Cerrar la Semana Santa no supone un alivio de trabajo para las cofradías, especialmente para aquellas que tienen ante sí montar la caseta de la Feria de Caballo; cada vez son menos ya que la opción de que la monte el empresario que la va a trabajar va ganando mucho terreno. Esta alternativa supone que el margen de beneficio para la cofradía será mucho menor. Si lo que se persigue es sacarle el mayor rendimiento económico posible a la Feria, hay que arremangarse, otra vez, y, en lenguaje coloquial, asumir todo un ‘marrón’ por el trabajo que implica. Desde hace una semana, más o menos, pisar el albero, colocar fachadas, interiores, adornos, cables… es el día a día de esta gente cofrade.
No solo se refiere a lo que es la instalación en sí misma, también volver hacer un llamamiento a los hermanos para que echen una mano. La respuesta suele ser cortita y al final se ven las caras en el albero los de casi siempre y algunos más. Se rebusca en la nómina de la cofradía a hermanos que sean fontaneros, carpinteros, pintores, electricistas o a cualquier ‘manitas’ que sea capaz, por profesión o por ‘afición’, de meterle mano a lo que sea.
Como ya ha informado lavozdelsur.es son 32 las hermandades de Jerez que estarán en la Feria, la misma cantidad que en 2019. De estas, 13 las trabajan los hermanos de cabo a rabo. Damos un paseo por el Real y nos detenemos en una de ellas para comprobar cómo es el día a día de los previos del comienzo de la celebración. Con la cuenta atrás del reloj que obliga a tener las casetas terminadas el sábado, todo son prisas y ajetreo, apretando el paso para terminar, tanto en la instalación como en la mucha burocracia que implica instalarse en la Feria: pago de tasas, luz, agua, la mercancía, los turnos de trabajo de los hermanos…..
Jesús Caro es el hermano mayor de la Hermandad de la Paz; lleva al pie del cañón desde hace ya muchos días: “llevamos desde el jueves aprovechando todas las horas y días de fiesta; cuando todo el mundo estaba pendiente de las motos, nosotros, montando la caseta”. “Trabajar la Feria es más complicado aunque cuadres a los hermanos que vienen a trabajar. En total 25 o 30 personas implicadas”. La de las Viñas mueve a unos 50 hermanos; es una de las más populares a la que su público nunca le falla. Tiene tres módulos mas una terraza de ‘regalo’. “Se hace muy pesado, cada año más; montar la caseta y después trabajarla todos los días porque al final los responsables de la cofradía siempre tenemos que estar pendientes aunque tengamos el cuadrante de hermanos cerrado”, explica el mayordomo David Aliaño, que aún no le ha dado tiempo de desmontar los pasos tras la Semana Santa.
En ese mismo paseo, las casetas de hermandades se suceden una tras otra, como la de La Misión, que en su interior reúne a hombres y mujeres de la cofradía, estas últimas cosiendo el techo de la instalación. Todas tienen casi culminado el montaje pero falta rematar y encima los chaparrones interrumpen o estropean fachadas y pinturas. El sábado será el banderazo de salida y aunque ahora todo son incertidumbres, por lo pronto, las reservas de grupos para almuerzos y cenas van a un “magnífico ritmo”.
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