"No sé si voy a tener que vestir al Minotauro otra vez. Si puedo coserlo, lo haré, pero yo tengo ya 72 años...", dice Paqui Rojas (Jédula, Arcos, 1946) a través del teléfono. Ella, que cosió una equipación del Xerez CD. a tamaño gigante en 2009, con motivo del ascenso histórico del equipo jerezano, vuelve a llevarse largas tardes para confeccionar una camiseta, esta vez morada como acto simbólico contra la violencia de género, nueve años después.
"Y las calzonas también", destaca. "¿Tú le vas a dejar el culo afuera?", le preguntó Paqui a su sobrino —el que la metió en todo este "jaleo"—, el fotógrafo jerezano Carlos Corchado. "Habrá que hacerle las calzonas también, ¿no?", le respondió ella sin dejar que su sobrino mediara palabra. Y las mismas que sirvieron para el ascenso del Xerez CD, han vuelto a cubrir las zona inferior del Minotauro de Jerez, una de las esculturas más grandes al aire libre de España. "Le he quitado todo lo azul y la he dejado entera blanca", detalla.
Paqui señalando al Minotauro, recién vestido. FOTO: ROCÍO ALFARO.
Paqui no se define como costurera, pero "he cosido y sigo cosiendo porque es lo que me gusta, y prque si yo no coso, siento que me falta algo". Compaginaba su trabajo en la casa y el cuidar de sus cuatro hijos y de su marido, con la costura. "Mi abuela Francisca —me llamo así por ella— era sastra. Ella cosía solamente a hombres y yo me sentaba en una sillita, y me ponía a picar solapas de las chaquetas y a hacer hojales", cuenta a lavozdelsur.es. "Mi madre también nos ponía a coser a las cuatro —éramos cuatro hembras y cinco varones—. Nosotras hacíamos dobladillos y sobrehilábamos a mano, porque entonces las máquinas no sobrehilaban tanto como ahora", enlaza.
Fue con 12 años de edad cuando Paqui se mudó a Jerez. "Nos vinimos aquí porque mi padre trabajaba aquí de encargado en una fábrica de vigas y después en la empresa Urbis", comparte. Como ella, todas sus hermanas desarrollaron el arte de la costura, "lo que pasa es que alguna nos gusta más o menos. Y varias dicen que no se calientan la espalda para ganar tan poco".
"Mamá, la tita Paqui hará una camiseta para el Minotauro?", le preguntó hace nueve años Carlos Corchado a su madre, cuñada de Paqui. "Cuando mi cuñá me dijo eso, le pregunté si era cachondeo o no. Y me dijo que no, que era verdad", ríe. Fueron ellos mismos quien tuvieron que tomarle las medidas a la escultura. "Mi sobrino hizo sus cuentas y yo hice mis cálculos", señala, al tiempo en que dice que su marido tenía un libro que especificaba las medidas del "bicho" del Minotauro. "Desde entonces le digo el bicho, porque es un bicharraco", sonríe.
Paqui se las apañó para sacar las medidas del tronco de la escultura y confeccionó una camiseta de 20 metros de tela por 2,80 de ancho; y unas calzonas de 19 metros por 1,40 de ancho. "Ese monumento no necesita mangas. Con la manga no le entra. Cuando llega al sobaco tiene un bulto y eso fastidia para vestirlo", explica con arte. Y este año su sobrino ha vuelto a meterla en el mismo "embolao", pero esta vez con otro motivo, "luchar contra la violencia machista", en contexto con el 25 de noviembre (Día contra la Violencia de Género).
Los hombres siempre han atosigado a las mujeres, les han pegado palizas... Eso era normal, pero ahora no nos aguantamos, no nos callamos
Después de que Paqui vistiera de morado al "bicharraco" del Minotauro, bajo el lema "Vivas nos queremos", muchos son los que han criticado este gesto. "Yo estoy en contra de la violencia de género, pero no entro en lo que diga la gente. No quiero entrar", expresa, titubeando. "Eso sí, hace falta que la gente se conciencie. Los hombres siempre han atosigado a las mujeres, les han pegado palizas... Eso era normal, pero ahora no nos aguantamos, no nos callamos", concluye Paqui.
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