Más salud pública para menos Covid-19

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Profesor de la EASP. Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Un turista en Granada, en pandemia.
Un turista en Granada, en pandemia. JOSÉ LUIS TIRADO

Los altos niveles de pruebas para el virus SARS-CoV-2, junto con el rastreo, el aislamiento y la cuarentena son medidas de salud pública que seguirán siendo cruciales en este 2021. Esto debe combinarse con el distanciamiento físico, reforzado si es necesario, con el uso juicioso de mascarillas y controles efectivos en las fronteras internacionales, además de la ventilación de los interiores, el mutismo y la higiene de manos.

La comunicación y aplicación de estos enfoques debe tener cada vez más en cuenta los diferentes antecedentes socioeconómicos, la diversidad cultural y las ubicaciones rurales o suburbanas, además de las ciudades. Los objetivos básicos deben ser:

1. Fomentar la participación escuchando a la población y apoyando a las redes comunitarias. Para hacer una adecuada comunicación en salud en las crisis de salud pública es clave que ésta sea bidireccional, por lo que es necesario establecer un diálogo con las poblaciones afectadas y con el público interesado. Es necesario un alto nivel de participación de la ciudadanía para mejorar la comunicación, pero también para aumentar la cohesión social, ganar salud y bienestar y disminuir las desigualdades sociales en salud.

2. Mejorar las acciones de comunicación en salud. Es fundamental que las redes comunitarias y el trabajo con agentes de salud comunitaria sean reconocidos y puestos en valor, legitimando la labor que realizan, muy especialmente en la esfera de los cuidados, muchas veces invisibilizados, y en el aumento de la resiliencia de la comunidad.

3. Facilitar las medidas estructurales y recursos necesarios de protección social y de apoyo a la ciudadanía.

La comunicación en salud en el marco de alertas de salud pública es una herramienta imprescindible para mitigar el impacto social y económico que puede suponer una crisis de Salud Pública. Una información transparente, veraz, rigurosa, comprensible y accesible, así como la escucha de las inquietudes y necesidades informativas de la población refuerzan la confianza ciudadana en la gestión de la crisis.

La OMS ha abogado desde el principio de la actual crisis por una comunicación proactiva y bidireccional, a fin de comprender las percepciones de riesgo, los comportamientos, las barreras existentes, las lagunas de conocimiento, así como para proporcionar a las comunidades y grupos vulnerables información adaptada a sus circunstancias. Y recuerda que las personas tienen derecho a ser informadas y a participar activamente en el proceso de respuesta a la pandemia.

De ahí que sea una obligación de las instituciones sanitarias establecer un diálogo mantenido en el tiempo con las poblaciones afectadas, por medio de diversos canales y a todos los niveles.

El acceso a la información es esencial pero no garantiza por sí misma la adopción de comportamientos preventivos. Existen otros factores que influyen en la adopción de los comportamientos deseados y deben tenerse en cuenta para determinar las estrategias comunicativas más adecuadas para prevenir la COVID-19:

● la comprensión de las informaciones relativas a la pandemia.
● la confianza hacia las instituciones.
● la percepción de riesgos.
● las normas sociales.
● el sentimiento de competencia y el papel del entorno.
● la resiliencia comunitaria.

La comunicación para mantener comportamientos preventivos deseados frente a la COVID-19 es importante que:

- sea fácil de comprender y analizar.
- suscite la confianza hacia las instituciones.
- informe de los riesgos evitando atemorizar a la población.
- actúe sobre las normas sociales.
- mejore la percepción de eficacia personal y colectiva.
- favorezca la resiliencia comunitaria.

Junto a ello, un despliegue óptimo de vacunas, de adecuados tratamientos y de otras intervenciones eficaces y seguras a medida que estén disponibles, incluida la mejora de las pruebas de antígenos para proporcionar opciones rápidas para la detección activa de casos son medidas que ayudarán sin duda.

La prevención y gestión eficaces de los problemas de salud a largo plazo que surgen de la pandemia, son fundamentales especialmente la mala salud mental y los efectos del COVID prolongado. Los programas de prevención y tratamiento deben dirigirse especialmente a las personas que son más vulnerables al COVID, incluidos los profesionales de la salud, los profesionales sociosanitarios, las personas mayores, las personas de grupos socioeconómicos bajos de nuestras CCAA, junto a trabajadores de servicios esenciales.

Un apoyo sostenido y mejorado para la investigación y la innovación para brindar el conocimiento y las herramientas necesarias para hacer frente a la pandemia, incluso cuando el número de casos es bajo será un añadido imprescindible.

Identificamos áreas de atención prioritaria, para garantizar construir un sistema que sea robusto y, sin embargo, lo suficientemente flexible para continuar con una mejor gestión de la pandemia.

1. Tenemos que permitir el despliegue ético y equitativo de vacunas, tratamientos y otras intervenciones.

2. Debemos monitorear los impactos de COVID en la salud, y la aceptabilidad, seguridad, eficacia y aceptación de vacunas, tratamientos y otras intervenciones.

3. Y finalmente, debemos ser capaces de responder a la evolución de la pandemia con la disposición a modificar las medidas de salud pública de manera adecuada. Se debe mantener la etiqueta de lavarse las manos con frecuencia. Estrategias como la cuarentena de hotel para viajeros extranjeros y el endurecimiento de las restricciones durante los períodos de transmisión de COVID en la comunidad son herramientas importantes. Junto a ello, es necesario seguir con un fuerte distanciamiento social, límites a las reuniones (particularmente en interiores), uso seguro del transporte público, uso de máscaras y aislamiento.

Ante la fatiga pandémica que tenemos, es importante:

1. Escuchar a la población para entender sus motivaciones y barreras desde distintos entornos de convivencia, laborales y educativos.

2. Apoyar redes y recursos comunitarios fomentando su participación activa.

3. Desarrollar entornos y prácticas seguras que minimicen el riesgo y permitan la adaptación de las actividades cotidianas.

4. Facilitar las medidas estructurales y recursos necesarios de protección social y de apoyo a la ciudadanía
5. Priorizar, consensuar y emitir mensajes homogéneos, basados en la evidencia, en todo el territorio nacional.

Todo ello ayudará a conseguir menos covid-19, a partir de establecer estrategias de más salud pública.

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