La declaración como ZAS de tres áreas del corazón de Jerez ha desatado una ola de indignación entre hosteleros y empresarios de la ciudad, que cifran las pérdidas en un 70%.

La última declaración como ZAS (Zona Acústicamente Saturada) de la calle San Pablo y las plazas del Clavo y Vargas ha desatado una controvertida catarata de despidos, incivismo y el cierre por el momento de, al menos, un establecimiento. Más allá de solucionar los problemas de ruido en las noches del centro de Jerez, la declaración —en vigor desde que se publicó el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) del pasado jueves 29 de junio— ha acarreado tensión, disputas e insultos entre los vecinos y hosteleros de estos tres enclaves del centro de la ciudad. "Se han hecho tantas medidas para que los vecinos estén a gusto que los hosteleros no se esperaban estas denuncias, se han sentido engañados por los vecinos", señala a lavozdelsur.es Manuel García, presidente de la Asociación Unión de Comerciantes de Jerez (Asunico) y principal portavoz para poner solución a la declaración como ZAS de la calle San Pablo. "Estamos negociando alternativas con ellos para ir juntos de la mano al Ayuntamiento y que el gobierno municipal revoque la ZAS o ponga una serie de medidas menos restrictivas a los negocios de la zona", agrega. No obstante, después de las recientes pintadas en un domicilio de la calle Caballeros, Alejandro González, presidente de la asociación de vecinos del Centro Histórico de Jerez, responde tajante: "O hay un cambio de actitud, o diálogo, ninguno". 

Se tratan de tres zonas diferenciadas, dos en intramuros de Jerez y otra en el barrio de San Miguel, que tienen distintos orígenes de conflicto entre los que trabajan, disfrutan y residen en este mismo enclave. "No se pueden mirar a todos con la misma vara de medir", expresa García, quien comparte que "aquí hay que entenderse con los vecinos, no cabe otra". Mientras el presidente de Asunico habla para mediar en la calle San Pablo, otros como Javier Abreu, el actual dueño del Bar La Tornería —en la plaza del Clavo—, aguanta solo su vela."A mí no me ha llegado nada, yo me enteré de la implantación del ZAS cuando hace dos semanas vino la Policía a decirme que tenía que cerrar la terraza. El agente fue el que me dijo que había un bando de Urbanismo que me exigía quitar la terraza todos los días a las doce de la noche", explica Abreu a lavozdelsur.es. Según relata, el gobierno municipal lleva recibiendo denuncias por parte de los vecinos de la plaza del Clavo desde hace cuatro años, pero él se hizo con las riendas del negocio en noviembre de 2016. "Si hay denuncias, que yo no tengo ninguna, no creo que sean desde diciembre", incide. No obstante, el expediente de la ZAS se inicia a partir del mes de octubre pasado. Abreu reclama que la administración intervenga y medie entre vecinos a los que aún ni conoce, además de que, declara, "lo lógico es que el Ayuntamiento me hubiese avisado de las denuncias que acumulaba este local. Si lo hubiese sabido no lo hubiese comprado". 

En la plaza del Clavo son dos los negocios afectados. Si bien el actual propietario de La Tornería se ha visto obligado a despedir a su última empleada, El Kungfu cierra sus puertas este viernes 28 de julio. "Cierran porque no pueden seguir con esta situación, y no sé si nosotros llegaremos a agosto", lamenta Javier Abreu. El nacimiento de la declaración de Zona Acústicamente Saturada en este entorno, es totalmente distinto al de la calle San Pablo.

En el barrio de San Miguel, fueron los propios hosteleros, con la aprobación de los vecinos, quienes solicitaron que su zona fuera declarada ZAS. ¿Por qué? Basándose en la resoluciones anteriores de hace al menos una década, la ZAS significaba que la administración no iba a dar más licencias de apertura a otros hosteleros. Así, los vecinos evitaban un posible aumento del ruido con la llegada de nuevos locales y los hosteleros limitaban la competencia. Sin embargo, una vez publicada la resolución, se han encontrado con medidas que nunca llegaron a imaginar: retirada de veladores a partir de las doce de la noche y el cierre a la una durante los fines de semana. Con ello, el sector hostelero ha sufrido pérdidas del 70% en sus ventas, desde que se iniciase dicha resolución a principios del mes de julio. Y por su parte, el máximo representante de los vecinos del Centro Histórico declara que "el desconocimiento de la ley no les exime del cumplimiento".
Los vecinos también lamentan la ola de tensión que se ha generado a raíz de la resolución de la ZAS. "Estamos incomodísimos con esta situación y se está criminalizando a ciertos vecinos a través de las redes sociales". Tras el último episodio vivido el pasado jueves 27 de julio donde han aparecido insultos como "puta” o “zorra” pintados en una vivienda de la calle Caballeros, la asociación declara a este periódico que, bajo estas formas, "diálogo ninguno". Pero más allá de dichos enfrentamientos, ambas partes están de acuerdo en una cosa: el máximo responsable del problema es el Ayuntamiento de Jerez. "El Ayuntamiento se debe responsabilizar de sus acciones", indica Alejandro González, al tiempo que recuerda que si el teniente de alcaldesa de Urbanismo, Francisco Camas, revoca la resolución de la ZAS, estaría cometiendo un delito de prevaricación. "Todo esto es culpa de la administración", insiste González, y el sector hostelero coincide en dichas palabras. 

Finalmente, en la plaza Vargas el conflicto viene de años atrás. Pocos son los negocios del entorno que han querido declarar sobre su actual situación. "Estamos intentando solucionar esto por otras vías", confiesa uno de ellos. No obstante, el propietario del bar El Duplicado, Antonio Rodríguez, manifiesta que la "ZAS es una pantomima para joder a los bares". Dice que es absurdo declarar, una vez más, a la plaza Vargas como Zona Acústicamente Saturada, "porque ya teníamos ZAS con la Policía aquí todos los días". Pero para él, pagar una licencia que le permite permanecer abierto hasta las tres de la madrugada y que la administración le recorte dos horas, ha sido lo que le ha "terminado matando". "Yo probablemente cierre y no creo que abra. Estamos viendo si hay alguna fórmula para hacerlo, pero lo veo muy difícil. Y detrás mía viene otro, y otro y otro...", apunta. Y destaca que esta protección legal "se supone que es para todo el ruido", pero, si de verdad preocupara el ruido nocturno, se quitarían los adoquines de la plaza y el camión de la basura no accedería a las tantas de la noche. "Estoy cansado de esta historia", expresa consternado. "Yo he intentado que la plaza sea peatonal, he cambiado mi modelo de negocio para adaptarme a la idiosincrasia de la plaza y de los vecinos, y en vez de darme un poquito de apoyo y de juego, lo que han hecho es ir a por mí", remata. 

Por último, la asociación vecinal recuerda que la plaza Mina, España y la calle Muñoz Arenillas, en Cádiz, son espacios declarado como ZAS desde hace más de una década y, en cambio, "no se ha vivido esta escalada de insultos". "Están intentando transmitir la imagen de que a las doce está todo cerrado y es mentira", apostilla Alejadro González a lavozdelsur.es, al tiempo que los hosteleros de estos tres enclaves lamentan las dos horas de vida útil de sus negocios, horas clave del fin de semana, que les han arrebatado. 

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Claudia González Romero

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