Cuando Cecilia se acercó a los invernaderos de Almería, lo hizo desde un punto de vista estético. Influenciada por el arte pop de artistas como Richard Prince o Tracey Emin, quiso plasmar los aspectos superficiales como “la geometrización del territorio” o “las poéticas veladuras” que el plástico le ofrecía. Los carteles de neón de los clubs de carretera, tampoco quedaron indiferentes
Así lo manifiesta a lavozdelsur.es esta artista mitad granadina mitad almeriense, que comenzó a introducirse poco a poco en los asentamientos hasta llegar a un punto que califica de “no retorno”. “Conocer la historia de mujeres que viven a media hora de la ciudad en condiciones de extrema pobreza, en contra de todos los derechos de la condición humana, me hizo dar un giro a la obra”, explica Cecilia García-Giralda.
Su obra tornó a un enfoque centrado en el individuo y no en el paisaje, en recoger sus testimonios y visibilizar su presencia a través de piezas audiovisuales e instalaciones artísticas. Para ella fue "un auténtico flechazo" y, a día de hoy, el proyecto sigue en continuo desarrollo. Tanto es así, que se ha ido a vivir al Cabo de Gata y trabaja en el instituto de San Isidro con el fin de "profundizar" en la cosmovisión de la zona.
Se Blanquea – título que proviene de los anuncios de blanquear los plásticos de invernadero– es el proyecto de investigación de largo recorrido que llevó a cabo García-Giralda vinculado a las mujeres migrantes que viven en los asentamientos de los invernaderos de Almería. A partir de talleres de arteterapia y visitas a dichos asentamientos, la artista se acercó y convivió con las mujeres que habitan el territorio. Recogió y documentó la experiencia durante meses, y ahora expone el material transformado en un conjunto de pinturas de gran formato, instalaciones artisticas y una pieza audiovisual, que a partir de hoy se exhibirán en el centro autogestionado, feminista y antisfascista 'La Resistencia', situado en la calle Real, 70 de Almería, hasta el 19 de febrero.
La artista invita a "una conjunción de elementos locales y universales, una mezcla de sentimientos encontrados, como son el desarraigo, el desamparo o la belleza de lo telúrico del territorio". Precisamente, "a entrar en este juego de viento, de luz y de sombras", a través de un potente proyecto artístico que respalda su amplia trayectoria como artista.
Por un lado, muestra la fragilidad del material, las veladuras y transparencias que ofrece el plástico, material lleno de connotaciones negativas, cuyo uso en esta sociedad frenética, asegura, "ha sido y es descarnizado desmesurado tremendamente dañino, pero nos guste o no, está ahí, desafiante a cada paso que damos, constantado su presencia en cualquier rincón de la cotidianeidad en el paisaje almeriense".
Así, García-Giralda, a través de su visión, deconstruye el concepto para dotarlo de un exquisito romanticismo subersivo, a la par que profundiza en las historias de las mujeres habitantes de la zona, que tras cruzar un mar lleno de peligros siguen bajo otro mar, el de plástico, y lejos de conseguir un trabajo digno, acaban en situaciones de prostitución y exclusion social.
Este proyecto artístico entronca con el tema principal de su investigación artística: "el Arte contemporáneo como estrategia de cambio políticosocial, considerando el arte multidisciplinar y la instalación artística. herramientas para la reflexión, la sensibilización y la observación ante una sociedad con falta de perspectiva de género". Heredera de la tradición kitsch, Cecilia, con una mezcla de rebeldía, romanticismo y vulnerabilidad estudia temas aparentemente periféricos en el arte, como el artista entendido como ser humano expresivo, y no tanto centrándonos en la obra como producto acabado o como bien cultural.
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