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El historiador Julio Ponce diserta sobre la figura del dictador jerezano durante el 'IV ciclo El espejo de la memoria' celebrado en el Ateneo de Jerez.

El 13 de septiembre de 1923 tuvo lugar en España un golpe de Estado, comandado por el jerezano Miguel Primo de Rivera, entonces capitán general de Cataluña, con el que se inició un proceso que culminó en una dictadura que duró hasta enero de 1930. “Es una etapa semidesconocida, comparada con otros periodos como pueden ser la II República o la Guerra Civil”, sostiene el historiador Julio Ponce Alberca, durante la conferencia titulada La dictadura de Primo de Rivera: luces y sombras de un ensayo regenerador, organizada por el Archivo Municipal y el Ateneo de Jerez, en el marco del IV ciclo El espejo de la memoria. 

La proclamación de la dictadura comandada por el jerezano Miguel Primo de Rivera fue “una salida pretoriana a la crisis de la Restauración”, explica Ponce Alberca, quien cuenta que, en una primera etapa —“la quirúrgica”—, se buscó curar “el cuerpo enfermo de la nación”. Para el historiador y también profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, Miguel Primo de Rivera fue “esencialmente un militar, como siempre se consideró” y “exponente de la oficialidad del Ejército que había perdido el imperio en Cuba”, en una época en la que “los militares consideraban una obligación moral entrar en política ante la impotencia del sistema para resolver problemas”.

“Un día mi padre me enseñó la estatua ecuestre de Miguel Primo de Rivera y su tumba, que está en la Merced”, cuenta Ponce a modo de anécdota al inicio de su intervención —tras ser presentado por el historiador jerezano Manuel Ruiz Romero—, durante la que asegura que Alfonso XIII “no sabía nada de la preparación del golpe”, pero que luego “actuó como un rey-soldado, se ponía del lado del ejército”. “El país tenía de todo menos estabilidad”, asegura el historiador, quien añade que ahí comenzó “una alternativa que pasaba por iniciar un ensayo regenerador por la derecha y con su fracaso se produce un segundo ensayo regenerador por la izquierda, como es la República”.

La dictadura de Primo de Rivera, que fue un periodo “corto e intenso”, quiere “poner en marcha un regeneracionismo conservador” —lo que en palabras de Antonio Maura, presidente del consejo de ministros durante el reinado de Alfonso XIII, era una “revolución desde arriba”—, para impedir que “el cambio social trajera una revolución desde abajo”. “El primorriverismo instaura una etapa creada desde el poder, para el poder y por el poder”, sostiene Julio Ponce, aunque matiza que “Primo de Rivera estaba en contacto directo con la gente”, ya que “tenía un estilo de gobierno muy plebiscitario”.

“El clima de violencia política —previa a la dictadura— era bien notable”, apunta el historiador, quien señala que “triunfa en 1923 sin derramar sangre”, dado que había cierto hartazgo del régimen de la Restauración”, hasta tal punto que el periódico El Socialista, en su edición del 14 de septiembre de 1923, “no condena abiertamente el golpe de Estado”, expone Ponce, quien añade que, a posteriori, “la dictadura tuvo un éxito económico pero un fracaso político, al contrario de lo normal, por ciertas actuaciones que no estuvieron justificadas, como los destierros de Rodrigo Soriano y Miguel de Unamuno, al que le despoja de la cátedra y destierra a Fuerteventura”, apunta Ponce. La oposición de muchos intelectuales, republicanos, sindicatos, nacionalistas catalanes e, incluso, una parte del Ejército, al mandato de Primo de Rivera hace que el dictador llegue a preguntar a la cúpula militar si confía en su persona, para acabar dimitiendo tras no obtener una respuesta contundente por su parte, en enero de 1930, acabando así su etapa como máximo dirigente político del país.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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