Josefa Parra fue clara en su intervención de apertura: “El que ha elegido asistir al acto de hoy ha tomado una sabia decisión porque Carmen Camacho y David Eloy Rodríguez están entre los diez poetas más brillantes actuales, sin ninguna duda.” Y de Carmen Camacho destacó no solo su forma de escribir, sino también su manera de recitar, de inocular el veneno de la poesía a través de la palabra.
Porque es una escritora que bebe de la poesía tradicional, popular y oral: “Deslengua es un homenaje a la lengua realmente materna, que es a la vez la lengua de todos y primeramente de los despojados, de las niñas y los niños y de esas mujeres sin voz pública -las deslenguadas- que por lo bajo se permiten cantar y decir -se deslenguan-.” Josefa Parra resaltó la importancia de seguir realizando eventos literarios. “Estamos manteniendo la libertad del país: la cultura está sosteniendo esa base que nos va a hacer renacer... Y cuando todo se organiza bien, no hay que tener miedo.”
David Eloy Rodríguez, escritor y editor desde hace 15 años en Libros de la Herida, junto al poeta José María López Valero, fue el encargado de presentar a la autora y establecer un diálogo sobre el libro. Deslengua ha sido publicado dentro de la colección Vivezas, que lleva ilustraciones del artista Patricio Hidalgo y está dedicada a la poesía de inspiración popular, las letras flamencas y a aquellos textos líricos adecuados para la oralidad y el cante. La colección fue inaugurada por Francisco Díaz Velázquez, con Coplas de nadie. Incluso los marcapáginas que acompañan al poemario contienen un poema y una ilustración.
Carmen Camacho nació en Alcaudete (Jaén) pero “vivescribe” en Sevilla, nos contó David Eloy. Además de poeta, es comunicadora, periodista, y colabora en diferentes medios, como Canal Sur Radio y los diarios del Grupo Joly. Es autora de cinco libros de poemas, como La mujer del tiempo (2011) y Arrojada (2007). En el campo de la literatura breve, es autora de dos libros de aforismos, Zona franca (2016) y Minimás (2008). Y ha sido también la editora literaria de la antología Fuegos de palabras (2018), título de referencia sobre el aforismo poético español de los siglos XX y XXI.
Carmen Camacho durante la presentación. FOTO: MANU GARCÍA
“En Deslengua nos vamos a encontrar más de un centenar de poemas breves que recurren a estrofas clásicas muy diversas: haiku, soleá, aforismo poético…”, explicó David Eloy. Se trata de diferentes formas breves que nos traen poesía condensada, “un decir con gracia, libertad, precisión, con sugerencia y que consigue trasmitir mucho con pocas palabras”. Además es un decir que comunica “tan inmediata como perdurablemente”, porque expresa algo que importa aquí y ahora, y ese algo permanecerá en el tiempo al ser escrito. Para David Eloy “este libro es un homenaje (uso y recreación) a la lengua popular, ya que participa de la lengua común del pueblo, un lenguaje que evita las interferencias del poder”. Estamos ante “un lenguaje inmediato, nítido y que quiere decir verdad sin ambages ni trampas”.
Este poemario conecta con la tradición de nuestro inagotable cancionero lírico popular, continuó David Eloy. El libro es un homenaje también a la poesía popular, a todos aquellos poetas que se han nutrido de la lengua popular. Son los poetas que expresan “un decir de todos, un decir de nadie”. En el libro de Carmen Camacho hay ecos de los Machado, de letristas anónimos del flamenco, de Francisco Moreno Galván, Isabel Escudero, Agustín García Calvo… y letras de tangos, fados y rocanroles “que nos han querido decir lo más importante, así, como si nada…”. La esencia del libro queda reflejada en los versos de la contraportada: “Desandar el lenguaje. / Me deslenguo / hasta encontrarme.”
Carmen Camacho ha dedicado este libro a dos mujeres que apenas saben leer y escribir, “a mi tía Dolores y a mi abuela Carmen, porque además de quererlas mucho, son mis primeras referencias literarias”. Pensaban que no sabían hablar pero en sus nanas, coplas y retahílas había poesía de verdad, subrayó Carmen Camacho. “Sofreír la cebolla hasta que pierda el orgullo”, decía su abuela en la cocina. De ahí arrancó su fascinación por las palabras. “Equiparamos lo popular, el habla de la gente, con lo tradicional, pero tiene mucho más que ver con la vanguardia. La lengua viva, inédita, deslenguándose, es auténtica vanguardia”. Si escuchamos a la gente en la calle veremos que se gesta poesía continuamente. Es el pensamiento, la razón común y el habla viva en acción…
El libro está ilustrado por Patricio Hidalgo. FOTO: MANU GARCÍA
Así surge la magia del habla cotidiana. Sin embargo, hay muchos malentendidos y se la suele menospreciar. Para Carmen Camacho, esa infravaloración tiene explicación: “Se desprecia la poesía popular porque es peligrosa, desmandada, no se atiene a lo que hay que decir, a la Cultura… No es el habla del poder…” Por eso este libro posee una “misión política”: vindicar el mérito que tiene esa poesía popular que, como cantos rodados, se pule con el tiempo. Puede parecer que rimar tres versos lo hace cualquiera, “pero que eso tenga al mismo tiempo levedad y hondura ya es más complicado”, aclaró Carmen. Desde el romanticismo “hay una tradición literaria europea que ha bebido de la poesía popular, porque tiene una gran riqueza”.
“Este libro está escrito para ser cantado y recitado.” Carmen Camacho persigue con estos versos el placer de decirlos y escucharlos, y el privilegio de permanecer en la memoria de alguien… “Los poemas te suceden”, para Carmen Camacho escribir estos versos constituye un “ejercicio de presente”, “los poemas se cazan al vuelo”. Como los haikus, se trata de captar el instante… Y es que este tipo de poesía no se puede proyectar, “se trata de atrapar el presente”, y apuntarlo en el momento porque se te va… “Son versos que vienen ya con su música.” A Carmen le interesa esa literatura popular breve que hay en todas las culturas. Y le apasiona “el lenguaje condensado que, como las pinzas de la ropa, cuanto más aprietas por un lado más se abren por el otro”. Y conecta con los aforismos, con el pensamiento breve. Este tipo de poesía popular es una forma de juego creativo “que nace de esa chispa que aún nos queda de cuando éramos niños”. De hecho, la última parte del libro, Como lo pienso lo digo, reúne “juguetes para que juegue mis sobrino”.
CALAVERITA DE HERÁCLITO
Que nada permanece,
que todo fluye,
se pierde en uno mismo
quien de sí huye.
Narciso mío,
no te mires dos veces
en el mismo río.
SENTENCIA
Esta vida no es justa.
Condená estoy a muerte
por mi buena conducta.
Comentarios