Los resultados de la investigación 'Adolescentes y abuso de las tecnologías de la información y la comunicación', ha sido presentado en el Campus de Jerez.

“Los niños abusan de las tecnologías desde que tienen un año, tienen el dedo tieso desde pequeños”. Esta es una de las situaciones que desde el público uno de los asistentes lanzaba a Víctor Manuel Marí, profesor de la Universidad de Cádiz, director de la presentación de la investigación Adolescentes y abuso de las tecnologías de la información y la comunicación. En 2015, un total de nueve menores de la provincia recurrieron a los servicios de Proyecto Hombre para tratar esta problemática, y tres chicos se han sumado en lo que va de año.

En la investigación realizada por la UCA y esta organización destacan como factores de riesgo, entre otros, el aburrimiento, la inseguridad y los complejos, la baja autoestima, los trastornos mentales u de comportamiento. A estos se suman, con independencia del tipo de familia de la que se trate –monoparenatal, monoparental con varios hijos, constituida por padre y madre…- la falta de control parental, de normas y límites claros, así como los problemas del hogar. “Influye el criterio educativo que haya en casa. En menos de la mitad de los casos no existía ningún criterio en la familia”, subraya Marí. También ha destacado la madre es quien suele acercarse, quien pide ayuda y asesoramiento a Proyecto Hombre. "Presumimos de que el niño maneja mejor las tecnologías, lo que lleva a perder la autoridad y lo peor es que asimilan competencias tecnológicas pero no desarrollan las competencias ideológicas".

El descenso en las notas, el cambio de conducta en clase, la agresividad hacia las personas de tu entorno, el aislamiento en sus habitaciones son pautas que evidencian un abuso de las tecnologías por parte de los menores, aunque cada caso es diferente. “No nos gusta referirnos a esta tendencia como adicción” afirma Marí porque aún faltan muchos datos, prefiere el término abuso, “adicción conllevaría un escalafón más en su estudio. Lo que estamos detectando es un fenómeno emergente que se está naturalizando” y aún queda mucho por investigar en este ámbito.

La infancia se ha convertido en un campo de consumo más, “se está mercantilizando con los niños”

¿Qué edad es la apropiada para que un menor tenga su primer móvil o videojuego? Es imposible de responder. Todo depende de la supervisión de los padres y las conductas permitidas. El estudio no se limita a cuantificar los datos, de él se extrae varias conclusiones y una de ellas es que la infancia se ha convertido en un campo de consumo más, “se está mercantilizando con los niños”.

Con este estudio, además se pretende superar dos visiones reduccionistas que predominan en la mirada hacia las TIC: "La naturalización de los consumos de los adolescentes y la excesiva moralización con la que habitualmente el mundo adulto mira y juzga los usos tecnológicos de los jóvenes. Unos usos que se mueven en un territorio ambivalente en el que, en todo caso, los jóvenes construyen su identidad y que es necesario analizar desde una perspectiva sociocultural", afirma Marí.

Lo peor de la naturalización es que el joven se convierte en un “cacharro roto” que sufre un proceso de despersonalización. Las consecuencias de este abuso se dejan ver a largo y medio plazo cuando los chicos y chicas quedan desprovistos de personalidad. Para proteger a los adolescentes del fenómeno multipantalla hay que fomentar las habilidades sociales para que se relacionen, la práctica de deporte y de aficiones, tener horarios edefinidos y espacios controlados de uso de las tecnologías.

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María Luisa Parra

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