Imagen de una plataforma petrolífera.
Imagen de una plataforma petrolífera.

El dólar puede cambiar la balanza por el lado de la demanda si sigue subiendo. 

El precio del petróleo fluctuó entre los 100 y los 120 dólares por barril desde 2011 hasta 2014, cuando se metió en una vorágine bajista que le llevó hasta el nivel de los 30 dólares por barril en 2016, para estabilizarse poco después en los 45-55 dólares desde entonces.

Hoy, el precio contrato de futuros sobre el crudo ligero estadounidense tipo West Texas tiene un precio de 52,5 dólares, pero ¿ha vuelto el equilibrio al mercado del petróleo?

La fuerte caída que sufrió el precio del petróleo tuvo su origen en la oferta. Las nuevas técnicas impulsaron la producción del petróleo bituminoso o ‘shale’ en el país norteamericano hasta que, en 2014, se convirtió en un país exportador, al superar los 1,5 millones de barriles diarios.

A partir de ese momento, el precio del petróleo se desplomó y provocó la caída de la producción en EE.UU. donde ya no era rentable para las nuevas petroleras del ‘fracking’ producir a esos precios.

No obstante, la determinación de algunos países de mantener la producción en niveles elevados (para impedir que se unan al mercado otros productores) junto al alzamiento de las sanciones a Irán ha impedido que los mercados lograran el equilibrio, por lo que las reservas de petróleo han alcanzado niveles récord. 

Así, el acuerdo firmado por la OPEP en Viena el 30 de noviembre debería marcar un punto de retorno. Los principales productores del mundo alcanzaron finalmente un acuerdo para reducir la producción, algo no visto desde 2008, y consiguieron también que otros países ajenos a la OPEP (Organización de Países Productores de Petróleo) se unieran a la iniciativa.

Los expertos todavía ven que el acuerdo está en peligro porque aún no se ha puesto en práctica. El consenso debería, no obstante, proporcionar un suelo al precio del petróleo, que no debería repuntar desde esos niveles dado que el volumen de las reservas sigue siendo muy elevado y un aumento de los precios impulsaría de nuevo la producción del shale en Estados Unidos.

La cuestión es que el petróleo se compra y vende en dólares y el dólar está moviéndose al alza en el mercado de divisas o forex contra todos sus pares. Así, aun manteniéndose estable la producción (oferta), el petróleo va a subir de precio para todos aquellos que lo deban comprar (demanda), y ya veremos si los países se pliegan a pagar más por el crudo o prefieren tirar de reservas a la espera de tiempos mejores.    

Para los inversores la duda está ahora en si invierten al alza en el petróleo y aprovechan que el dólar será un plus cuando transformen sus retornos en euros o si lo hacen a la baja, pensando en que esos 52 dólares son irreales si se cumplen los recortes de producción acordados en la reunión de Viena y se benefician de las caídas del crudo y de la subida del dólar mediante derivados.

Quizás la solución para los inversores en este 2017 sea mirar con un ojo al mercado de las materias primas siguiendo el cumplimiento del acuerdo de los países productores y, con el otro al forex, midiendo el repunte del dólar frente al euro.

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Jorge Miró

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