Un revuelo de acordes rebota en las paredes de una clase de música donde ya no se soplan las boquillas de las flautas. Los alumnos observan una hoja mientras tratan de posicionar sus dedos correctamente para dar rienda suelta al Do mayor. Ni cogen aire, ni tapan agujeros. En sus manos sujetan un instrumento de cuatro cuerdas que está de moda.
“Cuando llego a la clase me doy cuenta de que los chicos ya tienen el ukelele en la mesa, veo que tienen ganas”. La voz de Maribel Albeli, de 24 años, se escucha en medio del jaleo de un grupo de niños y niñas entusiasmados que no paran de experimentar.
La profesora de música, en quinto y sexto de Primaria del Colegio Sagrado Corazón Carmelitas de El Puerto, enseña a los pequeños a afinar el nuevo instrumento desde hace dos semanas.
A la cantautora portuense se le ocurrió cambiar la flauta por el ukelele. Una propuesta innovadora que encantó al equipo directivo del centro. “Viendo que debido a la pandemia el uso de la flauta no está recomendado, decidimos dar una vuelta de tuerca”, explica Esther Gálvez, directora de Infantil y Primaria.
“Hay que tener paciencia, es más complejo que la flauta”
Así, el colegio se atrevió a salir de lo tradicional convirtiéndose en el primero de la ciudad que apuesta por esta alternativa. El instrumento que arrasa en las redes sociales como Tik Tok ya tiene su hueco en el aula. “Siempre he visto que se relaciona la educación musical con la flauta y es algo que no comparto. Creo que la flauta es un recurso más, pero no la base de la música”, explica Maribel rodeada de ukeleles de color “verde Vedruna”.
La joven se decantó por introducir esta “pulga saltadora” -significado del término en hawaiano- por ser un objeto económico y no muy pesado para llevarlo en la maleta. Su idea no es otra que hacer atractiva la asignatura con canciones actuales donde se distingue su sonido. “Es todo un reto”, reconoce la docente a la que le llamó la atención este instrumento cuando empezó a escucharlo de fondo en los temas de la cantautora Paula Rojo.
“Las familias me han apoyado desde el primer momento”
“Me vi reflejada en ella y decidí tocarlo”, cuenta la portuense, autodidacta, que siguió los pasos de su madre, también profesora de música, y entró en el mundo de la enseñanza hace tres años. Profesión que compagina con su carrera musical. Desde que grabó su primer disco Una y otra vez (2019), llena las plataformas digitales de sus letras. Su último trabajo, Cuando más querías (2021), con videoclip incluido.
La niña que se asomaba a la puerta de la clase de su madre para verla cantar, ahora, transmite a su alumnado esas ganas con las que ella empezó en el Conservatorio. Y lo hace a través del ukelele, ese desconocido cada vez más común que los pequeños reciben “con mucha ilusión”.
Según cuenta, los empiezos siempre son duros. “Hay que tener paciencia porque no es un instrumento que puedas aprender en dos días. Las cuerdas se desafinan y la madera se dilata, es más complejo que la flauta”, explica.
Horas de estudio que los niños están dispuestos a dedicar. No hay duda de que están encantados con esta propuesta que también se ha ganado la aceptación de las familias.
“Cuesta 20 euros y corre al cargo de ellas. Me han apoyado desde el primer momento, no han puesto ningún tipo de pega”, dice la profesora que, con paciencia, afina los ukeleles que venían con su funda, una púa y una cuerda de repuesto.
Con esta iniciativa, además de pasarlo en grande, los alumnos podrán poner en práctica la teoría musical y entender para qué sirve saber “que una blanca vale dos pulsos”. Es otra forma de dar respuesta a los contenidos teóricos que la portuense combina con los bailes, obras de teatro y composiciones.
Para ella, “el ukelele es el paso previo a la guitarra”. Quién sabe qué otros instrumentos entrarán en las clases dentro de unos años. De momento, los acordes invaden la clase de sexto.
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