"Ni había cartas ni precios; el casetero no tuvo delicadeza"

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José Ignacio Morales, la persona que denunció en Facebook los precios abusivos de la caseta del Consuelo, desmiente al encargado y disculpa a la hermandad: "Su hermano mayor es súper noble y coherente".

Ni había menús en las paredes ni las raciones son tan grandes como afirma el encargado de la caseta de la hermandad del Consuelo, gestionado por un catering de Albacete. Así lo corrobora José Ignacio Morales, quien el pasado sábado, tras comer junto a su mujer y su hijo pequeño en dicha caseta, denunció a través de Facebook el mal trato recibido por un camarero y los abusivos precios. Su publicación tuvo tanto impacto que se compartió más de seis mil veces en la red social.

Tras conocer lavozdelsur.es la versión del casetero y de la propia hermandad, Morales afirma que no es cierto todo lo que se ha informado a este medio y que no quiere quedar de “mentiroso”. “No es verdad que estuviera la carta en las paredes, como dicen ahora. La pedí y me dijeron que la lista de precios la tenían apuntada en una libreta. Los platos tampoco son tan grandes y el montadito ese que dicen que es mucho mayor de lo habitual tampoco es para tanto”.

Pero lo que más le indignó fue el trato recibido por el presunto encargado de la caseta. “Al ver que nos habían cobrado 36 euros y que encima me habían cargado una bebida de más, recuerdo que les dije que de esto al robo hay solo un paso”. La contestación de esta persona fue: Yo vengo aquí a buscarme la vida y si tengo que estafarte y a tus paisanos, lo haré. Tuvo muy poca delicadeza y es lo que me llevó a publicarlo en Facebook".

Sobre la retirada de su publicación, reconoce que no creía que fuera a tener la repercusión que finalmente ha tenido, pero afirma que él no va a la caseta para hablar con el hermano mayor, sino que le llamaron hasta tres veces. “Dio la casualidad de que la comida de empresa la tenía en la caseta de al lado y los camareros me buscaron varias veces, y la última ya estaba el hermano mayor, que lo primero que hace es pedirme disculpas. Se lo agradecí y le dije que no era quién tenía que hacerlo. Me pareció un hombre súper noble, educado y coherente y le dije que quitaría la publicación porque me consta que la hermandad hace una gran labor todo el año y que no es la culpable de todo esto, sino el casetero”.

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Jorge Miró

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