El palacio Riquelme de Jerez, donde se quiere ubicar el centro de investigación e interpretación de Asta Regia.
El palacio Riquelme de Jerez, donde se quiere ubicar el centro de investigación e interpretación de Asta Regia.

Los vecinos del Centro Histórico esperan que la ampliación de la ORA a San Mateo y San Lucas no suponga "una invasión del trabajador público".

Apoyo, a medias, a la ampliación de la ORA en San Mateo y San Lucas. Eso es, al menos, lo que se desprende de la reunión mantenida hace unos días por el delegado de Sostenibilidad, Participación y Movilidad, José Antonio Díaz, y la asociación de vecinos del centro histórico que preside Alejandro González.

Aunque desde el colectivo vecinal afirman no ver “con malos ojos” dicha ampliación al considerarla “una solución a corto plazo al problema del aparcamiento en el centro”, su sorpresa fue mayúscula al conocer que la misma será por once años.

El problema estriba en que los vecinos aspiraban a que buena parte de estos dos históricos barrios pasaran a ser, si no peatonales, semipeatonales, es decir, con un paso restringido de vehículos a base de pilonas y que acera y calzada fueran todo una, al estilo de lo que hoy día es la calle Tornería.

“Jerez no puede ser distinta al resto, y si centros como los de Sevilla, Córdoba o Granada están en buena parte cerrados al tráfico, aquí tendría que ser igual”, considera Alejandro González, que señala que “estos once años ya nos los comemos, pero hay que trabajar desde ya para que la ORA sea eliminado de las calles que en un futuro sean susceptibles de ser peatonalizadas”.

Del mismo modo, desde la Asociación del Centro Histórico esperan, de un lado, que una vez implantado la ORA “no haya una invasión del trabajador público. Vamos a mirar con lupa a quién se le va a dar la tarjeta”; de otro, que se solucione “la vergüenza de ver los coches de policías y administrativos aparcados en la acera a la espalda de la comisaría del Arroyo. Y lo mismo con los trabajadores del Obispado. No sé por qué tienen esos privilegios”; y por último, que las plazas de zona azul, en total 266 entre San Mateo y San Lucas, no se sitúen delante de los templos, para preservarlos de los gases y humos de los coches.

“El tema de Bereber está fatal”

Por otra parte, el tema de la discoteca Bereber, enclavada en calle Cabezas, sigue siendo un dolor de cabeza para los vecinos, que denuncian con el verano una vuelta del botellón a las calles aledañas.

El día 2 de septiembre mantendrán los vecinos una reunión para decidir si vuelven a patrullar las calles como ya hicieron hace algunos años, si bien el 9 de ese mismo mes se verán las caras con el delegado de Seguridad, Francisco Camas. Además de volverle a plantear el problema, le preguntarán sobre el expediente sancionador que, desde noviembre, está abierto contra la discoteca y que sigue sin resolverse. “Esto ya no es un problema político, sino del técnico que no le da salida al expediente”, señala González.

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Jorge Miró

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