Los centros de salud son la primera línea de contención del coronavirus, y son los lugares más expuestos a la infección. Así lo revela el hecho de que la mayor parte de los médicos fallecidos por esta enfermedad en el último recuento publicado por los colegios de médicos, que 14 de los 23 galenos fallecidos prestaban servicio en atención primaria.
Sin embargo, al menos en Andalucía, estos médicos llevan luchando "a pecho descubierto" desde el inicio de la pandemia. Los sanitarios de atención primaria llevan semanas "sin geles, sin mascarillas", denuncian. Y no fue hasta el miércoles cuando recibieron las primeras FFP2. Antes, atendían con mascarillas quirúrgicas, mucho más inefectivas para protegerse y que están destinadas principalmente a que los positivos no contagien a los demás.
Asimismo, la consejería de Salud en Cádiz ha retirado muchas de ellas por contar con problemas que evitan su homologación. En concreto, una de las partidas adquiridas no permite la filtración. De hecho, los sanitarios de hospitales denuncian que han trabajado con estos equipos defectuosos durante semanas. Esto puede provocar nuevos picos de infección, pues es más peligroso para el contagio el hecho de contar con falsas protecciones que dan sensación de eficacia que el hecho de no contar con ninguna, pues las medidas precautorias se relajan si se entiende que hay barreras efectivas.
Esto llega, además, cuando el Gobierno central ya ha comenzado a repartir mascarillas a la población que trabaja, debido a que a OMS ya apunta en estudios a que existe una alta probabilidad de el coronavirus se transmita por el aire, como uno de los realizados en el MIT. Esto significa que en espacios cerrados, el aerosol contaminado puede mantenerse en el aire durante horas con capacidad de infectar tras una tos. Los sanitarios, así, son los más expuestos, al estar en contacto directo con posibles positivos y positivos confirmados.
Las mascarillas sin filtro en los centros de salud, de tipo FFP2, de las que sí están homologadas pero que se mantendrán en uso más de una semana.
En los centros de salud, las entregas de material se han producido sin ningún tipo de referencia de cuánto tiempo deberá usarse. Las máscaras FFP2, que filtran el 95% de aerosoles, resultan muy efectivas para contener al virus. Sin embargo, con el uso pierden eficacia, sobre todo aquellas que tienen filtro. El uso continuado es también causa de la inefectividad, pues si se mojan o humedecen, los tejidos pueden transpirar.
"Dura un máximo de ocho horas, deberíamos tener al menos una por día. Este miércoles nos dieron una y Dios sabe para cuánto tiempo. Nos dicen que como poco una semana, es de vergüenza", señala un sanitario en un centro de atención primaria. A ese malestar justificado se suma la retirada de las mascarillas inoperativas.
Otras protecciones, como pijamas específicos, "ni se esperan", ni pantallas protectoras, a las que acceden sólo algunos equipos sanitarios a las que se les cede por parte de iniciativas solidarias. Éstas, por desgracia, no llegan a todos. "Hace mucho que no tenemos gel desinfectante", subrayan en otro centro, que tiene que lavar sus batas en casa, algo contraindicado en estos tiempos de pandemia.
Mientras, el Gobierno central afirma que ya ha mandado a Andalucía más de cuatro millones de mascarillas desde que se iniciara esta crisis sanitaria. "No sabemos quién está fallando, de quién son las mascarillas defectuosas", remachan fuentes sanitarias.
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