El maestro puertorrealeño Daniel Barrera ha implantado un reto en el colegio Lomopardo ante la falta de horas de Educación Física. Pese a la falta de recursos, la escuela rural se reinventa y busca alternativas a través de la gamificación —técnica de aprendizaje que traslada la mecánica de los juegos al ámbito educativo-profesional— para atrapar al alumnado de forma personal y colectiva con el fin de conseguir mejores resultados.
En este sentido, en el CEIP Lomopardo han nacido ideas como el Rosco de Pasapalabra, varias Escape Rooms, scrabbles y trivials personalizados, o incluso parchís ortográficos "para una escritura creativas". Lo último ha sido La carrera de Lomopardo, juego en el que el docente puertorrealeño ha podido involucrar y atraer a todo el alumnado del centro educativo "para motivarlos hacia la práctica de actividad física continuada".
Según Begoña Gil, pediatra y responsable del Plan Contra la obesidad Infantil de la Junta de Andalucía, el 23% del alumnado andaluz tiene sobrepeso u obesidad, "convirtiéndose esto en una verdadera epidemia con perjuicios severos y prolongados para salud pública". Es por ello que el centro jerezano ha estado trabajando en torno a una alimentación saludable a través de programas como: Creciendo en Salud, potenciando el huerto escolar del colegio o la selección de un menú saludable en el comedor escolar. "Pero faltaba una pata, la práctica de actividad continuada", señalan desde el CEIP Lomopardo.
"Tenemos un horario de Educación Física insuficiente: un sólo día a la semana. Así que había que buscar fórmulas para ampliar de forma voluntaria el tiempo de dedicación a actividades aeróbicas saludables", destacan. Fue entonces cuando Daniel Barrera, maestro de Eduación Física en la escuela rural, planteó a la dirección el reto, en forma de juego, La carrera de Lomopardo.
Detalle de uno de los tramos del tablero. FOTO: CEDIDA.
El reto consiste en que cada clase podrá ir superando casillas en un tablero diseñado por la maestra de Pedagogía Terapéutica al recorrer kilómetros en una pista instalada y acotada para el juego en cuestión. En el tablero aparece una carretera con señalizaciones kilométricas, desde Lomopardo hasta León. Los alumnos deberán ir superando casillas que podrán hacer a través de gomillas que conseguirán al completar las vueltas en dicha pista.
Así, al final de casa sesión se cuentan las gomillas y se hace el cálculo en kilómetros totales para que el muñeco de cada clase vaya avanzando en el recorrido. Eso sí, serán los propios maestros los que deberán aportar evidencias a Daniel, de manera semanal, para que estos avatares avancen. Al ser un ejercicio por aulas, "se está logrando la implicación personal y la cooperación como medio para conseguir recompensas grupales al establecerse un ranking por participantes".
Según informan desde el centro, de esta manera lúdica, el alumnado está adquiriendo "conciencia de la importancia de la actividad física como hábito de vida saludable". No obstante, se trata de una actividad piloto que se ha puesto en marcha en la escuela rural hace cuestión de dos meses y que está teniendo gran aceptación entre las aulas.
"Todo ello es posible con interés y organización, y para eso los docentes de este centro son una maravilla", valora la dirección del colegio. "Sin duda, sería más fácil mirar fuera de nuestras cuatro paredes y culpar a las familias, la sociedad, el entorno… Pero esto no va a hacer cambiar nada. Desde nuestra escuela queremos que el CEIP Lomopardo sea el motor de cambio de este entorno desfavorecido al que hay que explotar, por su enorme potencial", concluyen.
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