Manzanilla también rima con "se encasquilla"

En lugar de centrarse en unir fuerzas para afrontar la pandemia y las reformas de calado que tiene pendientes, el sector pierde energía en debates como el de la manzanilla, con la Asociación de Bodegas de Sanlúcar dispuesta a llevar su programa de máximos a la Junta tras el no del Consejo Regulador a que este vino tenga consejo independiente

Una copa de manzanilla, en una imagen reciente.
Una copa de manzanilla, en una imagen reciente. MANU GARCÍA

Como en Rehab, aquella mítica canción de Amy Winehouse –por cierto, el apellido de la desaparecida cantante británica no puede ser más oportuno— el pleno del Consejo Regulador del Vino le ha dicho “no, no, no” a las bodegas de Sanlúcar que propugnan que la manzanilla tenga un consejo regulador propio. En realidad, no llegó a votarse porque eran 18 votos ‘no’ contra dos votos a favor, los de los vocales en representación de este vino (Barbadillo e Hidalgo-La Gitana por la Asociación de Bodegas de Sanlúcar, que a su vez supone alrededor del 62% del total de la manzanilla que se comercializa). “No, no, no” de Fedejerez, cooperativas, viticultores de Asevi-Asaja… y el “no” de Estévez (con vocal independiente), así, ya decimos, hasta dieciocho veces.

Y como en el título de la canción, los dos vocales de la manzanilla han dicho que por ellos “no rehab”, que no van a cambiar de opinión, que quieren una institución con funcionamiento independiente para dicha denominación de origen (DO) y que precisamente el hecho de que el pleno rechace esta propuesta acordada en la comisión de la manzanilla (sin carácter vinculante) lejos de hacerles desistir les insufla ánimos y les carga de razón, siempre según su punto de vista, para llevar el conflicto a la Consejería de Agricultura, próxima parada de este conflicto.

A este cronista le hubiera gustado que se hubiera producido una defensa en toda regla de la iniciativa para tener una idea precisa de lo que se está hablando. Y cuando decimos ‘precisa’ no nos referimos a la habitual enunciación de lo que podríamos definir como mitos fundacionales, derechos históricos y demás panoplia que acompaña a este tipo de reclamaciones para dar soporte a futuras declaraciones de secesión, autodeterminación o independencia que tanto tienen en común en su planteamiento con conflictos políticos que todos tenemos en mente. Hasta en lo etnicista (sustitúyase aquí por simple chovinismo).

Con ese ‘precisa’ me refiero a detalles estrictamente técnicos sobre cómo iba a funcionar ese consejo regulador independiente para la DO Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda y cómo iba a ser su inevitable relación con la DO Jerez-Xérès-Sherry e incluso Vinagre de Jerez. Por ejemplo, saber si al compartir ambas DO toda la zona de producción (el viñedo) los diez vocales que representan a los viticultores iban a ser los mismos –y cuando digo los mismos me refiero no solo a los actuales porcentajes de representatividad, sino directamente a nombres y apellidos- fruto de una única elección conjunta o si, por el contrario, Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda aspira a elección propia, incluso introduciendo algún elemento, digamos, distinto, en cuanto a la representatividad. También sería interesante, por ejemplo, saber qué ocurriría con los amontillados sanluqueños (es un tipo de Jerez), que de ‘jóvenes’ pudieron haber salido perfectamente al mercado como manzanilla. ¿Habría relación de colaboración con el Consejo Regulador primigenio o, por el contrario, se buscaría bibliografía en el sentido de que el término ‘amontillado’ –en algún caso no sin polémica— se utiliza en otras zonas vitivinícolas de Andalucía? Un ejemplo práctico: ¿si una bodega de Sanlúcar recibiera un pedido de amontillado para el que no tuviera suficientes existencias, podría comprar amontillado a bodegas de Jerez o solo a bodegas sanluqueñas? Otro: ¿Podría comprar vino ‘sobretablas’ para manzanilla a cooperativas que no sean de Sanlúcar?

En definitiva, la separación de Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda de su estructura común con Jerez-Xérès-Sherry es un tema muy muy complicado. No se trata de decir, bueno, se separa Manzanilla… y el resto queda igual, porque la realidad es que todo cambiaría. Todo. A bote pronto, de las decisiones que se fueran tomando es evidente que habría consecuencias para el sector absolutamente en todos sus ámbitos, ya que las relaciones de las dos cooperativas de Sanlúcar con el resto de cooperativas del Marco (son siete en total) y las bodegas de Jerez como clientes lógicamente se terminarían viendo afectadas, igual que Asevi-Asaja como bloque de viñistas para todo el Marco… es inevitable, y eso por no hablar de precios tal vez diferenciados de la uva si a Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, digamos, le va bien independiente (pero valdría el caso lo mismo si le fuera peor).

Pues de todas estas cosas son de las que estaría bien hablar. Seguro que se habla de ellas en el seno de la Asociación de Bodegas de Sanlúcar, por descontado, y en el conjunto del sector, pero no estaría mal que se hiciera de manera abierta, ya que desde el momento en que se toca a rebato –una vez más se ha hecho en la ciudad de la desembocadura del Guadalquivir, y van…- buscando y consiguiendo el apoyo de todos los grupos municipales del Ayuntamiento de Sanlúcar, el debate rebasa la esfera sectorial y un tema que, en principio, debería ser estrictamente económico se convierte en un asunto al que se invoca a la sociedad y termina entrando la política. Porque, al fin y al cabo, ¿qué buscan las empresas? Es muy simple: ganar dinero. Atendiendo a determinados criterios, prácticas, etc, etc, pero ganar dinero. ¿En esta nueva polémica se está hablando de cómo vender más manzanilla y con más margen? No, al menos no exactamente, al menos no en el planteamiento…

Miren, el otro día leí en un libro esta estupenda frase que he creído oportuno recuperar para este artículo: “Solo se pueden crear mitos históricos a través del olvido” (White Trash, Nancy Isenberg, acerca de la fundación de los Estados Unidos y la pervivencia a través de los siglos de lo que en dicho país se da en llamar basura blanca). Puede que el tema no tenga nada que ver, pero es ahí, en la recreación de mitos históricos, más o menos ciertos, más o menos discutibles, donde está instalada buena parte de la reivindicación de Sanlúcar. Por ejemplo, de unos meses a esta parte, en todas las notas que salen de la Asociación de Bodegas de Sanlúcar y del propio Ayuntamiento acerca de este asunto se hace referencia a que la DO Manzanilla data de 1933. No digo que no estuviera cerca de haberlo sido en dicha fecha, pero no lo fue. Que se planteó, hay constancia. Que hubo un borrador, vale. ¿Salió en el BOE como tal? No. Dicha DO como tal se aprobó a mediados de los 60 y, de hecho (este cronista ya estaba allí) tuvo que ser ‘apuntalada’ a finales de los 90 en la Unión Europea por el propio Consejo Regulador bajo la presidencia de Rafael Coloma porque tenía problemas de comprensión geográfica para los funcionarios de turno…

Lo que sí sé, por ejemplo, si vamos a hablar ya de todo un poco, es que hace cosa de diez, doce años, Aecovi-Jerez hizo un estudio a pie de campo, en viñedos de sus asociados (por entonces esta cooperativa de segundo grado agrupaba ya solo a cuatro de las siete cooperativas del Marco), en el que se demostraba que la uva de los pagos de zona costera, caso de Sanlúcar, presentaba una mayor salinidad que la de pagos de interior, a consecuencia, lógicamente, de su mayor exposición al viento procedente del mar. Es decir, se argumentaba con pruebas que una de las principales características organolépticas de la manzanilla, su salinidad, existe desde el mismo origen. ¿Qué ocurrió con este informe? Pues absolutamente nada. Fedejerez corrió un velo sobre el asunto porque no quería polémicas al respecto y las bodegas de Sanlúcar hicieron lo mismo porque al fin y al cabo también son propietarias de viñedo ‘tierra adentro’ y a ver si se nos va a ir de las manos esto de la especificidad. Tampoco nadie lo ha sacado a relucir ahora buscando elementos diferenciadores con el fino en el debate existente sobre la naturaleza de los dos vinos –primer capítulo de toda esta polémica— que aquí no se ha hablado por ahora de ‘perimetrar’ el viñedo del municipio de Sanlúcar (que al fin y al cabo supone menos del 20% del total del Marco… dándose además la paradoja de que buena parte de su producción va para Jerez) como estricto ‘proveedor’ de la manzanilla hipotéticamente independiente, porque con las cosas de comer no se juega…

Lo peor de todo esto este debate, en realidad, son las energías que se pierden. El nuevo Consejo Regulador lleva un cuatrimestre en el que todo está mediatizado por el asunto de la manzanilla: desde la repuesta a Europa sobre fino y manzanilla a la petición de consejo regulador propio y el anunciado amparo que se solicitará a la Junta de Andalucía. Y mientras, una agenda con temas de calado, como el futuro de los graneles, la ampliación de la zona de crianza o ‘los nuevos jereces’, solo por citar varios asuntos, se ve mediatizada completamente por esta lucha interna, basada más en nomenclatura que en conceptos… No quería citar expresamente el ‘prusés’, como ya han hecho distintas fuentes del sector para dar su opinión sobre este conflicto estableciendo analogías, pero al final –y este es el final- ¿Cuánto hace que propiamente no se gobierna en Cataluña? ¿Cuánto que todo el debate político en dicha comunidad está supeditado al ‘monotema’? Pues lo dicho. El Consejo Regulador del Vino le ha respondido sobre la independencia de la manzanilla con dieciocho voces –de veinte posibles— que no a (buena parte de) las bodegas de Sanlúcar… En un contexto en el que en vez de ver cómo se sale unido del gravísimo problema que supone la pandemia, en lugar de alcanzar grandes acuerdos, de dar pasos adelante en una agenda que lleva años ‘atorada’, el sector se apresta a ver qué pasa con este conflicto en su siguiente estación: Sevilla. De eso es de lo que se habla. De ver qué pasa en Sevilla, por cierto, esta sí una de las rimas clásicas en las poesías de alabanza a la manzanilla...

Sobre el autor:

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Carlos Piedras

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

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