seguridad_en_calle_medina_06
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La calle Medina cuenta desde febrero con seguridad privada para sofocar el mercadeo ilegal que se producía en la zona. Comerciantes y vecinos sufragan el gasto, aunque alguno se ha negado porque no considera adecuado pagar por una seguridad que debería garantizar la Policía.

El pasado 7 de noviembre una disputa entre dos súbidos rumanos acababa con una puñalada en la céntrica calle Medina. El suceso, que afortunadamente quedó sólo en un susto, significó el "basta ya" de los comerciantes y vecinos del entorno, que llevaban tiempo denunciando el trapicheo, las peleas y la mala imagen que daban estos ciudadanos frente al conocido comercio de compra y venta Cash Converters.

Si hace ya un par de años el Ayuntamiento decidió colocar pivotes frente al comercio para que los coches no pudieran aparcar allí -y con ello evitar que estas personas mercadearan a escondidas- fue tras la puñalada cuando decidió reforzar Medina con más patrullas del 092. La Policía Nacional, por su parte, también tomó cartas en el asunto y reforzó su presencia durante la época navideña. Sin embargo, tras las fiestas la presencia policial disminuyó, lo que hizo pensar a comerciantes y vecinos la posibilidad de contratar seguridad privada para evitar que los indeseables volvieran a campar a sus anchas.

En un principio, fue el propio Cash Converters quien se hizo cargo en exclusiva de la seguridad, si bien esto obligaba a que el mismo sólo estuviera presente en el comercio. Por ello, para dar mayor seguridad a la calle, diferentes comerciantes y vecinos decidieron desde febrero pagar también una parte para que el vigilante tenga mayor presencia, en concreto desde el tramo comprendido entre el hotel Joma y el Villamarta

Llegados a este punto se abre un debate: si pagamos impuestos para, entre otras cosas, tener una Policía Local. ¿Por qué es necesario llegar a este extremo?

Esto mismo se lo han planteado algunos comerciantes, algunos de los cuales ha aceptado pagar, mientras que otros se han negado a abonar un dinero extra al mes por una seguridad que piensan debería dar el propio Ayuntamiento. Es el caso de Mari Paz Collado, propietaria de Lorena alta costura. "Nos están poniendo mil trabas. Desde que me levanto ya estoy pagando, y aquí sólo de contribución son 1.500 euros. Y luego pago también mi alarma como para encima tener que pagar un seguridad pagando como pago mis impuestos", señala la comerciante, que así y todo indica que "me parece muy bien que se ponga, pero el que pueda pagarlo, porque hay veces que no me meto ni un euro en el bolso. Y eso que yo tengo suerte de poder seguir aquí, porque hay otros que no van a poder decir lo mismo" (justo enfrente suya, en Socorro Vega, un cartel de liquidación por cierre luce en la puerta).

Mari Paz Collado también piensa que se ha creado "psicosis" con el tema de Medina, algo que afecta a las ventas -"alguna clienta ya me ha dicho que no viene por esta gente"-, a la par que afirma tener miedo "sólo de una carta de hacienda". Y eso que en su comercio ya han intentado robar. "En navidades pillé a uno llevándose una chaqueta. Me fui detrás de él, lo cogí del hombro y le dije que estaba jugando con el pan de mi familia".

En Tintorería Pina, a escasos cinco metros de Cash Converters, su propietario, José María, reconoce que la situación, sin llegar a normalizarse del todo, "está mucho mejor", y aunque también lamenta que "hayamos tenido que llegar a esto pagando impuestos", paga la cuota, unos 20 euros, con gusto con tal de no vivir las situaciones que se llegaban a vivir. "A mi madre, con 70 años, la puñalada le cogió delante. Lo mejor de todo es que el que la dio, a la semana siguiente ya estaba aquí otra vez vendiendo".

Otro negocio que paga una parte de la cuota mensual de la seguridad privada es precisamente uno similar a Cash Converters, ya que es otra tienda de compra y venta, City Finance. Antonio Ruiz y Antonio Barriga también reconocen que la calle está "más tranquila", aunque "esta gente aprovecha cuando el vigilante se va a comer para acercarse por aquí". 

En Pleximar, negocio regentado por el presidente de la Asociación Unión de Comerciantes de Jerez, Asunico, Manuel García, afirma que la medida que decidieron tomar se debe, de un lado, a que "la policía se siente muchas veces atada de pies y manos, porque esta gente sabe latín y conocen hasta dónde puede llegar la Ley". De otra parte, entiende que "si no cortamos esto ahora se puede producir un deterioro de la calle con la pérdida consiguiente de clientes. Además había un ambiente que no invitaba a salir a la calle".

Por último, desde el punto de vista de los vecinos, el presidente de la asociación vecinal Albarizuela-Los Descalzos, Antonio Calvo, señala que la situación llegó a tal extremo que se hizo necesario contratar seguridad privada. "Era de miedo, y esto daba muy mala imagen, y además pagando una pasta por vivir aquí, porque mis impuestos son los mismos que los de la calle Larga".

En cuanto al tiempo en que podrán seguir pagando un vigilante, Calvo no da fechas, aunque reconoce que esto "no puede ser para siempre. Imagino que dejaremos un mes sin vigilancia como prueba y dependiendo de lo que veamos haremos una cosa u otra".

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Jorge Miró

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