El prior de los dominicos, Pascual Saturio, reconoce que "nadie esperaba que el equipo de gobierno apoyara la concesión de la medalla a la Virgen".
Quizás lo de nombrar al prior de los dominicos, Pascual Saturio, Hijo Adoptivo de Cádiz no sea más que un formalismo absolutamente intrascendente. Lo sea o no lo sea, él mismo considera que “hay cosas más importantes y gente de fuera que ha hecho mucho más que yo”. Lleva casi tres décadas en Cádiz y, si una cosa ha asumido, es el léxico tan singular que impera por estos lares. Como él mismo dice, “siempre suelo acompañar cualquier expresión con esa coletilla propia de aquí”.
¿Cuándo vio Cádiz por primera vez?
Yo llegué a Cádiz el 27 de septiembre de 1988. Recuerdo que mi primera parada fue en la estación de tren. Cuando le pregunté al taxista por la ubicación del convento de los dominicos no tuvo otra que decirme, lo tienes enfrente, picha. A partir de entonces, comprendí lo que esta palabra significa por aquí. Fue mi primer contacto con Cádiz. Es verdad que yo había estado en 1987 con motivo del funeral por Ramón González Mesa. Pero en aquella ocasión apenas tuvimos tiempo de ver la ciudad.
¿Qué le habían contado de Cádiz?
Me contaron que era una ciudad cargada de historia y con gran presencia de los dominicos, me hablaron mucho de la Casa de América. Mi primera referencia fue la Casa de la Contratación, donde se acogía a los misioneros. La sensación que me transmitieron es que esto era la puerta de América.
Luego fue incluso profesor de instituto.
Efectivamente, durante 22 años estuve ejerciendo la docencia en el Rafael Alberti. Allí conocí a muchos adolescentes. Era como crecer a su lado porque yo me iba haciendo un poco más mayor con ellos. Ese recuerdo será imborrable, además era un barrio muy castigado por la desigualdad social.
Y ya que estamos con los jóvenes, ¿qué opina del concepto que tienen de la religión?
Se trata de desconocimiento más que otra cosa. Dios no es el enemigo de las personas como algunos nos quieren hacer ver. Él nos ofrece la mayor posibilidad de desarrollarnos como hombres.
¿De la imagen que proyecta la iglesia al exterior qué me dice?
Sigue teniendo mucho de regular. Somos un colectivo humano y hay hombres de toda condición. En la actualidad tenemos la suerte de disfrutar del Papa Francisco como antes tuvimos la posibilidad de hacerlo con los anteriores. Es una institución que promueve la paz y el entendimiento.
"La imagen que proyecta la iglesia al exterior sigue teniendo mucho de regular"
¿Le preocupa la falta de vocaciones?
Muchísimo, hay que buscar a personas que lleven a cabo esa misión tan necesaria. Creo que tenemos a gente preparada pero hace falta que den el salto y tomen el relevo. Si no se consigue, la función de la iglesia queda muy dañada.
En todos estos años, ¿cuántas bodas ha llegado a oficiar en Santo Domingo?
El número de boda es enorme, te diría que se acerca a las 600. Eso sí, la crisis ha provocado un cierto descenso y ha obligado a los jóvenes a proponer su matrimonio.
¿Qué opina sobre el despilfarro reinante en la celebración de las comuniones?
Los mayores lo estamos haciendo mal y somos los responsables de todo lo que ocurre. Queremos darle a los que vienen por detrás lo que nosotros no tuvimos, multiplicar los parabienes para los más pequeños. Es absolutamente desproporcionado y, por supuesto, escapa a la celebración religiosa.
Me cuentan que tiene un trato cordial y de confianza con el obispo
Me llevo muy bien con él, le hablo en mi léxico natural y establezco una cercanía con don Rafael. De todas maneras, en nuestro caso dependemos jerárquicamente de nuestros superiores dominicos.
¿Cómo calificaría el proceso de concesión de la medalla a la Virgen del Rosario?
La concesión de la medalla ha sido algo muy grande. Es un reconocimiento no solo a la Virgen, sino también al pueblo de Cádiz. Lo curioso ha sido que quizás no esperábamos que iba a ser apoyada por el equipo de gobierno. Pese a que en sus ideales está muy presente la separación entre iglesia y Estado, sorprende la postura de Por Cádiz Sí se Puede. En este contexto tengo que añadir que el propio Martín Vila, concejal de Ganar Cádiz en Común, me llamó para explicarme su negativa que se debía al planteamiento global del partido. Eso me llenó de satisfacción.
¿Qué pasaría si un día le separaran de la Virgen?
Nosotros los frailes, por educación, sabemos que nos debemos a la orden. Yo siempre voy a estar igual de comprometido con independencia del sitio donde esté. Eso sí, la echaría mucho de menos a ella y a los gaditanos.
¿Con usted ha salido más que nunca?
Se ha ido reuniendo muchas circunstancias en los últimos años. Nos sumamos en su momento a las peticiones de las parroquias Castrense y del Carmen. Este año su momento culminante fue su salida el 24 y 25.¿Le gustó la Magna?
Me pareció un gran acontecimiento para la ciudad con una presencia muy bonita de las advocaciones de la Virgen, muchas imágenes de primera calidad en lo estético y en lo artístico. Eso sí, la ví pequeña, hubiese preferido una mayor participación
¿Con la feligresía bien, imagino?
Estamos encantados y las cofradías son las primeras que colaboran con todo.
¿Siente el cariño de los gaditanos?
Lo siento y mucho más de cerca de lo que pueda parecer. La gente de esta tierra es muy agradecida. Con poco que les das te lo devuelven todo multiplicado. Me trajeron para reflotar el Santuario y hoy puedo decir con orgullo que se han conseguido muchas cosas gracias a la gente de esta bendita tierra.
¿Pero tanto como para ser Hijo Adoptivo?
El reconocimiento de Hijo Adoptivo me sobrepasa, incluso no se ha hecho por los cauces lógicos de elevarlo a la Comisión de Honores y Distinciones. Prefiero, igualmente, que ese reconocimiento sea para la comunidad de los padres dominicos. Además hay otras personas de fuera que creo que se lo merecen más que yo. Por no hablar de otros reconocimientos para gente de aquí. Creo que no se ha afrontado bien esa cuestión.
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