Fantasmas en Sancti Petri

Se habla de una niña de unos ocho años con aspecto algo desaliñado y descalza que suele rondar los alrededores de la Iglesia, la casa del guarda o las embarcaciones de la playa

Fantasmas en Sancti Petri. Otra zona del viejo poblado de Sancti Petri, en una imagen de archivo.
Fantasmas en Sancti Petri. Otra zona del viejo poblado de Sancti Petri, en una imagen de archivo.

En 1946, se forjaron los cimientos de las viviendas que albergarían a los almadraberos y chanqueros del atún, encargados de conservar, sazonar y sacar la mojama, terminándose por construir. De esta forma Sancti Petri se convirtió en una pedanía de Chiclana, con familias residentes durante todo el año y otras que venían de marzo a agosto durante la temporada de pesca.

Durante mediados de los 70 el atún empezó a escasear y finalmente en el 78 todas las familias fueron obligadas a marcharse, tras disolverse el Consorcio. Desde entonces, las casas, iglesia y tiendas se han ido deteriorando y ofrecen un aspecto desolador para los que allí vivieron, pero fascinante para los escasos visitantes que tienen la oportunidad de descubrirlo.

El poblado marinero de Sancti Petri es, sin duda, uno de los lugares más auténticos de Chiclana y Cádiz.

He ido a Sancti Petri en Chiclana para enterarme de una leyenda urbana local, referente a una aparición o fantasma que ahí se suele dar, vista por los vecinos o paseantes a cualquier hora del día aunque mayoritariamente  al atardecer cuando  nos encontramos  entre dos luces. En la recogida de notas, me he encontrado con que en la realidad son dos fenómenos o apariciones bien diferenciadas entre sí y no una como había escuchado con antelación.

Se dice, se habla de una niña de unos ocho años con aspecto algo desaliñado y descalza que suele rondar los alrededores de la Iglesia, la casa del guarda o las embarcaciones de la playa con aire triste y melancólico.

A parte de la niña,  entre las casas en ruinas se ve entrar o salir una figura masculina con sotana a quien no se la puede ver con tanto detenimiento y claridad como a la niña anteriormente nombrada, debido a la rapidez en darse la aparición de esta persona con sotana y sandalias  color marrón que aparece y desaparece en un santiamén.

¿Qué es un fantasma?

Todos hemos escuchado de ellos, algunos afirman que los han visto y existen muchas películas sobre fantasmas, pero ¿qué son en realidad?

Podríamos definir el término fantasma como la representación visual, acústica o táctil del cuerpo no físico de una persona fallecida que, por diferentes motivos o circunstancias de su transitar como ser humano por el mundo de la vida, se ve aferrado a la misma bajo otra forma de existencia no física, manifestándose de diferentes formas ante seres humanos (familiares o amigos dependiendo del grado de vinculación entre ellos u otras personas y desconocidas para éste ente) y en determinados lugares dependiendo de la carga psíquica existente para ellos y en ellos.

Cuando el fallecimiento de un ser se completa, de su cuerpo físico se supone que se desprenden los cuerpos etéreos (cuerpo mental, emocional y espiritual). Estos tres cuerpos que forman una unidad llamada cuerpo etéreo forman lo que se denomina el Cuerpo Astral. Se han constatado que tras el fallecimiento de una persona el cuerpo físico pierde (aproximadamente) unos 150 gramos de peso que muchos presuponen que se podría tratar del peso del cuerpo astral. No obstante todo esto no es más que un planteamiento especulativo. Es evidente y también se ha comprobado que esa pérdida de peso es común en todos los fallecidos y, en principio, no se debe a ninguna causa aparentemente explicable (perdida de tejidos, volumen de aire en los pulmones, líquidos o fluidos corporales, etc…).

Antiguo poblado marinero en Chiclana.
Antiguo poblado marinero en Chiclana.

El cuerpo astral, conformado por el mental, el emocional y el espiritual, tiene la capacidad de “despedirse” de sus seres queridos y de recorrer el mundo físico volando, así como los hechos que experimentó en vida. Una vez que el cuerpo astral hace lo que cree que tenía que hacer (en nuestra vida y en nuestro mundo de Vida), el cuerpo espiritual lo abandona y asciende a la dimensión luminosa que se vislumbra en los viajes astrales y en las experiencias de pre-muerte, dejando atrás al cuerpo mental y al cuerpo emocional. El cuerpo mental y el cuerpo emocional, entonces, conforman el cuerpo de lo que conocemos como fantasma o espíritu desencarnado, y este fantasma, sin la insuflación del espíritu esencial, comienza a desgastarse. El fantasma piensa y recuerda, y se puede manifestar y actuar en nuestro mundo físico a través de un médium, una casa encantada o una persona sensible para cumplir una promesa, para instruir o inspirar a un humano vivo, o para conseguir, a través de los vivos, lo que ya no puede conseguir como muerto.

Pero llega un momento en el que el cuerpo mental se despega del cuerpo emocional, y se reúne con el cuerpo espiritual, ya sea para vivir en el más allá o para renacer en la Tierra, y deja al cuerpo emocional solo. Este cuerpo emocional se convierte, al perder la capacidad de pensar y razonar, en un fantasma emocional, que sólo actúa por deseos y emociones, sin saber qué es lo que hace ni qué es lo que quiere, y, dependiendo de sus emociones, actuará sobre los seres vivos de la Tierra.

El cuerpo emocional está más apegado a la Tierra de los vivos y es que más trabajo le cuesta salir del mismo. Mientras se mantenga viva la llama del recuerdo en un mortal sobre el difunto en cuestión, su cuerpo emocional se mantendrá atado al lugar. Somos los humanos, en gran medida, los culpables de mantenerlos aún junto a nosotros en el recuerdo y bajo otra forma de existencia…

Sobre el autor:

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Eduardo Arboleda Ballén

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