Mujeres de acero de Sheffield. FOTO: TIM DENNELL
Mujeres de acero de Sheffield. FOTO: TIM DENNELL

Mujeres que relatamos nuestros sueños, nuestras denuncias, nuestras conquistas las pasiones de la vida y de otras vidas. Mujeres, por ser estas letras de manos femeninas, nuestras antecesoras tuvieron sus manuscritos en la noche oculta y fueron de tardío amanecer.

Leerlos es conocimiento de la historia real vivida, cimientos en los que él ahora se sustenta y crece… Describimos paisajes del libro sagrado con poesía, que es también guerra y paz principio e inmortalidad, es la enfermedad del alma y es la sanidad corpórea a través de los bálsamos escritos de los poetas que también leemos; nuestros poemas son alimento del alma en cadena de supervivencia, se escuchan los latidos de lo inerte que hemos convertido en lágrimas.

Nuestros cuentos nos convierten en niños o en dragones y siempre nos indican un final de canción. Mujeres escritoras y poetas, la necesidad, o el don de escribir eliminan barreras sociales entre nosotras. Campesinas, religiosas, marquesas… Escribir rompe las fronteras del lugar y del tiempo. Escribir nos permite volar como el águila y el poder estar desnudas o vestirnos mejor que Salomón y toda su corte… 

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