millones de marcos por la venta de sus terrenos calcinados y organiza un fondo económico de resistencia para garantizar la defensa jurídica en todos los procesos que pudieran llegar como consecuencia de la situación. En cinco días de junio la Iniciativa Ciudadana Lüchow-Dannenberg junta 800 mil marcos para adelantarse a la industria nuclear en la compra de los terrenos quemados, que se sitúan sobre la bolsa de sal de Gorleben donde se quiere enterrar la basura nuclear.

Los tractores

Muchos habían pensado que una región como el Wendland, con poca población, fundamentalmente, agrícola, todo sería coser y cantar. Pero muchísimos campesinos no aceptaron las compras de sus tierras y bosques quemados, además de la negativa del conde Bernstorff a vender y su fondo de resistencia para la asistencia legal.

Durante las primeras semanas de 1979 los agricultores bloquean no pocos trabajos y reuniones de Gobierno con sus tractores y se deciden a marchar sobre Hannover el 25 de marzo. Tres días más tarde, el 28, se produce el accidente nuclear de Harrisburgh. El día 31 se manifestarán en Hannover más de 100 mil personas junto a los tractores. Albrecht en el Bundestag, en junio siguiente: ‘El Gobierno de Baja Sajonia no está dispuesto a disparar contra ciudadanos asustados para poder construir Gorleben, construcción que sería deseable pero innecesaria por ahora’.

Los tractoristas se juntan alrededor de uno de los puntos de prospección geológica, una cata a dos mil metros de profundidad, después de un anuncio en el periódico que advertía que “con la destrucción de este trozo de bosque se destruye una parte de la democracia alemana”. Lo agricultores lanzan sobre el campo de prospección geológica 40 mil litros de abono natural que perfuma el ambiente durante días.

Bosque.

La resistencia llama a cuatro días de ayuno para pensar en “que es lo que nos produce miedo”, y las mujeres llaman a una huelga de úteros: “No hay futuro sin niños, no hay niños sin futuro”.

El 6 de febrero, el Tribunal de Garantías Constitucionales encontrará “conforme a derecho” los planes del Gobierno.

República Libre del Wendland

El domingo de resurrección de 1980, Rebecca Harms anuncia la “toma provisional de posesión” de las tierras que iban a se utilizadas para la prospección número 1004, para lo cual los propietarios de esas tierras serían “expropiados provisionalmente”. El 3 de mayo miles de activistas antinucleares ocupan un claro de bosque en Trebel y levantan un pueblo de cabañas. El pueblo alcanza unas cien edificaciones, entre ellas una “casa de la amistad”, con sito para unas cuatrocientas personas, cocina comunal, baños, sauna, invernaderos, jardines, establo para cerdos, un picadero de ponys para turistas, un pozo conectado a un molino de viento, agua caliente por energía solar, un hospital, una peluquería y una autoridad de migraciones con una oficina de pasaportes, además de una emisora de radio desde la torre de la nueva república.

Árboles caídos del bosque se utilizan para marcar la frontera y Gerhard Schröder, entonces presidente de las juventudes socialdemócratas, visita el nuevo país para expresarse en contra de la posible llegada de la policía. Un pueblo de mil habitantes que luchan contra la energía atómica y a favor de otra forma de vivir. 33 días después de la llegada de la utopía, una fuerza de unos 10 mil uniformados, según el diario TAZ de la época, desaloja y destruye el pueblo.

Los trabajos en Gorleben continúan

La sal que sale de la excavación de Gorleben se tira por el campo y no se usa para otra cosa que considerarla basura tras perforar un inmenso agujero donde meter la basura nuclear y hacer como que ya no está, bien escondida en la panza de la tierra, a varios kilómetros de profundidad, en una bolsa de sal permeable y altamente peligrosa, donde ya se ha descubierto gas que penetra desde el exterior.

Hay acciones para ir a rescatar esa sal y usarla. Acciones clandestinas, claro está. Otra de tantas acciones de resistencia del Wendland contra la muerte que representa y es la energía nuclear.

Beluga

El turismo ecológico sobre ruedas, la romería cultural y política, la resistencia antinuclear son un todos-unidos-en-el-Wendland, donde siguen llegando personas que abandonan ciudades y trabajos demasiado estresantes y optan por vivir otra vida, más humana, más cercana a la naturaleza, rodeados de vecinos, rodeando a vecinos.

Gorleben sigue adelante y la resistencia no afloja, porque Gorleben quiere vivir.

Puedes leer La gran romería laica y política a Gorleben (II) aquí, y la primera parte en este enlace

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído