Los que mejor conocen los autobuses urbanos, sus conductores, reconocen que los comprados al Ayuntamiento de Madrid ya deberían haber pasado a mejor vida: "La flota sale a diario por la implicación de los trabajadores".
El cuenta kilómetros del autobús de la línea 8 que conduce Ángel se paró, no se sabe cuándo, en los 396.000 kilómetros, suficientes para haberle dado la vuelta a la tierra 31 veces. Es un vetusto Iveco, matrícula BKJ, de los adquiridos por el anterior gobierno del PP al Ayuntamiento de Madrid en la época en la que Esperanza Aguirre, del mismo partido, dirigía el Consistorio madrileño. “La flota sale a diario por la implicación de los trabajadores”, afirma el chófer, diez años como eventual, ahora en la empresa municipal Ecomujesa.
Raro es el día que en las redes sociales no se publica una foto de un autobús averiado en cualquier calle de Jerez o se critica su estado. Los conductores, que bastante tienen con pasar largas horas al volante, con todo lo que eso conlleva, saben que en los últimos tiempos, en sus sueldos, viene aparejado el recibir multitud de quejas de usuarios. “Se comprende”, admite Ángel, que sabe lo que es quedarse tirado más de una vez con su vehículo. “Me suele pasar una vez cada diez días más o menos. A veces la avería se puede reparar en el sitio y otras veces no hay más remedio que llevarlo a las cocheras, pero de todas maneras eso ya obliga a tener que traer otro autobús, reubicar a los pasajeros…”. “Estos vehículos son prehistóricos, pertenecen a otra época. El trabajo que hacen los mecánicos no está pagado”, afirma, y reconoce que “la mejor flota que ha habido y habrá fue la de los Mercedes Citaro. Menos mal que todavía quedan algunos”.
Suspensiones, frenos, combustión o temas eléctricos son los principales problemas que afectan a los urbanos de Jerez. “En realidad yo creo que no deberían haber venido. Los que había, de haberse arreglado, podrían haber sido útiles. El problema es que muchos se dejaron ir cuando la empresa estaba en manos de Los Amarillos y ya no había manera de meterles mano”, afirma Manuel, chófer hoy en la línea 6. Al igual que prácticamente toda la flota, su autobús tampoco marca ya los kilómetros recorridos. “En los tiempos de Cojetusa –antigua concesionaria del servicio- creo recordar que cobraba por los kilómetros que hacían los autobuses”, señala Alejandro, otro conductor, mientras espera en la calle Corredera a que se cumpla su horario para ponerse otra vez en marcha. Al igual que otros compañeros, destaca la comodidad de los Mercedes Citaro en comparación con los actuales Iveco. “Estos son autobuses de batalla. Venían ya muy trabajados de Madrid y se nota. Se calientan muy pronto, el aire acondicionado se queda corto, no frenan tan suaves…”.
Un pasajero, escuchando la conversación, aprovecha para contar su experiencia: “si no se me han parado doce autobuses llevando al niño al colegio no se me ha parado ninguno. Yo le temo a la cuesta del zoo, porque es que directamente no tiran”.
A la espera de que el gobierno local adquiera los diez nuevos autobuses que anunció el pasado septiembre y que se anunciaron para 2016 a través de fondos de la UE –algo que parece complicado que se pueda hacer realidad, al menos este año- los conductores y los usuarios tendrán que seguir aguantando las incomodidades de una flota anticuada. Eso sí, los segundos, al menos, pueden consolarse sabiendo que el viaje les sale más barato que a la media nacional, exactamente 13 céntimos menos, según los datos que aporta un estudio de la Federación de Usuarios y Consumidores (Facua). A 1,10 euros, de las localidades que han entrado en el estudio en Andalucía, solo las localidades de Linares, Jaén y Almería, a 0’75, 0’98 euros y 1,05, respectivamente, son más baratas que Jerez.
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