Sobre las diez de la mañana, la hermandad jerezana salía de la aldea tras pasar por la puerta de la ermita para despedirse de la Virgen. La comitiva rociera, como es habitual, baja de forma notoria en el número de participantes, tanto en personas como en el número de vehículos a motor, que disminuyen a menos de la mitad de los que sumaban en la ida.
Esto convierte la vuelta en una travesía más tranquila, menos bullanguera y más para vivirla de forma íntima. Así lo prefieren muchos que se suman exclusivamente a hacer el regreso. La principal dificultad son las elevadas temperaturas a las que se enfrentarán desde hoy y los próximos días.
Los pronósticos así lo vienen anticipando y es lo que más se teme entre los rocieros, como adelantó a este medio el hermano mayor, Joaquín Vallejo. Esto cambia por completo los que sucedió en el ca Dino de ida, que nos dejó unas temperaturas más que agradables y muy llevaderas para lo que es el trajín de personas y animales en la romería.
Por lo demás, se seguirán viviendo los momentos del camino pero con los cuerpos más castigados y con el cansancio acumulado; todo hasta que el próximo jueves arriben a Jerez los rocieros jerezanos
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