La ONG Madre Coraje ha cargado el contenedor número 400 de ayuda humanitaria que envía a comunidades empobrecidas de Perú desde su sede en Jerez. Se ha tratado de un acto que ha contado con la participación de más de 200 voluntarios llegados de distintos rincones de Andalucía, como Cádiz, Granada, Sevilla, Huelva y Málaga. Según ha informado Madre Coraje en una nota, este tipo de actuaciones no se podría llevar a cabo sin la participación del voluntariado, que "es una pieza fundamental del gran puzzle que conforma Madre Coraje, entre cuyas piezas también se encuentra cada una de las personas que participan y se benefician de nuestros proyectos y acciones tanto dentro como fuera de nuestras fronteras", ha explicado Antonio Gómez, fundador y presidente honorífico de Madre Coraje.
Además, el acto ha contado con tres protagonistas de excepción, Hermila Duárez, directora de la Aldea del Niño Beato Junípero Serra; Clara Calderón, directora del centro de educación productivo de Camaná-Arequipa; y José Ramón González, delegado provincial de la Compañía de Jesús Perú. Estas instituciones peruanas reciben de forma continua materiales humanitarios enviados por Madre Coraje y "la presencia de Duárez, Calderón y González en este acto supone una inyección de energía para el voluntariado, porque les acerca la realidad de los niños, mujeres y hombres que reciben, en este caso, la ayuda humanitaria que gestionan los propios voluntarios", ha comentado Gloria Díaz, responsable de ayuda humanitaria de Madre Coraje.
Asimismo, Madre Coraje ha destacado que la jornada contó también con una cápsula del tiempo, en la que se introdujeron deseos que el voluntariado quiere ver cumplido cuando se cargue el contenedor 500 de ayuda humanitaria para Perú.
Con el apoyo económico de la Fundación la Caixa, la Asociación Madre Coraje a través del trabajo directo de las asociaciones peruanas CEPRODER, COPYME y CAC los ANDES ha llevado a cabo durante tres años el proyecto “ATINIYOQ CCAPAQLLAQTA- Pueblo Emprendedor” en 9 distritos andinos de la Provincia de Grau, en Apurímac, Perú. 31 organizaciones conformadas por 533 familias productoras de cuy, miel y aguacate o palta han participado en el proyecto. El proyecto ha apoyado además a 37 profesionales prestadores de servicio, 51 representantes de instituciones públicas de los gobiernos locales y 13 representantes líderes de organizaciones de la sociedad civil organizada.
Las familias han pasado de ser productores de autoconsumo a ofrecer sus productos en el mercado local con miras a expandirlo a nivel provincial y regional generándoles así mayores ingresos. El ingreso medio de las familias ha pasado de 138 a 211 euros mensuales y se prevé un incremento progresivo. Especialmente las mujeres han visto duplicados sus ingresos, consiguiendo mayor poder de decisión y aumentando su autoestima: “Me siento más libre para decidir qué hago con mi dinero”.
Un logro importante del proyecto es el impulso de Oficinas de Desarrollo Económico Local en la provincia de Grau que ha conseguido la implicación de las municipalidades. Además se han conformado espacios de concertación en los que participan instituciones públicas de nivel local y provincial y algunos programas del Estado, con quienes se ha generado un entorno institucional favorable para apoyar el desarrollo de las tres cadenas productivas. La principal fortaleza de la sostenibilidad del proyecto es el desarrollo de capacidades. Un 30% de las familias productoras logra mantener sostenidamente sus ingresos y se perfilan como líderes modelos que continuarán avanzado individualmente o asociadamente en la comercialización de sus productos tal y como afirma Cárdenas Saavedra, del Distrito de Curasco: “Estamos abriendo mercado, cada vez aprendemos más…”.
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