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El nuevo Kia Optima Sportwagon es uno de esos típicos coches capaces de cautivar, a primera vista, a los amantes de los coches familiares. Sus líneas, puras y agresivas al tiempo, prometen excitantes sensaciones al conductor. El frontal conserva la estética de su hermana mayor —por edad, que no por tamaño—, la berlina. Donde todo cambia es en su perfil. Frente al trazo señorial de la berlina, el Sportwagon apuesta por un corte más agresivo, con una cintura que se eleva del frontal a la zaga, confiriendo al coche una estética marcadamente deportiva y futurista. Las llantas, de 16” ó 18”, según versiones, son en todo caso de aleación y ofrecen una perfecta ventilación al equipo de frenado.

En la zaga, los ingenieros han echado el resto para conferir al vehículo una estética agresiva. El amplio portón posterior está delimitado por unas generosas ópticas led que garantizan que seamos vistos en todo tipo de circunstancias. Y en la parte inferior, los difusores al estilo de los coches de competición albergan las dos salidas de escape, una a cada lado de la zaga.

Pero lo mejor se encuentra en el interior del vehículo. En Kia han apostado fuerte por este coche, dotándole de un equipamiento simplemente espectacular. La tapicería de piel cuenta con fileteados en rojo, dándole un look juvenil y deportivo. Los asientos, que brindan una buena sujeción lateral, disponen de todo tipo de reglajes, al igual que el volante, regulable tanto en altura como en extensión. La amplitud es norma en cualquiera de las 5 plazas de este coche. El maletero es realmente espectacular, con una capacidad de 553 litros y está equipado con un ingenioso sistema que evita el desplazamiento de las maletas por el mismo cuando no va lleno.

En marcha

Gracias a la multitud de reglajes disponibles de asiento y volante, es fácil conseguir una buena posición de conducción. En el volante nos encontramos al alcance de la mano izquierda los botones que regulan el uso del teléfono, mientras que en la derecha podemos accionar el control de crucero, gestionar el ordenador de a bordo o conectar el dispositivo que controla la distancia con los vehículos que nos preceden y del que hablaremos después. En todo caso, el sistema está pensado para que podamos emitir todas las órdenes mediante la voz, centrando las manos en la conducción.

Una vez arrancado, el motor diesel sobrealimentado de este Optima ofrece una rumorosidad más que aceptable. Basta colocar la palanca en la posición “D” para ponernos en marcha, puesto que la unidad testada es la que equipa la caja de cambios automática, de 7 velocidades. Algo que nos sorprende positivamente es la suavidad con que se producen los cambios de marcha. Ello se debe a que los ingenieros de la marca han montado un doble embrague.

El motor rinde una potencia máxima de 141 CV (104 kW) a 4.000 rpm, con un par máximo de 34,6 mkg (340 Nm) y se muestra sobradamente preparado para mover con gran agilidad al Optima. En carretera, nos llama la atención la agilidad de un coche de tan grandes dimensiones, comportándose con la brillantez de uno mucho más pequeño. Las suspensiones son independientes en las cuatro ruedas y se puede optar también por montar una suspensión gestionada electrónicamente.

Llega el futuro

Pero si algo nos sorprende sobre el resto de cosas es el ramillete de sistemas de ayuda a la conducción que nos permiten intuir lo que será la conducción autónoma. Comenzaremos por el LKAS —ya empezamos con las dichosas siglas difíciles de descifrar—. Pues bien, este dispositivo evita que el coche cambie de carril de manera involuntaria, es decir, si no hemos puesto previamente el intermitente. No es que avise acústicamente como hacen otros, que también, sino que corrige la dirección, tirándonos del volante. Esto lo permite la cámara y el radar ubicados sobre el marco del parabrisas delantero. Pero claro, el problema para nosotros, españolitos de a pie, está más en la carretera que en el automóvil. Y es que para que el coche se mantenga en el carril tiene que tener líneas bien pintadas que seguir, algo que en nuestras maravillosas autovías no siempre ocurre. Por tanto, aunque el sistema ayude, no debemos fiarnos mucho de que siempre vaya a actuar correctamente.

Y complementado al LKAS disponemos de un control de la velocidad adaptativo (SCC) que no solo mantiene la velocidad elegida, sino que, en caso de reducirse la distancia con el coche que nos precede la corrige para mantener suficiente espacio de seguridad. Los espejos retrovisores tienen sensores de ángulo muerto, avisándonos luminosa y acústicamente cuando un vehículo se nos ha situado en un punto que no podemos controlar con el retrovisor.

AEB —seguimos con la sopa de letras— es el nombre que se le ha dado al sistema de asistencia en la frenada de emergencia. Un radar de largo alcance detecta la posibilidad de que choquemos con otro vehículo o que atropellemos a un peatón e inicia la frenada de emergencia. En todo caso, si se compran el coche no intenten experimentos y si ven un peatón frenen ustedes, por si acaso. Se trata, de momento, de un dispositivo de ayuda, no sustitutivo del conductor.

Para que no tengamos excusa de no haber visto alguna señal, la cámara las detecta y nos indica, tanto en el cuadro como en la pantalla la velocidad máxima autorizada en cada momento. El dispositivo capta también las señales colocadas en el suelo por —lo comprobamos nosotros mismos—. Gracias al HBA, poniendo las luces en automático el coche cambia solo de cortas a largas y, como pudimos comprobar, funciona de maravilla no solo cuando nos cruzamos con otro vehículo, sino cuando alcanzamos a otro coche o moto.

El Auto Hold, como su nombre en inglés indica, es un dispositivo cuya función es la de “sujetar” el coche cuando nos detenemos en una pendiente. Es muy útil en atascos y demás, cuando nos coge en una cuesta arriba o cuesta abajo. Basta pulsar el botón y, una vez detenido por completo el vehículo, podremos retirar el pie del freno. El coche se mantendrá detenido hasta que decidamos reiniciar la marcha insertando una marcha y acelerando —en un manual— o simplemente acelerando si se trata de la versión automática.

Y la guinda final es el sistema de aparcamiento autónomo. Esto sí que parece auténtica brujería. Para ponerlo en marcha basta con detenernos y elegir si queremos aparcar a la derecha o a la izquierda y en línea o en batería. Basta ir pulsando el botón para que nos vayan apareciendo en la pantalla las 4 opciones posibles. Una vez seleccionada una de ellas avanzamos lentamente. El coche, gracias a una cámara de visión 360º, busca el sitio. Una vez localizado nos lanza una señal acústica –es decir, nos pita- y nos indica en la pantalla que nos detengamos e insertemos la marcha atrás y soltemos el volante. A partir de ahí empieza el festival. Acelerando muy poco, dejamos que el coche se ocupe de aparcar. El nos va avisando de que cambiemos a marcha adelante o marcha atrás hasta que deja el coche perfectamente cuadrado y nos confirma el fin de la maniobra.

Para abandonar el aparcamiento actúa de igual manera, pero una vez sacado el coche del aparcamiento nos comunica que es hora de que tomemos las riendas nosotros mismos. Y para los que prefieren sacar por sí mismos el coche del estacionamiento, el Optima monta un dispositivo que nos avisa si se nos aproximan vehículos tanto por la izquierda como por la derecha.

Conclusiones

En resumen, nos encontramos ante una opción más que válida para aquellos que busquen un coche espacioso, con un amplio maletero, pero que no deseen prescindir del placer de conducir.

El Kia Optima Sportwagon se ofrece, además de en la versión probada y equipada con el motor 1.7 CRDi, con dos motorizaciones de gasolina, una de 2.0 litros normalmente aspirada de 163 CV y una más deportiva, que monta el propulsor sobrealimentado de 2.0 litros y cuya potencia se dispara hasta los 245 CV.

Ficha técnica (unidad probada)

MOTOR

Diesel 1.7 CRDi

Tipo: De cuatro cilindros en línea, delantero transversal. Distribución: Cuatro válvulas por cilindro. Alimentación: Inyección directa. Refrigeración: Por líquido, con circuito hermético y electroventilador de mando termostático. Cilindrada: 1.685 cc. Diámetro x carrera: 77,2 x 90 mm. Relación de compresión: 15,7:1. Potencia máxima: 104 kW (141 CV) a 4.000 rpm. Par máximo: 340 Nm (14,48 mkg) entre 1.750 y 2.500 rpm.

TRANSMISIÓN

Tracción: Caja de cambios automática de 7 velocidades con sistema de doble embrague.

BASTIDOR

Dirección: De cremallera con asistenciaa eléctrica. Vueltas de volante: 2,6. Radio mínimo de giro: 5,4 m. Suspensión delantera: Independiente, de tipo McPherson, con resortes helicoidales, amortiguadores de gas y barra estabilizadora. Suspensión trasera: Multibrazo, con resortes helicoidales y amortiguadores de gas. Sistema de frenado: Doble circuito hidráulico con servofreno servo. Discos autoventilados de 300 mm de diámetro en las ruedas delanteras y macizos en las traseras, de 285 mm. Neumáticos: De 235/45 R18 . Llantas: De aleación, de 18”.

COTAS

Largo/ancho/alto: 4.855/1860/1470 mm. Batalla: 2.805 mm. Vías (del./tras.): 1614/1621 mm. Depósito de combustible: De 70 litros. Peso en orden de marcha: 1.560 kg.

PRESTACIONES, CONSUMOS Y EMISIONES

Velocidad máxima: 200 km/h; 0 a 100 km/h: 11,1 segundos.

Consumo (Urbano/Extraurbano/Combinado): 5,2/4,2/4,6 litros/100 km.

Emisiones de Co2 (g/km) combinado: 120.

PRECIO FINAL

Kia Optima 1.7 CRDi 1.7 Concept:                                                                    Desde 23.200 euros.

La versión probada: Kia Optima 1.7 CRDi DCT Pack Luxury                               33.750 euros.

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