Un menor de San Fernando ante las palizas de su padrastro a su madre: "Con los cascos puestos, llorando en su habitación"

El TSJA ratifica un calvario de violencia machista en una urbanización de La Isla. El agresor tendrá orden de alejamiento, debe pagar una indemnización y pasará cuatro años entre rejas

Violencia machista.
Violencia machista.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado la sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz por la que condena a un hombre a un total de cuatro años de prisión por delitos de maltrato habitual, amenazas y daños a su pareja cometidos en el domicilio donde residían en San Fernando. El relato que hace la sentencia de algunos episodios vividos en el domicilio particular es escalofriante no solo en lo que respecta a las palizas que recibía la madre en una espiral de violencia irrefrenable, sino también en cómo soportaba esta situación el hijo menor de ella, que convivía en la misma casa.

Según la sentencia, recogida por Europa Press, la relación de la pareja comenzó en diciembre de 2015. Tras cortar la relación y volver a retomarla, la pareja estableció su domicilio en una urbanización en San Fernando en septiembre, donde convivían con el hijo menor de ella.

Una vez ubicados en esa vivienda, el hombre comenzó a tener una conducta de "control" sobre la mujer, llegando a tratar de evitar que se relacionara incluso con miembros de su propia familia. Además de insultarla y controlar que no saliera sola a la calle o sin su permiso, el acusado comenzó a tener una actitud más violenta, dando golpes en las paredes y mobiliario.

Unos golpes que posteriormente pasó a propinarle a la mujer, mientras que el menor desarrolló un "gran miedo" hacia el hombre, "reprimiendo sus iniciales reacciones de acudir en ayuda de su madre y quedándose con los cascos de música puestos encerrado en su habitación llorando, siguiendo con ello el consejo que le daba para estos casos su progenitora". Finalmente, en octubre de ese mismo año, la mujer dio por finalizada la relación.

Por todo ello, la Audiencia Provincial condenó al hombre a dos años y tres meses de prisión por un delito de maltrato habitual, un año por el delito de amenazas y nueve meses por un delito de malos tratos de obra, además de medidas de alejamiento e indemnización. Una condena que fue recurrida por el acusado y que el TSJA ha desestimado y confirmado íntegramente.

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