Antonio Pérez y María del Carmen Jiménez viven con sus hijos, de 15 y 11 años, en el núcleo rural de Fuente Rey. Ambos son dos de los alumnos más afectados por el cambio de adscripciones, ya que deberán recorrer a diario cerca de 80 kilómetros en autobús y tres a pie.

Antonio Pérez Gutiérrez y María del Carmen Jiménez Herrera viven con sus dos hijos en el asentamiento rural de Fuente Rey, un diseminado de cuantos conforman el gran Jerez. Él trabaja a diario como guarda jurado. Ella, como ama de casa. Su hijo Antonio, el mayor, cumple este año 15 y en el próximo curso deberá abandonar el CEIP La Ina —centro educativo que todavía conserva los dos primeros años de Secundaria— para estudiar tercero de ESO en el instituto de La Barca, si los cambios de adscripciones siguen adelante. Javier, el pequeño de la familia, de 11 años, continuará asistiendo al centro de La Ina. "Es un colegio muy bueno, es una pena que quieran cerrarlo. A nosotros nos viene muy bien, porque al tener comedor ellos están allí hasta la tarde, pero si lo quitan…", valora la madre de la familia. 

Habitualmente, para asistir a clase, sus hijos recorren tres kilómetros y medio a pie para llegar a la parada de autobús de Mojo Gallardo, la barriada rural más cercana. "Yo no tengo carnet, y cuando su trabajo se lo permite, los acerca él a la parada Chiquito", comenta María del Carmen, señalando a su marido. “Pero no puedo hacerle experimentos a diario a mi jefe”, añade él. Dicen que antes podían contar con la ayuda de los vecinos. "Y ahora ya ni los tenemos". Pero el principal problema de esta familia no son esos tres kilómetros y medio, ya que en comparación con lo que el único autobús escolar recorre desde la zona rural hasta llegar al CEIP La Ina, el IES Fernando Quiñones y el IES Vega del Guadalete, en La Barca, es una distancia ínfima. 

Con el objetivo de sensibilizar al delegado territorial de Educación en Cádiz, Juan Luis Belizón, la AMPA del CEIP La Ina y la barriada rural El Mojo, convocaron una concentración para realizar in situ el recorrido completo que deberán hacer los alumnos si se formaliza el nuevo plan de reestructuración educativa. "Veníamos denunciando que el cambio iba a suponer de 60 a 65 kilómetros diarios para ir a clase, pero cuando hemos comprobado la realidad nos plantamos en casi 80, lo que suponen dos horas de trayecto diario, a lo que hay que tener en cuenta que hemos hecho el recorrido en coche y sin paradas, no en autobús, que se traduciría en más tiempo", especificó la AMPA sobre el resultado del experimento. Antonio y María del Carmen, como otros padres del Jerez "olvidado", reclaman que el gobierno municipal, "o quien sea", incorpore dos líneas de autobuses para que el horario de los pequeños no se mezcle con el de los adolescentes. 
"Si hoy mis niños se despiertan a las siete de la mañana para ir juntos al colegio de La Ina, cuando el mayor tenga que ir al instituto... ¿mis hijos van a tener que levantarse a las cinco de la mañana para ir a clase?", se pregunta Antonio. Ambos prefieren que el mayor vaya al IES Fernando Quiñones, no solo por acortar distancias y porque es el instituto que siempre ha estado conectado con el centro de La Ina, sino porque allí tienen familia que quizá les podrían echar una mano. "Están tratando con niños". Dicen que no ha habido formalidad alguna por parte de la delegación territorial de Educación en Cádiz. "No vemos lógico que no nos hayan preguntado a nosotros, los padres". María del Carmen cuenta que estuvo en una de las protestas que se llevaron a cabo en las puertas de la delegación en Cádiz. "Fuimos en balde, no dieron la cara". Se siente impotente, pero asegura que seguirá luchando. "No hay otra". 

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Claudia González Romero

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