Cuando habla, y escribe, sobre las batallas de la Guardia Civil tiene la autoridad incuestionable de haberlas vivido en primera línea, sobre el asfalto, el barro, la lancha y la playa. Juan José Mateos San José (Ciudad Rodrigo, Salamanca, 1972) sufrió un atentado de ETA en el aeropuerto de Reus en 1996, cuando era un novato en la Benemérita.
El ataque, del que conserva diversas secuelas, fue insuficiente para asustarle o limitarle. Pasó a formar en el equipo de élite Grupo Antiterrorista Rural -luego de Acción Rápida- conocido como GAR.
Durante sus décadas de servicio pasó por Seguridad Ciudadana, Tráfico, Policía Judicial, Delincuencia Organizada o Patrimonio. Con el paso de los años decidió divulgar su experiencia combinada con un espíritu crítico. Conferenciante y escritor son las dos fórmulas que utiliza.
Con la publicación de tres libros -Arzalia Ediciones- llenos de testimonios, historias reales, "de sacrificio", asegura que ha cambiado de misión. Ahora es "luchar contra el olvido". Tras dedicar sus dos primeras obras -híbridas entre ensayo, reportaje y autobiografía- a la trágica y larga etapa contra ETA, ahora aborda la lucha desigual contra el narcotráfico internacional en Estrecho, la frontera salvaje del narco español.
Todas sus publicaciones tienen carácter benéfico. Con parte de las ventas de las primeras publicaciones costea excursiones de estudiantes universitarios de Guipúzcoa al Centro Memorial Víctimas del Terrorismo de Vitoria o realiza donaciones a viudas y huérfanos de miembros de la Benemérita.

La muerte de los dos guardias civiles arrollados en la bocana del puerto de Barbate el 9 de febrero de 2024 es el punto de partida de su exposición. Comparte el dolor como pocos, incluso fue compañero de uno de los fallecidos.
Desde esa trágica noche, se ha propuesto trasladar su "homenaje a los caídos" y su "búsqueda de la verdad" del Norte al Sur de España, de la lucha antiterrorista a una batalla contra el narcotráfico en una frontera que considera "la más difícil de Europa".
Pregunta: ¿Decide escribir 'Estrecho, la frontera salvaje', cuando sabe de la muerte de sus dos compañeros en Barbate, aquel 9 de febrero de 2024?
Respuesta: Sí. Hay que tener en cuenta que estuve en el GAR, el grupo de uno de ellos. Pasé por ese equipo hace unos años. Es una unidad muy pequeña y tenemos mucho vínculo. Los que están en fase operativa no tanto pero los que ya salimos de la unidad sí que mantenemos relación. No caía un miembro del GAR desde hace muchísimos años, desde Afganistán.
P: Sus dos primeros libros abordan la lucha contra ETA y este pasa al Estrecho de Gibraltar ¿Qué hay en común entre las dos etapas?
R: Aquella era una primera línea de lucha y riesgo. Esta es otra, desde luego.
P: ¿Aquel día, en el puerto de Barbate, marca para usted, como divulgador, una línea de no retorno en la lucha contra el narcotráfico en la zona?
R: No se había vivido nada parecido antes. Después de tantos años de lucha contra la ETA y su entorno, nadie espera que mueran compañeros de forma tan trágica, tan brutal, que caiga un compañero del GEAS y otro del GAR, de esa manera. Nos impactó a todos. Es verdad que han caído otros compañeros, en otros cuerpos, hace años, en persecuciones o en atropellos pero el caso de Barbate fue tan impactante, con un montón de personas jaleando...
P: Según su experiencia y conocimiento ¿cuánto pudo haber de negligencia y cuánto de infortunio, de desgracia?
R: Tenemos que partir de la falta de medios que hay. Este libro es una reivindicación, es un libro protesta. Hay límites que no deberían sobrepasarse. Ningún gobierno, ninguna nación o estado debería dejar que ocurra algo así por omisión, por no ofrecer medios, por no implicarse de una manera contundente. Nunca debería dejar que se llegue a esto y hubo avisos.

P: ¿Avisos de algo tan grave?
R: En 2017 hubo un asalto al hospital en La Línea con armas de fuego para liberar a narcos detenidos. Debió ser una gota que colmara el vaso. Fue terrible. El gobierno de entonces toma la determinación de mandar el GAR, el grupo antiterrorista en el que formé parte. Desde ese momento como historiador oficioso de la unidad o de la Guardia Civil, me centro en la situación en esta zona. Lo vivo pero además tengo muy buenas fuentes, compañeros en activo y gente que está por toda la geografía española que me explica la situación de la lucha contra el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar. Eso es lo que está en el libro.
P: Precisamente, en su libro aparece el desmantelamiento de la unidad especializada OCON como una clave en el deterioro de la situación
R: Y se hizo por una serie de patrañas, con vinculación de la Policía Nacional, de la Udyco y Asuntos Internos de la Guardia Civil que también hay que ser crítico con los de dentro de tu casa.
P: ¿El final de OCON coincide con el embrutecimiento del narcotráfico en la zona?
R: No vamos a decir que sea un estado fallido porque no lo es pero hay zonas de Andalucía, de lo que llamamos Estrecho, en las que evidentemente no se están haciendo las cosas bien. Es lo que pretendo contar con historias reales.
P: ¿En ese empeoramiento de la situación, en el final de OCON, hay más de error estratégico o de conflictos políticos internos?
R: Partiendo de los resultados que ofrece el OCON Sur desde que se funda en 2018 hasta que, por causas injustificadas, lo desmantela el gobierno con el apoyo de Udyco y parte de los jefes de la Guardia Civil, es un error por las cifras. Simplemente con mirar las cifras, los resultados, es un error. Nadie ha podido demostrar nada de lo que se achacó a OCON Sur para desmantelar una unidad con 130 compañeros. Es que no hay nada. Al jefe de aquel dispositivo y a los demás se les ha querido acusar de delitos que ni mucho menos se han podido comprobar. Todas las pruebas que se han aportado son falsas, como los mismos compañeros de Policía Nacional han declarado. Cinco dijeron que eran falsas y otros 30 afirmaron que no se acuerdan de nada. Es absurdo. Si el jefe de OCON hubiera sido corrupto, que es totalmente falso, lo habrían quitado pero sin desmantelar una unidad que está dando resultados. Encima una unidad low cost, mucho más rentable que la Policía Nacional, con dietas irrisorias y resultados tan buenos. Es totalmente absurdo.

P: ¿Cree que fue darle aire al narcotráfico?
R: Es que los narcos lo festejan. Celebran cuando eliminan OCON Sur. En el libro hay conversaciones telefónicas en las que ellos celebran que se quite el OCON. Antes de fundar esta unidad había muchos avisos, se hacían muchas intervenciones pero no había detenidos. El jefe del OCON empieza a romper eso, con operaciones de muchos kilos y, a la vez, de muchos detenidos. Eso, OCON los lleva a rajatabla, lucha contra el patrimonio de los narcos, contra delitos paralelos y, claro,los arrincona. Cuando se desmanteló, la situación retrocedió
P: ¿Comprende que un ciudadano pueda perder la esperanza si entiende que las luchas internas o entre cuerpos policiales tienen tanta influencia en la pelea contra el narcotráfico? ¿Fue todo una cuestión de piques o celos?
R: Fue prácticamente todo. La Guardia Civil, por norma general, tiene menos medios que la Policía Nacional. En temas de la lucha contra el narcotráfico, en Galicia, la Guardia Civil siempre estaba por delante aunque tiene menos recursos humanos y técnicos. Cuando organizan el OCON, el jefe hace una estructura perfecta porque tiene el mar, el aire y la tierra. En otro tipo de ámbitos, delincuencia organizada o incluso en terrorismo, siempre hubo piques pero hay unas estructuras de coordinación que deben hacer que no se mezclen operaciones. Se trata de que si tú tienes una investigación, no te metes en la otra. Lo que pasa, cuando abarcas tanto como OCON SUR, con tanto sacrificio personal, cuando se echan tantas horas, se sufre tanto, es que pueden aparecer más roces. Quizás el ministro ni se entere y si lo hace, también influyen los intereses con Marruecos. Al final, el perjudicado siempre es el ciudadano porque ha retrocedido mucho la lucha contra el narco.
"Algeciras es el principal puerto de Europa en importación de cocaína, ya no sólo de hachís. Cuando se cede tanto terreno policial, los que ganan son los malos"
P: ¿Al final de la historia, en el presente, estamos peor que nunca?
R: Ahora mismo, Algeciras es el principal puerto de Europa en importación de cocaína, ya no sólo de hachís. Cuando se cede tanto terreno policial, los que ganan son los malos. Los narcos han activado la ruta africana con una actividad que ni Pablo Escobar ni el cártel Medellín pudo tener. Y todo, ante la inacción de gobiernos, del que está, del que estuvo y del que vendrá.
P: Menciona a narcotraficantes conocidos a escala mundial, cita Medellín ¿realmente son situaciones comparables al Estrecho?
R: Esto no es Medellín, ni mucho menos, además no es ni comparable a otras zonas del mundo que sí son narcoestados, aunque Marruecos, de algún modo podría denominarse así. A Estados Unidos no le interesa señalar así a Marruecos porque es un aliado estratégico de gran potencial y le está comprando mucho armamento. Con todos esos elementos, tampoco hay que ser alarmistas. España no es un estado fallido ni el Estrecho de Gibraltar es una zona equiparable a un narcoestado. Decir eso es una barbaridad pero tampoco podemos cerrar los ojos. La superficie que Marruecos destina a plantación de hachís, esas decenas de miles de hectáreas, es comparable a lo que España usa para plantar patata o maíz. Y ni eso, ni llegamos a igualarles en superficie. También hay que sopesar otros factores. Marruecos es enemigo geopolítico de España. En 2021 abrió las fronteras y pasaron hasta 15.000 menores. Esa es la verdadera arma de guerra: el tráfico de personas. Y ahí sí que hay muchas más víctimas. La gente muere en el mar. O en tierra, como pasó en Melilla.

P: ¿La Unión Europea deja muy sola a España en esta lucha vinculada a una situación fronteriza inevitable?
R: Deja muy solo al gobierno español pero el problema es de España. En realidad, eso sólo lo sabe el Ministerio del Interior. Sólo ellos conocen la cooperación que reciben de Europa, la cooperación internacional con Francia, las operaciones conjuntas. Y Francia siempre coopera. Francia sabe, también, que no hay ningún tipo de colaboración por parte de Marruecos. Nada. Ni de Gibraltar, por supuesto. Marruecos utiliza el narcotráfico como arma de negociación internacional. No le interesa combatirlo. Eso está documentado. El Rey de Marruecos, este verano, indultó a más de 5.000 procesados por el cultivo del tráfico de hachís. Partamos de que no es un estado democrático, es una dictadura. El problema empieza por ahí.
P: Actuar en ese frente parece aún más difícil que la lucha policial
R: Es difícil. Otros gobiernos, otros países, a base de aranceles, podrían ponérselo mucho más complicado a Marruecos porque no coopera casi nada. Y si coopera en algo, como en el apagón, por ejemplo, es porque le interesa económicamente. La electricidad es cara, claro.
P: Cuando hablamos del Estrecho no sólo se habla de La Línea hasta Barbate, el conflicto abarca mucho más territorio, incluso a varias provincias.
R: Por supuesto. Ahora donde más trasiego hay es en el Guadalquivir porque los narcos se replegaron, ante la presión, en el Oeste.
"Que los jóvenes vean que una vez te metes ahí, no sales. Nunca. O vas a la cárcel, o te limpian los narcos o pagas la factura toda la vida"
P: ¿Entiende que algunos pueblos, como Barbate, Sanlúcar o La Línea, se consideren señalados, estigmatizados por un problema más amplio en lo geográfico y en lo social?
R: La población no vive ajena a esta situación. Y cuanto más pequeña, más lo nota. En los pueblos más pequeños, es evidente que la gente sabe perfectamente quién trapichea y quién está metida en el narcotráfico. La gente, lógicamente, tiene miedo, tiene que seguir adelante y le toca muy de cerca. Los que conviven con la gente del narcotráfico saben que tienen que tener mucho cuidado. Ya no digo los guardias civiles. Pero cada vez más, en esos pueblos, la gente ya no quiere trabajar ahí. El otro día hablaba con vecinos que se lamentan de que sus pueblos, Lebrija, por ejemplo, tenga zonas tan tocadas por el narco tráfico, donde es terrible lo que se mueve.
P: ¿Los medios de comunicación, el periodismo, incluso la ficción a través de series y películas, cumplen su función? ¿Hacen su parte para transmitir la situación en el Estrecho?
R: Creo que sí. He visto muchos reportajes. Veo todo lo que sale y, en general, creo que sí. Respecto a los medios, los hay más fiables y menos fiables, como ha sucedido siempre y en cualquier tema. En el tema cinematográfico y de series se está haciendo una labor importante. Hombre, a veces da un poco de vergüenza ajena cómo retratan a las fuerzas y cuerpos de seguridad por quedarse en el tópico. En general hacen un buen trabajo. A veces me gustaría que fueran más certeros y rigurosos pero se hacen cosas muy interesantes, películas y series significativas. Tienen una función importante de concienciación. Ayudan a que los jóvenes, sobre todo, vean que ese mundo que no es como lo pintan. A que sepan que una vez que te metes ahí, no sales. Nunca. O vas a la cárcel o te limpian los narcos o estás pagando la factura toda la vida.