Juan Meira regresa a Jerez tras el epílogo que han supuesto los últimos kilómetros desde Málaga, después de aterrizar procedente de Roma.

A las siete y media de la tarde de este pasado miércoles llegaba Juan Meira a la puerta de su casa de la calle Tornería, aquella que abandonó el pasado 22 de agosto para emprender un reto que nunca olvidará: la de unir Jerez con Roma en bicicleta para dar visibilidad a la enfermedad de la fibrósis quística.

En total han sido más de 3.000 kilómetros, una aventura que ha tenido como epílogo el trayecto entre Málaga (la ciudad donde aterrizó procedente de la capital italiana) y Jerez. Meira reconocía hace unos días a lavozdelsur.es que con estos últimos kilómetros buscaba reflexionar lo que había supuesto todo su viaje. Meira, tipo inquieto, no descarta nuevas aventuras en el futuro para dar visibilidad a otras enfermedades o problemas sociales. De momento, toca descansar y reponer fuerzas.

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Jorge Miró

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