Una vez más, tras los atentados de París, miles de personas han dirigido sus miradas a la comunidad musulmana. ¿Pasaría lo mismo si conociéramos lo que de verdad promulga el Islam?
Tras los atentados del pasado viernes en París, miles de musulmanes de todo el mundo condenaron por Twitter los ataques acompañándolos con el hashtag #notinmyname (no en mi nombre). El motivo, como cada vez que se produce una matanza de estas características por parte de Al Qaeda o Isis -sobre todo en suelo occidental-, que muchas miradas se vuelven hacia la comunidad islámica, a la que reprochan que se pueda acabar con una vida en nombre de Alá.
“El Islam no es violencia, al contrario”, relata Ibrahim Elilo, imán de la única mezquita que hay en Jerez, que recuerda al respecto lo que dice Alá en el Corán. “Quién mata a una persona sin que ésta haya cometido un crimen o sembrado la corrupción en la tierra es como si matase a toda la humanidad. Y quien salva una vida es como si salvase a toda la humanidad”.
“Cuando aparecen musulmanes, entre comillas, como los de París, siempre todas las miradas van hacia nosotros. Pero la religión y los individuos particulares son cosas diferentes, hay que saber distinguirlas”, reafirma Ibrahim, que condena, como toda la comunidad musulmana de Jerez los actos terroristas de París. “Es malo para toda la humanidad, no sólo para los franceses, es una amenaza para todos, incluida para la religión musulmana”.
La conversación con el imán transcurre en la mezquita de Jerez, cercana a la glorieta de Cuatro Caminos, junto a Ahmed Kaldi, presidente de la asociación Al Alad, que nos ayuda también a traducir las palabras de Ibrahim; y Juan Bautista de la Heras y Ana Hérica Ramos, miembros de la comisión de comunidades religiosas de la zona Sur, a la que también pertenece el propio imán.
Esta comisión, nacida hace 10 meses, tiene como objetivo el que todas las comunidades religiosas de Jerez –católicos, musulmanes y evangelistas- colaboren en el fomento de la convivencia de la zona sur en particular y de la ciudad en general. “Partimos de la convicción de que el hecho mismo de reunirse y realizar acciones conjuntas es un poderoso testimonio al servicio de la convivencia”, explica Ana Hérica Ramos.
“Nos dimos cuenta de que trabajar de la mano de las comunidades religiosas era también muy enriquecedor, porque no sólo promueven la participación dentro de la comunidad, sino que tienen un rol social y en el contexto de crisis en el que estamos queríamos relacionarnos con ellos para aprender cómo lo están haciendo y lo que están aportando”.
Más allá del tema político, que algunos como Ahmed considera que tiene mucho que ver dentro del Isis, Ibrahim recalca el religioso como fundamentalismo de estos terroristas que, vuelve a destacar, “no tienen nada que ver con el Islam”. A este respecto, Juan Bautista de las Heras recuerda que en las religiones “algunos llevan su fe a un extremo interpretándola de manera exagerada, lo que en ocasiones les lleva a generar violencia, porque quieren que todo el mundo sea como ellos, y al querer eso quieren imponerse a la mayoría a través del terrorismo y del miedo”.
Desgraciadamente, el desconocimiento del Islam -y en definitiva de todas aquellas religiones que uno no profesa-, hace que en ocasiones se produzcan episodios tan tristes como el de las pintadas racistas en la antigua sede de la Liga Morisca en la calle Rui López o el de insultos a ciudadanos por el simple hecho de ser musulmanes. Es por ello que desde la comisión de comunidades religiosas de la zona Sur también trabajan por intentar solucionar ese desconocimiento. “Se quiere visualizar que las diferentes religiones están unidas para superar esas deficiencias y problemas. Cada religión busca la felicidad de las personas y si cada una busca la felicidad y la paz, pongámonos de acuerdo para buscarla juntos. Y esa es una de las líneas que nos hacen sentarnos periódicamente, ver qué de bueno tiene cada una y qué podemos aportar para solucionar los problemas que podemos tener”.
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