La triste realidad de la sanidad pública: psiquiatras más estresados que los propios pacientes

El periodista y escritor David Remartínez cuenta un episodio vivido en una consulta de Salud Mental que refleja el estado de la Seguridad Social

El médico entregará la baja a los trabajadores, pero será la administración quien lo comunique.
El médico entregará la baja a los trabajadores, pero será la administración quien lo comunique.

El periodista y escritor David Remartínez ha contado en sus redes sociales lo que es un ejemplo más de la triste realidad que vive la sanidad pública en España. Tras acudir a consulta en Salud Mental, se encontró con que "mi psiquiatra estaba mucho más estresada que yo. Lo primero que me dijo fue: 'Lo siento, pero tendrás que ser rápido'". 

La psiquiatra lo dijo de manera compungida, pidiendo disculpas y explicando que esa mañana llevaba mucho retrasó. "Le contesté que lo entendía y que no importaba en absoluto. Que seguía fenomenal y que además lo llevaba todo ordenado en la libreta. Seleccioné lo importante y se lo conté sintetizado", cuenta Remartínez. 

Pero, a pesar de las circunstancias laborales en las que trabaja en la Seguridad Social, la doctora demostró su profesionalidad y se detuvo en su paciente, pidiéndole más información. "Mientras le hablaba, tenía que ir tecleando las novedades en mi historial, a toda leche, porque además yo hablo como una cotorra. Cuando dejaba de teclear, no paraba de estrujarse las manos", sigue relatando el periodista. 

Al cabo de un rato breve, la llamaron por teléfono para decirle que tenía que acabar la consulta, que le estaba dedicando mucho tiempo al paciente y que había mucha gente esperando. "Su cara al mirarme fue un poema de vergüenza. Tas la llamada, sin que ella me dijera nada, cerré la libreta, la metí en la bolsa e hice ademán de levantarme, sonriendo, para que no lo pasara peor. Mi psiquiatra me paró. Se tapó la cara con las manos dos segundos. Y me pidió que me sentara de nuevo".

Entonces, detalla Remartínez, "en un ejercicio flipante, me soltó una retahíla de indicaciones sobre lo que tenía que hacer hasta que lograra darme cita otra vez. Las apunté en la libreta, mientras apreciaba lo atinado de cada consejo. Le di las gracias. Y también le di ánimos".

Al despedirse, la psiquiatra le dijo que el problema es que "esto no va a mejorar. En todo caso, va a ir a peor. Y el segundo problema es que ahí fuera casi todo lo que tenemos es gente joven. Algo hemos hecho mal".

Sobre el autor:

R. G.

Periodista con más de veinte años de experiencia en los medios de comunicación (prensa escrita, digital, radio y televisión). Autor de 'Nosotras. Historias del olvidado deporte femenino' y otros seis libros más. Recuperando la ilusión por contar la vida en lavozdelsur.es

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