Tras una inversión de casi 548.000 euros, la nueva zona ajardinada de La Marquesa no termina de satisfacer a los vecinos de El Pinar y La Pita.
Casi 548.000 euros ha destinado el Ayuntamiento de Jerez en la construcción del Parque Forestal de la Marquesa, un anhelo histórico de los vecinos de La Pita y El Pinar que estaban hartos de vivir junto a un solar abandonado a su suerte.
Sin embargo, tras varios meses de obras, que comenzaron con el PP en el gobierno y han concluido con el PSOE ya en el Consistorio, el resultado no ha sido el esperado e incluso se diría que en algunas partes ha existido cierta relajación, ya que los acabados no son los mejores para una obra que casi alcanza un presupuesto de 100 millones de las antiguas pesetas.
Manuel Cazorla es el presidente vecinal de El Pinar, con quien visitamos las instalaciones acompañados del secretario de la asociación, Pedro Ruiz. “Mira éste albero. Ahora con el viento se levanta una barbaridad, pero es que cuando lleguen las lluvias esto se va a convertir en un lodazal”, señala Cazorla. Si bien habían acordado con el Ayuntamiento que los caminos serían de este material, al menos esperaban que éste estuviera “más apelmazado. Es que fíjate cómo te pones los zapatos”, afirma señalándolos. En efecto, ya tienen un color amarillento, casi como si hubieran salido de una caseta de la Feria del Caballo.
Siguiendo el camino amarillo, Cazorla señala los dos tramos principales que atraviesan el parque, desde la avenida Juan Carlos I hasta La Pita. Según se había contemplado, explica, estos dos deberían estar pavimentados, algo que tampoco ha sido así. Es más, en lugar de esto encontramos varias piedras, algunas de gran tamaño, en medio del carril. “Esto antes era una escombrera, y mira. Se ve que no han retirado todas las piedras y todo lo que había aquí, y ahora encima te las encuentras por el camino”.
El arbolado es otro tema de debate. Se han plantado 186 ejemplares y aunque “se nos dijo que se plantarían especies autóctonas, aquí la mayoría son pinos, que además son árboles propensos a las alergias y a plagas como las de las orugas procesionarias”, considera el dirigente vecinal. Eso, además, sin contar los ejemplares que han muerto. Al menos 15 árboles contamos secos. ¿Los motivos? Los vecinos piensan dos. Uno, las altas temperaturas del verano y dos, un suelo poco apto para que un árbol salga adelante. De hecho, en algunas partes parece como si no se hubiera ni limpiado el terreno que antes servía como escombrera.
La falta de papeleras –sólo localizamos una- y la instalación de bancos en zonas sin una mala sombra –“ya me dirás tú quién se sentará aquí en pleno verano”- son otras de las demandas vecinales, más allá de criticar el incivismo de algunos ciudadanos que ya ha abandonado sillas de playa, arrojado botellas de cristal y dejado sin recoger los excrementos de sus perros. En cuanto al parque canino anexo, construido a la par del principal, se preguntan por qué no se ha abierto al público si por contra ya se ha hecho lo propio con el resto de las instalaciones.
“Desde luego esto es mucho mejor que lo que teníamos antes, que no era nada, pero ya que se hace una obra, que se haga en condiciones y que cumpla con todo lo que se nos prometió”, razona Manuel Cazorla. En los próximos días, de hecho, los vecinos de La Pita y El Pinar mantendrán una reunión con los delegados de Medio Ambiente y Urbanismo para tratar la solución de todos estos aspectos mejorables, algo que además ya comprobaron in situ durante una visita con los vecinos celebrada recientemente.
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