El escritor y editor David Eloy Rodríguez presenta su último libro, 'Escalones que descienden hacia arriba', en la Biblioteca de Cádiz dentro del ciclo Letras Capitales del Centro Andaluz de las Letras.

"En este libro nos adentramos en la mansión del ser, una mansión encantada. Todo es sorpresa, y todo ha de contarse tal y como se ha visto y sentido. Hay que encontrar un lenguaje para ello. El poeta, pues, como detective en misión especial. Quien emprende una investigación en la casa de lo real quizá solo esté subiendo y bajando los escalones de su propia alma. Quién sabe. Hacer un viaje, ese viaje, como vivir una vida, todas las vidas". Esta es la nota que el autor, David Eloy Rodríguez, nos regala como pista a su última obra, Escalones que descienden hacia arriba (Luces de Gálibo). "Una escalera construida de materiales nobles, cruciales, duraderos, una escalera en dirección a lo esencial en el que cada escalón es ya esencial. Un libro que nos lleva, con peso, con densidad, pero a la par con naturalidad, cordialmente, al goce de lo que significa estar vivo, con todas las contradicciones, miedos y dudas, con todas las revelaciones, celebraciones y hallazgos del sentir, del pensar, del hacer", según expone la también poeta Bea Aragón en una reseña para la revista Nayagua sobre la obra. David Eloy Rodríguez presenta su libro este miércoles a las 19.30 horas en la Biblioteca Pública Provincial acompañado por el escritor Manuel Ruiz Torres.

David Eloy Rodríguez (Cáceres, 1976), es autor de un buen número de libros de poesía, entre ellos, Para nombrar una ciudad (2010), Lo que iba diciendo (2012), Miedo de ser escarcha (2000-2012), el libro-disco Su mal espanta (2013), Desórdenes (2014) y La poesía vista desde el espacio (2014). Ha recitado su obra, en solitario o con diferentes proyectos artísticos, en multitud de auditorios y festivales nacionales e internacionales. Su obra ha obtenido numerosos premios y reconocimientos. Imparte talleres de creación literaria y artística y es corresponsable de la editorial Libros de la Herida.

En su último poemario, Escalones que descienden hacia arriba, ¿es el poeta el que recorre esa escalera o lo hace el propio lector? 

Alguien sube una escalera y alguien avanza investigando, conociendo lo desconocido. Y ese alguien es cualquiera. Yo sólo soy el médium, el guía de la experiencia, de ese viaje, pero invito a cualquier lector a que haga el viaje también.  

¿Se trata entonces de un viaje hacia adentro de nosotros mismos?

Es un viaje, espero y deseo, de investigación. Y esa investigación sucede de acuerdo a muchos ámbitos de la vida y supone una investigación individual, pero a la vez general. Podríamos decir también metafísica o incluso cosmológica u ontológica. Se trata primero de dejarse ser, de dejarse hacer por el tiempo, por lo que no se sabe. Y de funcionar de acuerdo a lo que dicte el asombro. Esa experiencia, creo que es una experiencia de un sentir cierto pero contradictorio, como bien nos enseñó el sabio, viejo y tan actual, Heráclito. Los contrarios nos enseñan mucho, nos alumbran con sus misterios y todo proceso de averiguación es denso, nada sencillo. Pero sí he querido que fuera limpio. ¿Esa averiguación en qué término sería? Pues espero que sea un viaje verdadero, que merezca la pena. Ojalá que sea un viaje gozoso hacia dentro de la propia experiencia del lector de esta obra, y que una de las características de ese viaje sea la pregunta de ¿qué es viajar hacia adentro? 

Se crítica en muchas ocasiones el "yoísmo" que ha venido caracterizando a la poesía, pero realmente nos encontramos con un "yoísmo" colectivizado de alguna manera.  

La búsqueda es por fuerza desde una subjetividad individual, pero a la vez se presta a ser de todos y de nadie, a colectivizarse y ser una experiencia de cualquiera. Ese era uno de los retos del trabajo, que fuera mi experiencia individual de adentramiento en el ser, pero que fuera una experiencia útil para cualquiera.  

"Este libro es el resultado de una década de trabajo aproximadamente, en la cual este no ha sido mi único proyecto en marcha, pero sí uno de los más importantes para mí".

La escalera finaliza en el escalón número 73, "Todo está preparado para el olvido".  

Este libro es el resultado de una década de trabajo aproximadamente, en la cual este no ha sido mi único proyecto en marcha, pero sí uno de los más importantes para mí, y ha ido encontrando su forma con la ayuda de las artesanías y del tiempo, que me ha ayudado a configurarlo en su forma definitiva. Te digo esto porque este libro es el resultado de un proceso y por lo tanto ha acabado ahí, como en otros momentos acabó en otros lugares. De todas maneras, en la exactitud que propone este libro, esa conclusión sería simplemente el resultado lógico y coherente de ese viaje, en las claves que el propio viaje propone y que yo no me atrevo a resolver, puesto que creo que sabe más el viaje que yo mismo sobre el asunto. Por desgracia la experiencia del final es una vivencia que a todos nos aguarda, y que está al final de la lectura, en el final de la vida, de una experiencia concreta o al final de estos escalones. 

Sus poemas se alejan de ese lenguaje pedante y rebuscado que, aquellos que la miran desde la barrera, relacionan habitualmente con la poesía. ¿Puede ser herencia del sur y su relación también con lo popular? 

Pues me alegra mucho que me digas eso. Ojalá me merezca esas palabras que dices y que, por cierto, acaba de señalar muy recientemente en una reseña el poeta canario, gaditano de nacimiento, Daniel Bellón. Así que estoy enormemente feliz de esta coincidencia y de que lo veáis así. En los últimos años vengo tratando intensamente con numerosos lenguajes y disciplinas artísticas: visuales, audiovisuales, musicales o escénicas. En el campo de la música últimamente ando trabajando en el flamenco, escribiendo letras para artistas flamencos e impartiendo cursos y talleres en Sevilla y otras zonas de Andalucía sobre cómo escribir letras flamencas o letras populares. Yo creo que esta convivencia con las fresquísimas aguas profundas y limpias de la cultura popular de alguna manera han debido de impregnarme, por muy torpe que yo fuera supongo que algo de la gracia, la chispa y el duende de las letras populares se han debido de quedar en mí tras esa experiencia. 

Usted apareció en el escenario literario en 1996 con su primer libro de poemas Chrauf, con apenas 20 años ¿Cómo describiría su evolución desde entonces? 

Como un aprendizaje y una entrega al camino de la poesía y lo poético. En esto todo ha sido como ir subiendo escalones que descienden hacia arriba.  

Además, junto a tu compañero José María Gómez Valero, trabajas en un laboratorio del lenguaje como es La palabra itinerante. Háblame un poco de este proyecto. 

Pues tanto con él, como con otros compañeros, venimos desarrollando desde hace muchos años un trabajo de indagación en las mejores formas para comunicar la poesía y el arte. No sólo nuestras obras, sino también obras que amamos y en diversos formatos. Desde la edición de libros o CD hasta la preparación de espectáculos escénicos. Uno de los aspectos que nos ocupan bastante y felizmente tiene que ver con la realización de talleres de creación literaria y artística que venimos desarrollando para diversos públicos. Desde la universidad a la cárcel, desde España a otros países, desde personas con necesidades especiales como enfermedades mentales hasta barrios con personas necesitadas. Amamos la literatura y la poesía, la amamos apasionadamente, y por ello supongo que amamos contagiar esa pasión, compartir conocimientos y aprender de cada una de esas experiencias y procesos que nos llevan de aquí para allá, que nos permiten conocer a mucha gente estupenda y compartir situaciones y aventuras que en cada caso son preciosas, esenciales e inolvidables.  

Y en una sociedad como la actual, donde la gente prefiere consumir un tipo de entretenimiento mucho más fácil a la literatura, ¿descubres que hay gente que sí muestra interés a pesar del aborregamiento de la mayoría? 

Sí, yo siento –y creo que es un sentir compartido con muchos compañeros y compañeras de la poesía- que hay una necesidad y una intensidad en la relación con la poesía, y una demanda también de poesía de muchos públicos y en muchas situaciones. Te hablaba antes del trabajo educativo en ámbitos como la salud mental, y es muy gozoso ver cómo la poesía puede colaborar a hacer un poco más liviana la vida de quien sufre y de aportarle herramientas para la calma, para la comprensión, para el mejor aprovechamiento de la vida y del tiempo y para la creación. Eso es muy regocijante. Y hay personas que la necesitan, que la demandan. Creo que hay mucha gente que no sabe que la necesita, pero cuando la conoce y la vive la agradece y además de una manera muy especial, potente y poderosa. 

"Es muy gozoso ver cómo la poesía puede colaborar a hacer un poco más liviana la vida de quien sufre y de aportarle herramientas para la calma, para la comprensión, para el mejor aprovechamiento de la vida y del tiempo".

También con Gómez Valero llevas adelante la editorial Libros de la herida. Si antes hablábamos de la salud de la poesía, ¿cómo se encuentra la del mundo editorial? 

Bueno, hay muchos proyectos interesantes, originales, especializados y creativos. Queda mucho por hacer, pero hay sólidas razones para creer que el talento que hay en estos proyectos va a mejorar la situación, con mejores catálogos, mejores libros y mejores condiciones para la consolidación de la bibliodiversidad.

Muchos autores están triunfando últimamente por escribir textos fáciles, vacíos muchas veces de calidad literaria, pero que son todo un éxito en ventas. Supongo que resulta complicado publicar obras de calidad literaria y que al mismo tiempo sean rentables económicamente.  

Este es un tema que se piensa con mucha frecuencia en el ámbito editorial. Yo creo que los editores confiamos en que los buenos libros encuentran su lugar. Sin prisa y con la mejor voluntad la buena literatura consigue llegar a los lectores porque los lectores demandan buena literatura. Por lo menos esa es nuestra esperanza y, por qué no decirlo, también en muchas ocasiones desde nuestra experiencia vemos cómo escritores y escritoras que trabajan con entrega y con excelencia en su obra literaria consiguen sus objetivos de editar esos buenos libros en buenas editoriales. No es fácil, creo que nunca es fácil. Pero también hemos visto cómo en muchas ocasiones se consigue, igual que hay editoriales que no se rinden porque no sólo buscan la rentabilidad inmediata o el trato efímero y superficial con el lector, sino que buscan otro tipo de relación más comprometida con quienes los leen y quienes los escriben. Por ejemplo, yo estoy encantadísimo con la edición que ha hecho la editorial malagueña Luces de Gálibo de mi libro. Se trata de una editorial que publica con mucho mimo y cuyo catálogo ofrece sorpresas extraordinarias. En este sentido, por ejemplo, recomiendo el libro que acaba de aparecer junto al mío en la misma colección de poesía del escritor Antonio Porchia. 

¿Cuál cree que es el estado de salud de la poesía española actual? 

Su mejor síntoma es la diversidad y una de sus características es que hay muchas voces muy interesantes y desde varias poéticas y perspectivas. Eso nos enriquece a todos.  

Para finalizar, ¿tienes algún nuevo libro en el horno?

Pues con la editorial El Transbordador saldrá en un par de semanas un nuevo libro de poesía que trabaja en los registros de la ciencia ficción imbricados con lo poético. El libro aparece con un posfacio de Alberto Porlan y es el estreno de una nueva colección de ciencia ficción y fantasía de esta editorial malagueña. Se llama Crónicas de la galaxia e incluye también un extenso prólogo que da razón del libro. Se presentará en la Feria del Libro de Sevilla el sábado 5 de mayo a las 20.00 horas, en la Sala Apeadero. 

Sobre el autor:

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Estefanía Escoriza

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