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Alejandro López Andrada presenta en la Fundación Caballero Bonald una novela acerca de la indignación del ser humano, en una sociedad que pierde día a día los derechos sociales. Una publicación contestataria que ya se encuentra inmersa en su segunda edición y que está sirviendo para levantar ampollas en las élites del poder.

El Jardín Vertical es la nueva novela del escritor cordobés Alejandro López Andrada y que se presenta este jueves a partir de las 20 horas en la Fundación Caballero Bonald. El libro, de la editorial Trifaldi, pone voz a la indignación que vive el hombre hoy en día en la sociedad ante la ruptura de los derechos sociales por parte del gobierno. La eliminación de los derechos conquistados a lo largo de la democracia y hundir en la pobreza a los sectores de la población son algunos de los temas que se reflejan en la vida de Daniel, protagonista de este libro y que sufre a lo largo de toda la novela la frustración creada por los gobernantes del país.

Daniel vive en un país derrumbado socialmente y éticamente, acosado por la crisis económica, el paro y la corrupción política. Refleja a un hombre de mediana edad indignado por las circunstancias en las que se encuentra y decide aventurarse en la ejecución de un plan muy arriesgado y demencial cuyo desenlace el lector no sabrá hasta el final de la narración. Ambientada en un Madrid roto por la crisis y los recortes del gobierno, la novela resume los últimos cincuenta años de nuestro país y ofrece un certero retrato de la España actual, en cuya degradación política parecen hallarse reminiscencias de la anterior dictadura franquista.

La historia a pesar de ser ficticia tiene mucho de su autor, un escritor que anteriormente fue técnico de cultura de un municipio de Córdoba, y que vio cómo tras la entrada del Partido Popular en la diputación cordobesa la cultura fue diluyéndose de manera vertiginosa además de otros derechos.

El libro es una manera también de hacer un canto a la esperanza, de convertir el jardín vertical en un lugar horizontal en el que se pueda divisar un futuro mejor para la sociedad. Una novela contestataria que ya se encuentra inmersa en su segunda edición y está sirviendo para levantar las ampollas de los que son los verdugos de la sociedad.

¿Qué es el Jardín Vertical?

Es un título alegórico, una metáfora de un jardín que existe en Madrid, cerca de la estación de Atocha. La novela tiene que  ver con la indignación y el estado en el que vive la sociedad. Se han perdido los derechos desde hace más de 30 años. Se ha creado un muro, que sirve incluso de paralelismo a la canción de The Wall del grupo Pink Floyd, donde ese muro hay que derrumbarlo. En este caso, el jardín tiene que ser horizontal, acabar con la verticalidad y el partido de extrema derecha que está llevando a cabo una política de recortes, de derechos adquiridos y de otros aspectos como la cultura, la educación o la sanidad. En un momento clave, el persona al ver el jardín tiene una especie de alucinación en la que ve un horizonte. Ese momento es una alegoría sobre la igualdad o la justicia social.

¿Qué tiene el personaje central de Alejandro?

El cabreo y la indignación que siento. Estoy en contra del gobierno de derechas tan radical que tenemos. Me siento identificado con Daniel pero nunca haría lo que termina haciendo el personaje, no llegaría al extremo. Tengo esa ansia de revolución y rebeldía que hace falta en este país. A lo largo de la narración se dan casos de manifestaciones por la dignidad, desahucios, problemas con la inmigración o incluso las privatizaciones. Tiene un fondo revolucionario el libro. El hombre ha perdido la raíz social, el entusiasmo y camina hacia la deriva, como vamos en este país.

¿Y qué aspecto en concreto le provoca indignación?

Principalmente la poca solidaridad que hay. Que se desahucie a los pobres, el paro juvenil, estoy cabreado con este gobierno porque es el culpable de todo lo que está sucediendo. Lo que no puede ser hay que decirlo. Existe una mafia en el poder que gobierna en la élite. Los mercados están al servicio del gobierno y ellos también son los culpables de todo lo que está ocurriendo.

¿Por qué cree que al gobierno le estorba tanto la cultura?

A la derecha no le interesa que el pueblo sepa. Ya lo vimos con Lorca o Miguel Hernández, hay diferentes maneras de silenciar a la cultura. Han acabado con ella, por ejemplo en Córdoba donde yo resido. Antes de la entrada del Partido Popular, había muchos actos culturales, muestras de teatro, temas de memoria histórica, pero al llegar acabaron con el tejido cultural que había. La cultura es la punta del iceberg, debajo de ella hay que ver la gran marginación social, problemas de educación y sanidad, se está destruyendo el país por todas partes.

¿Cómo se podría convertir el jardín actual en uno horizontal?

Creo en la izquierda pura. Logré que se firmara el manifiesto por la cultura junto a otros compañeros y en presencia de Antonio Maíllo. A la cultura hay que apoyarla junto a los derechos sociales. Confío en un gobierno de izquierdas pero si tiene que ser mediante una coalición de partidos de izquierdas también sería positivo.

¿Puede salvar la palabra a la sociedad?

Blas de Otero comentaba que la poesía y la palabra es lo que nos queda al final. La palabra es un vehículo de cambio que nos puede salvar y sobre todo despertar a las conciencias.

Los jóvenes poco a poco van siendo más conscientes

Creo en la juventud porque hay una parte rebelde y revolucionaria que está naciendo. Hay gente intelectual y muy bien preparada. Los jóvenes tienen ganas de cambiar este país porque el futuro va a ser de ellos. Tienen que dar un golpe en la mesa diciendo ¡basta ya!. Seguro que habrá un cambio pronto. Aun no entiendo que haya gente que apuesta por esta derecha radical que lleva a cabo la política de Merkel y votan a su propio verdugo. La mayoría de las personas son inteligentes y deben usar la política de la transformación.

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Borja García Tejero

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