Tsunami en una imagen de archivo.
Tsunami en una imagen de archivo.

¿Están los servicios sanitarios y de protección civil preparados para un evento de esta magnitud? ¿Está nuestro parque de viviendas para aguantar un terremoto mediano?

Casi todos mis pánicos infantiles vienen de los cuentos o de las películas de Hollywood. Uno de los miedos más grandes que tenía de pequeño eran los terremotos. Cuando tuve uso de razón, me di cuenta, con gran desazón, que ese miedo no era tan irracional. Aunque los terremotos siempre ocurrían en países lejanos, el riesgo de un terremoto en Jerez y por ende, en la provincia de Cádiz, no es tan improblable.

Nos lo cuenta la Historia: el 1 de noviembre de 1755 hubo un gran terremoto en Portugal, que destruyó su capital, Lisboa. Pero el terremoto tenía su epicentro en el mar y produjo el consiguiente maremoto que llegó a nuestras costas. En Cádiz, el mar alcanzó una altura de doce metros. La costa gaditana y onubense y pueblos como Conil o Isla Cristina fueron parcialmente borrados del mapa. De ahí que el Conil de hoy se encuentre tan lejos de la playa.

El causante de todo esto es una falla geológica. Nos cuenta la wikipedia:

La falla de Azores-Gibraltar o falla transformante de Azores-Gibraltar, llamada también Zona de falla de Azores-Gibraltar, es una gran falla geológica que se extiende hacia el Este desde el final del "rift" de Terceira en las Azores, prolongándose hacia el estrecho de Gibraltar hacia el mar Mediterráneo. Esta forma parte del límite de placas entre la placa Euroasiática y la placa Africana. El tramo situado al este del estrecho de Gibraltar está pobremente estudiado y es habitual considerarlo un límite "difuso". En algunos puntos cerca de la península itálica algunos geólogos creen que la falla conecta con una zona de subducción donde la placa africana está subduciendo lentamente por debajo de la placa euroasiática. La falla se mueve de forma lateral aproximadamente a un ritmo de 4 mm anuales, pero en los segmentos orientales aparecen puntos en compresión.

Resumiendo: el monstruo está ahí escondido, agazapado, moviéndose de vez en cuando, dándonos algún sobresalto frente al Cabo de San Vicente. Que parece que está lejos. Pero en la esfera terrestre no hay nada lejos y no existen las fronteras humanas. Todo esta introducción viene a colación de lo que quieren hacer con el gas en Doñana. Según la organización ecologista WWF la empresa Petroleum Oil & Gas España, filial de Gas Natural-Fenosa, quiere convertir el subsuelo de Doñana en un almacén de gas. Además, pretende abrir 14 pozos de extracción y 20 kilómetros de nuevos gasoductos, transformando para siempre el espacio natural más emblemático de nuestro país en un complejo industrial.

Según otra organización ecologista de prestigio, como es Greenpeace, nos dice que Doñana es una de las joyas de nuestro país. Protegida desde 1969 y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, alberga especies como el amenazado lince ibérico, el águila imperial o la cigüeña negra. Además, seis millones de aves paran en Doñana cada año en sus épicas migraciones entre Europa y África. Dunas, marismas y grandes extensiones de bosque y matorral conforman un conjunto de ecosistemas único. El proyecto de Gas Natural autorizado por el Gobierno central dentro del Espacio Natural de Doñana pone en riesgo la biodiversidad y el futuro de este espacio protegido. Y viene precedido por casos como el de la Plataforma Castor, creada también para almacenar gas y que produjo más de 500 terremotos y una indemnización con dinero público a la compañía de casi 1.400 millones de euros. Además, supone seguir apostando por un modelo energético basado en combustibles fósiles que alimentan el cambio climático.

El mismo Defensor del Pueblo Andaluz pide una evaluación de los riesgos de estas instalaciones en Doñana, tanto para el mismo parque como los posibles efectos sísmicos que pudiera producir. Ya entre Castellón y Tarragona, fue paralizado el Proyecto Castor por la aparición de sismicidad. A mí como habitante de la zona que quieren que les diga. No quiero alarmar a nadie, pero me asusta y me retrae a mis miedos infantiles. ¿Y si con estas operaciones en Doñana —aparte del posible daño ambiental al Parque que ya es grave— "despertamos" al monstruo de San Vicente? ¿Y si se provoca un terremoto de las dimensiones del de Lisboa? ¿Alguien puede garantizar que no va a ocurrir? ¿Cómo podríamos creerle?

Y voy a entrar en la segunda parte de todo esto. ¿Conoce usted, amable lector o lectora, cuáles son las medidas que tomará el Gobierno de la Nación en caso de un terremoto? ¿Están los servicios sanitarios y de protección civil preparados para un evento de esta magnitud? Y lo peor ¿le ha explicado a usted alguna vez alguna autoridad gubernamental, ya sea en los colegios, anuncios de televisión u otro medio de comunicación, cómo debemos actuar los gaditanos en la provincia de Cádiz en caso de terremoto o maremoto?

Y ahora, la tercera parte. ¿Está nuestro parque de viviendas para aguantar un terremoto mediano? Seguro que hay que hoy una legislación para ello, pero pienso en ciudades como Jerez o Sanlúcar donde existen viviendas apuntaladas o en Arcos, dónde hay muchas viviendas con problemas por los deslizamientos de terrenos. Ojalá que este artículo sirva para tomar conciencia y que no tengamos que decir nunca —si podemos— lo dijimos en su día.

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