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Pensaba en esto ayer por la tarde mientras recogía del suelo una montaña de flores caídas, para convencerme de que mi granado no estaba viviendo por encima de sus posibilidades.

Las plantas saben, a su manera, y mejor que otros seres vivos considerados inteligentes, que sus recursos son limitados, además de variables según las estaciones y según los años.

Así, en función de la cantidad de luz, de espacio, de agua y de nutrientes disponibles en cada momento, las plantas escogen si les conviene crecer más alto o al contrario producir más hojas. A veces prefieren detener su desarrollo y reservar energías para el futuro. Por la misma razón, pueden decidir un año producir muchas flores pequeñas, o pocas flores grandes, o incluso no florecer en absoluto, prefiriendo posponer la reproducción y dedicar los recursos a otra cosa.

En cualquier caso, cuando una planta decide florecer excesivamente, como es el caso de mi granado esta primavera, no lo hace con ánimo de derrochar, sino como estrategia para asegurarse de que atrae a más polinizadores, aumentando las probabilidades de fecundación.

Pensaba en esto ayer por la tarde mientras recogía del suelo una montaña de flores caídas, para convencerme de que mi granado no estaba viviendo por encima de sus posibilidades, ni estaba dilapidando bienes ajenos, como hacen otros que no cabe nombrar aquí.  

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