Crónica de una noche de verano "irreal" por el centro de Jerez

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Agentes del 092, en coches y andando, patrullan el casco histórico coincidiendo con la primera noche de ronda nocturna de los vecinos para luchar contra el botellón. "Esto no se veía desde hace tres años", critican.

Noche del jueves 25 de agosto. Un chaparrón acompañado de una tormenta eléctrica ha cogido desprevenido a buena parte de los ciudadanos que a eso de las diez están cenando por el centro. Mientras, en el corazón de intramuros algo se cuece. Hace meses que la asociación vecinal del Centro Histórico lleva reclamando al Ayuntamiento presencia policial en los alrededores de la conocida discoteca Bereber. La masiva presencia de jóvenes que hacen botellón de manera dispersa previo paso a acceder al local provoca ruidos y actos vandálicos. Ante la falta de respuesta municipal han decidido volver a patrullar las calles. No llamarán la atención de los jóvenes ni les conminarán a deponer su actitud. Tan solo harán funciones de notario para verificar los puntos donde se concentran.

El punto de encuentro es la plaza del Arroyo, a la 1 de la madrugada del ya viernes 26. Sin embargo, una hora antes, Alejandro González, presidente del colectivo vecinal, queda en la conocida cervecería Los Dos Deditos con varios vecinos de otro punto de los denominados calientes, la plaza Vargas. Y allí que llegan Fátima Zurita y su marido, Manuel. Todavía tienen colgados de los balcones pancartas con leyendas en las que piden al Ayuntamiento que resuelva los problemas de ruidos que sufren bajo su casa. Avisan de que no piensan quitarlos. Reconocen que los tiempos de botellones masivos pasaron a la historia, pero critican que sigue habiendo algunos bares que no cumplen la normativa y que permiten a sus clientes salir a la calle a consumir. De momento, Urbanismo ya ha clausurado uno de los locales de la plaza por motivos de licencia, pero los vecinos siguen señalando que hay otro que tampoco cumple con la ley. “Aquí nos critican por decir que tenemos Policía privada, aparcamiento privado y recogida de basura privada. Todo mentira. La Policía viene cuando se la avisa, el aparcamiento ya es público para todo el mundo desde que no funciona la pilona de la calle Pozuelo y yo para tirar la basura o me voy a plaza Monti o voy a José Luis Díez. Los contenedores que hay aquí son para los bares”, afirma Fátima, que añade: “Nosotros somos gente normal y corriente. Yo me levanto a diario a las siete de la mañana para trabajar en mi estanco”. Y finaliza: “llevamos 20 años con esto y es tan simple solucionarlo como hacer cumplir de manera estricta la normativa”.

Partimos hacia el Arroyo. Alejandro González se huele que ante el anuncio de la patrulla vecinal el Ayuntamiento haya dado orden de que la Policía vuelva al centro, entre otras cosas, para que quede constancia de ello ante los periodistas que decidimos acompañarles. Llegamos a la comisaría, donde ya aguardan una quincena de vecinos. Allí están viejos conocidos y luchadores del barrio, como Juana y Manolo, de la calle Salvador. O como Juan Manuel Díaz, alias ‘Chico’, de la plaza del Mercado, que dice que, camino aquí, ya ha visto algunos grupos en la plaza de San Lucas. Él mejor que nadie sabe lo que es el botellón en el centro. Sufrió en primera persona el botellón descontrolado frente a su domicilio, ya erradicado, pero confirma que este verano ha habido un nuevo repunte. “Sobre todo los jueves noches es criminal. Gente gritando, coches con la música alta… Lo que ya dábamos por resuelto está volviendo otra vez”. Chico confirma que la Policía Local no hace acto de presencia los jueves, aunque sí los viernes y sábados “cuando es innecesario, porque no hay nadie. El problema se da los jueves”, y critica al gobierno actual “porque no está haciendo absolutamente nada. Con el PGOU actual, el local de copas en cuestión no se adapta a la normativa”. Eso sí, avisa de que “yo no me voy a ir de mi barrio por un negocio. Mi familia vive en San Mateo desde los años 30 y ahí voy a seguir”.La ronda nocturna comienza a la 1 y 10 de la madrugada. La marcha toma, primero, dirección al Arco del Arroyo, donde a sus pies, en una esquina, vemos un grupo de unas 10 o 12 personas. No les echamos a ninguno más de 20 años, si es que incluso han cumplido los 18. De ahí tomamos dirección a la Cuesta del Espíritu Santo. Mercedes Domínguez, otra vecina, confirma que este verano está siendo “chungo, mucho peor. El año pasado Bereber estaba más tranquilo de público y la Policía acudía cuando se la llamaba. Ahora no. Parece como si hubiera desistido, lo que no sabemos si por orden de alguien”. Mercedes también cree que muchos de los jóvenes que hacen botellón por el centro “son de fuera de Jerez que vienen expresamente a la discoteca” y lamenta que desapareciera “el buen dispositivo policial que había antes. Aquí ya no se multa, y mientras la gente no se rasque el bolsillo…”.

Sin embargo, es hablar de la Policía y cruzarnos en la Cuesta del Espíritu Santo con una pareja del 092. “Ves lo que te decía. Esto es completamente irreal”, comenta Alejandro González. “Hacía tres años que no veíamos policía un jueves”. Cruzamos la calle Basurto, Benavente Alto, llegamos a la plaza Belén y de ahí, a Cabezas. Es la 1:30 y ya hay una cola enorme esperando a acceder a la discoteca Bereber. “Esta esquina es mortal, señala un vecino de Cabezas. Todos los jueves hay cotilleo de gente, peleas…”.Llegamos a la plaza del Mercado y para nuestra sorpresa –o no- pasa un coche de la Policía Local y, casi a continuación, otro. También llega la pareja que vimos unos minutos antes. Es la unidad Tango 10, que afirma que llevan patrullando a pie “desde las 23:44 horas. Y mire la hora que es, la 1 y 36. Sólo hemos hecho una parada de 45 segundos”, afirma un agente con una precisión milimétrica que llama la atención. Preguntamos si es verdad eso que dicen los vecinos de que su ausencia era prácticamente un hecho hasta esta noche. “Recorremos todo el contorno de Bereber para evitar que los chavales consuman en la calle y favorecer la convivencia de los vecinos…” señala el agente como si supiera la respuesta de carrerilla, aunque obviando nuestra pregunta, que volvemos a realizar. Entonces ya responde. “Sí es verdad que a veces trabajamos sobre mínimos y además tenemos que atender otras cosas”, indica, para finalizar diciendo que, a la postre, ellos sólo cumplen órdenes y patrullan donde se les ordena.

Los vecinos aguantan unos 15 minutos en la plaza del Mercado. Para entonces da tiempo a ver cómo los agentes llaman la atención a unos jóvenes que tiran unos vasos de plástico al suelo. La misión de los agentes, nos confirmaron minutos antes, es preventiva, así que no les multan. La ronda prosigue por Rincón Malillo, otro punto donde se suele hacer botellón a escondidas, aunque esta noche no hay restos que apunten a ello. Una pequeña tromba de agua nos pilla a la altura de Bodegas Tradición y nos hace resguardarnos a cubierto. Cuando escampa prosigue la marcha. Tomamos dirección hacia el entorno del Carmen, donde vemos a otro grupo de jóvenes bebiendo en la calle Juan de Abarca y restos de botellón en un lateral del ambulatorio de San Dionisio. Los vecinos vuelven al Arroyo y de allí tomarán por calle Salvador con vistas a volver a la plaza del Mercado. Pasan las dos y media de la mañana. Nosotros les dejamos, pero los vecinos seguirán patrullando un rato más a pesar de que más de uno tenga que levantarse bien temprano el viernes.

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Jorge Miró

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