El "escrache" al cura de Jerez

Foto Francisco Romero copia

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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Fin de fiesta en la Feria de Jerez después de una semana agotadora y llena de momentos agridulces cuando llegó el día esperado: sábado de Feria y reaparición del diestro José Tomás en los ruedos.

Fin de fiesta en la Feria de Jerez después de una semana agotadora y llena de momentos agridulces (recuerden la riña monumental del miércoles noche) cuando llegó el día esperado: sábado de Feria y reaparición del diestro José Tomás en los ruedos. Caras conocidas como la de Juan Carlos I, Carlos Herrera o Alfonso Merlos marchaban a eso de las seis y media hacia el coso jerezano para disfrutar del espectáculo taurino. Lo que nadie contaba, o al menos eso parece, es que se iban a encontrar con una concentración de antitaurinos, que aunque con más afluencia que en años anteriores, quedó claro, que en Jerez, aún necesitamos tiempo para madurar y despertar esa nueva conciencia que tan rápidamente está expandiéndose en ciudades como Sevilla o Madrid. A pesar de todo, se nota que son más los que van prestando su voz, entre ellos éste que les habla, para gritar alto y claro, que este bochornoso “espectáculo” no es cultura, ni patrimonio nacional, ni nada parecido. Es un escarnio injustificable en toda regla, aunque quieran hacernos ver lo negro color rosa.

Con gritos de “asesinos”, “la tortura no es cultura”, “esta plaza la vamos a cerrar” y todo un repertorio, unas veces acertado y otras menos, permanecimos desde las cinco de la tarde frente a la puerta de autoridades más de un centenar de personas. Fue mi primera manifestación contra la tauromaquia, y aunque contento, tengo que dar un toque de atención a todos esos compañeros animalistas que muchas veces mezclan temas como la política, el clasismo o la religión para hacerse oír. Debemos dar voz a los animales, cierto es, gritando alto y claro pero siempre de forma pacífica que lo que ellos ven como arte, no es sino una cruel, lenta y agónica matanza.

Lo que más me llamó la atención durante las dos horas que duró la concentración fue el momento en que un sacerdote jerezano apareció entre el público. De un momento para otro todas las miradas se centraron en aquella persona, el alzacuellos hizo una especie de efecto imán y empezaron a dirigirle toda clase de mensajes como “cura pecador, al paredón” y que nada tienen que ver con el objeto de la protesta. Algunos medios han considerado que aquello fue un “escrache” al capellán del hospital y del tanatorio, y déjenme preguntarles a estos señores qué cargo de representación política ejerce este señor, ni qué relevancia social tendrá para que se le pueda dar la categoría de ser escracheado.

Algunos compañeros no entendían cómo una persona que predica unos valores disfrute de eventos donde se maltratan animales, y díganmelo a mí, que soy católico practicante, pero aún estoy intentando entender qué tiene que ver el mensaje de Cristo con clavarle banderillas a un animal. Probablemente será que esa “teología” que algunos proclaman desde los altares se nos escapa a la mayoría de los mortales.

Por último no quiero dejar pasar el hecho de que ayer hubiese tantos niños pequeños en las plazas que, motivados por sus padres, llevan los capotes como juguetes, como también quiero denunciar que alumnos de Infantil de un colegio católico próximo a la plaza de toros lleve a clases de tauromaquia a los niños y lo cuelguen en su Twitter como si de leer, pintar o estudiar la anatomía de esos seres, que torturan y maltratan sin compasión los matadores de toros, estuviésemos hablando.

Dicho esto, agradecer su participación a todos los presentes, al Pacma que tan bien está trabajando, y decirle a este señor cura y a todos las taurinos que aunque algunos compañeros se equivoquen y lleven el mensaje por derroteros inadecuados, a pesar de que ustedes nos tachen a todos de agresivos o nos lancen latas de refrescos como hicieron el sábado, les recuerdo que esta semana dos antitaurinas fueron brutalmente agredidas en una plaza, que yo también he recibido cortes de manga de muchos de ustedes, insultos y vejaciones en la calle, pero el perdón está dentro de mis principios, como supongo también llevarán todos ustedes que se dicen cristianos, así que borrón y cuenta nueva para la próxima.

Lo que si les viene bien recordar es que por mucho que tanto gusten de rezar o santiguarse antes de ese sacrificio tan divinamente orquestado que montaron ustedes el sábado de Feria, también somos muchos los que imploramos aquella tarde a Dios para que de una vez por todas la plaza de toros de Jerez deje de ser ese templo del pánico, la muerte y el dolor en la que ustedes lo han convertido. 

Artículo escrito por Andrés Pérez Montilla.

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