Detenidos, denuncias, amenazas... Más capítulos del problema enquistado en plaza Vargas

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Vecinos y bares reconocen que la situación es insostenible tras el último y triste episodio protagonizado entre el padre de un hostelero y la policía, pero no hay ningún tipo de acercamiento entre las partes.

Los sucesos ocurridos la pasada madrugada del sábado 27 de mayo en la plaza Vargas han supuesto otra gota más para un vaso que ya está a punto de colmarse. Lejos de acercarse posturas, el conflicto que desde hace años afecta a vecinos y hosteleros sigue sumando capítulos, a pesar de que la situación en la plaza no es tan problemática como en los primeros años de la década del 2000, cuando el botellón era fijo en este enclave prácticamente cada fin de semana.

Como se recordará, los hechos ocurrieron sobre las 00:30 horas del ya sábado 27 de mayo, cuando el padre del propietario del bar El Duplicado, A.R.R., era detenido después de encararse con unos agentes que, subidos en su coche, estaban realizando funciones de vigilancia en la plaza. Tras pasar la noche en calabozos, A.R.R. era puesto en libertad. En un juicio rápido ha sido condenado al pago de una multa durante cuatro meses tras ser condenado por un delito de atentado contra agente de la autoridad. En un comunicado, el Ayuntamiento afirma que dicha persona “golpeó” a uno de los policías en el hombro y, una vez detenido, no paró de lanzar patadas y puñetazos, algo que niega el hijo de éste.

Los hechos fueron presenciados por numerosas personas que en ese momento se encontraban en la plaza. Algunos de estos testigos afirman a lavozdelsur.es que el lugar se llenó de coches policiales y que algunos de estos vehículos llegaron a toda velocidad a Vargas.

Antonio Rodríguez, hijo del implicado, reconoce que su padre se alteró al comprobar una vez más la presencia policial en la plaza, lo que, entienden, “ahuyenta” a su clientela. Y se pregunta: “Si la Policía se supone que viene por el tema del ruido, ¿tiene sonómetros para medir el nivel? ¿Han realizado los agentes el curso que se exige para ello? Al final no controlan el ruido. Lo que hacen es dejar mal a la plaza, porque el que pasa y ve un coche de policía en la puerta, no para”.

Rodríguez, que tuvo que hacer una importante reforma en su negocio para convertirlo en un bar de tapas, en lugar del bar de copas que era antes, afirma que, “al igual que la asociación de vecinos del centro histórico, lo que yo quiero es turismo de calidad, la peatonalización del centro y que se cumpla la normativa”, señalando a “uno o dos vecinos” como la causa de que la situación en Vargas no se haya normalizado, al considerar que no quieren reunirse con ellos para poner soluciones que satisfagan a ambas partes. Igualmente, afirma que ha ido a Urbanismo “por octava o novena vez” para hablar con el delegado, Francisco Camas, así como con el responsable de Disciplina Urbanística, porque entiende que en la plaza “los vecinos no pueden poner carteles”.

Horeca: "Si está la policía no se puede incumplir la normativa, luego ¿cómo dicen que se sigue incumpliendo?"

Desde la patronal hostelera Horeca, Antonio de María Ceballos, su presidente, afirma al respecto del último suceso en Vargas que “las cosas, cuando no se arreglan bien, terminan dando problemas”, y recuerda que “nosotros ya hicimos lo que había que hacer. Horeca se comprometió a quitar los bares de copas para hacerlos de tapas y eso ya lo ha hecho El Duplicado. Pero también se dijo que faltaban las terrazas para que se peatonalizara la plaza y hacer las ventas y el Ayuntamiento no ha hecho nada”.

En cuanto a la masiva presencia policial que denuncian los hosteleros, De María afirma que “no voy a cuestionar lo que el Ayuntamiento cree que tiene que hacer, pero lo que no se entiende es que los vecinos digan que no se cumple la normativa. Si está la policía no se puede incumplir, luego ¿cómo dicen que se sigue incumpliendo?”. En cuanto al otro bar que está en el ojo del huracán, La Barbería, señala que este no pertenece a Horeca, con lo cual “ahí ya no podemos hacer nada”. Lo que tiene claro es que hace falta voluntad por todas las partes. “O se arregla esto, o cada uno tira por su lado”.

Desde la parte vecinal, Fátima Zurita, residente en plaza Vargas, afirma que la noche en que ocurrieron los hechos no llamó a la policía, sino que estaba cenando con su pareja y otros amigos en la calle Consistorio cuando presenciaron la masiva presencia de coches policiales que se dirigían a la plaza, lo que hizo que acudieran allí para ver lo que ocurría. Fue entonces cuando, según ella, comenzó a recibir improperios y amenazas por parte de algunas personas, hechos que ya ha denunciado en comisaría, y recuerda que “en nuestra puerta hemos visto desde huevos hasta rayones”.

Zurita afirma también que los vecinos, normalmente, no llaman a la Policía, “salvo cuando la situación es insoportable, porque de lunes a jueves allí no se rompe la convivencia. Hay bares que abren todos los días y no se oye jaleo ni la gente está en la calle, pero cuando se llama a la policía es cuando en el fin de semana está todo el mundo fuera y hay voces, gritos y palmas”. Ante esto, entiende que “la situación para salir de esta no puede ser que haya enfrentamiento entre vecinos y bares”, considerando que la “mayoría” de estos “tiene un comportamiento súper correcto, pero hay dos que están perdiendo el norte y creen que la plaza es suya. Que los establecimientos tengan su sitio para los clientes, pero la calle no se puede utilizar como parte de un bar”.

Desde el Ayuntamiento, por su parte, señalan a lavozdelsur.es que se esperará hasta la jornada de este martes para hacer una valoración al respecto de lo ocurrido y de las posibles soluciones al problema de convivencia entre hosteleros y vecinos.

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Jorge Miró

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