A Kina Méndez le brillan los ojos de emoción cuando, de repente, recuerda que, después de tanto tiempo, vuelve a cantar en Jerez. Lo va a hacer este sábado, en La Guarida del Ángel, acompañada de su familia, los Méndez, en un recuerdo a la “tata” Paquera, como la llama ella. Después de doce años viviendo en Estados Unidos y tras mucho tiempo alejada de los escenarios —desde que entablara una compleja relación con el cantaor Diego el Cigala—, Kina regresa a su ciudad natal “con mucha ilusión” y con muchas ganas de “inculcar a sus hijos el arte flamenco” que, de natural, les corre por las venas.
Recibe a lavozdelsur.es en su casa, junto al árbol de Navidad, donde ya están sus músicos reunidos esperándola para comenzar el ensayo. Pone una sola condición antes de empezar la entrevista: no va a hablar del conflicto abierto con El Cigala, un tema que está judicializado tras ratificarse en sus denuncias por malos tratos físicos y psicológicos.
Es sobrina de la Paquera de Jerez, ¿qué recuerda de ella?
Recuerdo a mi familia reunida en un restaurante que tenía mi tío Paco, el padre de Jesús Méndez. Recuerdo a la tata Paquera, al tío Pili, al tío Eduardo, al tío Pata, a la Chati y a la Paca, disfrutando siempre de la música, en una juergas de órdago. Era una forma de vivir. No se puede expresar con palabras.
¿Fue entonces allí, en aquellas juergas, donde decidió que también quería cantar?
No hubo un momento concreto, es algo que siempre ha estado dentro de mí. Siempre he cantado, desde chiquitita. No obstante, yo hice tres años de Bellas Artes, pero lo dejé porque lo que a mí de verdad me llena, como de verdad soy yo, es cantando. Me di cuenta de que yo solo soy yo cuando canto, aunque no sea encima de un escenario, sino en una fiesta particular o en la cocina con mis hijos.
¿Con ellos también canta?
Sí, claro, para mí es importante inculcarles nuestra tradición, nuestra flamenquería, nuestro arte; que ellos sepan de qué familia vienen.
"Hice tres años de Bellas Artes, pero lo dejé porque lo que a mi de verdad me llena, como de verdad soy yo, es cantando"
Entonces, ¿por qué dejó de cantar cuando empieza con Diego el Cigala, el padre de sus hijos?
Porque entonces sentí que mi lugar estaba en la casa, cuidando de ellos, de mi familia. Además, tenía las circunstancias personales que tenía y, por decisión propia, por la situación que estaba viviendo con mis hijos, decidí dejarlo temporalmente.
Antes de retirarse para cuidar de sus hijos, compartió escenario con grandes figuras del flamenco, como Manuel Morao o Mario Maya, ¿con quién ha dicho: "Doy gracias a Dios por este momento"?
Hay tantos y tan grandes… Creo que en eso he tenido mucha suerte: he vivido unas experiencias musicales que ya están dentro de mí para siempre. [Suspira y, por el titubeo de sus labios, es posible intuir la emoción tan grande que la recorre al recordar a alguien]. Por ejemplo, he sido muy amiga de Juan Gabriel, con el que iba a hacer un disco homenaje a Rocío Dúrcal, que desgraciadamente no se pudo llegar a terminar. Trabajar con él fue para mí un verdadero regalo.
Y Estados Unidos, donde ha vivido más de una década, ¿qué significa para usted?
Es mi segunda casa. Allí dejo grandes amigos y compañeros. Vivencias muy bonitas de un capítulo de mi vida que aún no doy por terminado, porque no descarto volver allí con mis hijos. Por eso, yo digo con el corazón que América es mi segunda casa. [Hace una pausa para contener la emoción que le evoca aquella tierra]. Allí tengo una gran familia y las puertas abiertas.
Entonces, ¿se valora el flamenco en Estados Unidos?
Muchísimo. Y se valora el flamenco puro. Ellos no quieren “el flamenquito”, quieren al Agujetas, a la tata Paquera, a la Bernarda... Ellos son fanáticos del flamenco puro, tanto en el toque, como en el baile, como en el cante. Ellos beben de los antiguos.
Afición en Estados Unidos: "Ellos no quieren “el flamenquito”, quieren al Agujetas, a la tata Paquera, a la Bernarda... Ellos son fanáticos del flamenco puro"
Ahora que ha vuelto a su tierra natal después de tanto tiempo, ¿qué significa para usted cantar en Jerez?
Tengo mucha, pero que mucha ilusión, y muchísimas ganas. También son muchas las cosas que quiero decir y expresar en el flamenco. Además, me va a acompañar en el escenario parte de mi familia, mi prima Marga, mi prima Carmen Méndez, su marido, mi primo Joselito Méndez… Esto va a ser algo muy, muy especial, que no hacíamos desde que la Chati vivía.
¿Y tiene algún otro proyecto?
Sí, tenemos un proyecto de cara al Festival de Jerez. Voy a cantar el 18 de febrero, también en La Guarida, y ahí le queremos hacer un guiño a la tata Paquera. [Le tiembla la voz de la emoción al hablar de su tía]. Porque, después de 12 años en el extranjero, hay mucha gente que no se acuerda de mí y yo lo que quiero, con el corazón, es llevar el apellido de los Méndez a lo más alto que pueda. Y que la gente recuerde a la tata Paquera, no solo como cantaora, sino como la mujer gitana que era.
Comentarios