La labor (aún más) imprescindible de la cocina solidaria de Rota

La iniciativa incrementa un 40% el número de usuarios por el coronavirus, un “sobreesfuerzo” que el Ayuntamiento asume gracias a donaciones de entidades locales y de empresas como Mercadona

José Antonio Rodríguez, responsable de la Cocina Solidaria, descargando la comida donada. FOTO: JUAN CARLOS TORO
José Antonio Rodríguez, responsable de la Cocina Solidaria, descargando la comida donada. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Manuel es uno de los encargados de seleccionar, al final de cada jornada, los alimentos que luego acabarán en la Cocina Solidaria de Rota. Una a una, va revisando cada sección para retirar los productos cuya fecha de caducidad está próxima, pero que se encuentran en perfectas condiciones para el consumo. "Son productos frescos y de proximidad, fruta, carne, yogures… que luego se entregarán a familias que lo necesitan”, cuenta Manuel Andrades, trabajador del Mercadona de Costa Ballena, en la localidad roteña. Por la mañana, todo está empaquetado y dispuesto en cajas, listo para cargarlo en la furgoneta en la que un empleado municipal lo traslada hasta el comedor que lleva desde 2013 dando de comer a familias necesitadas de la localidad.

“Se venía haciendo desde hace tiempo, pero poco a poco se va ampliando a más comedores”, añade Andrades. “Eso te hace sentirte orgulloso, porque estamos ayudando a gente que lo necesita”, agrega. Al cierre del supermercado se retiran los excedentes que no se han vendido, se guardan en cámaras de frío, y a la mañana siguiente se incorporan a la donación. Un trabajador municipal la recoge y la lleva hasta la Cocina Solidaria, donde está esperando José Antonio Rodríguez, su responsable. Las donaciones recibidas cuando la visita lavozdelsur.es permiten que el menú del día conste de pan, ensalada de verduras, pollo al curry con arroz, y fruta o yogur.

Manuel Andrades, trabajador de Mercadona, cargando la comida donada a la Cocina Solidaria. FOTO: JUAN CARLOS TORO

“Damos un almuerzo que consta de primer plato, segundo plato, pan y postre. Cuando las donaciones lo permiten, podemos estirar esa comida hasta la merienda o la cena”, explica Rodríguez. El responsable de la Cocina Solidaria cuenta que unas 60 familias comen cada día gracias a su labor, unos 130 usuarios en total, 29 de ellos, niños. “Estábamos saliendo de una gran crisis y a los usuarios habituales se están sumando otros nuevos, personas de mediana edad que han perdido su trabajo o que están en un ERTE”, relata José Antonio Rodríguez. La cancelación de Semana Santa, ferias y la incertidumbre de cómo será el verano hace que muchos vecinos de Rota no tengan garantizado el mismo empleo que otros años. “Para esta localidad es una necesidad vital que la pandemia se acabe”, dice Rodríguez, aunque para eso aun hay que esperar.

Hace tres años y medio que Mercedes comenzó a colaborar como voluntaria en la Cocina Solidaria. “Una amiga me habló de ella y me gustaba la idea de poder ayudar a los demás”, dice. Esta vecina de Rota, amante de la cocina, lleva desde entonces dedicando unas horas a la semana a esta labor, que ha intensificado desde el inicio del confinamiento. “Antes venía dos veces por semana, ahora vengo todos los días”, señala. Mercedes La Hoz cuenta que ahora, además de llevar mascarilla y controlarse la temperatura, se cuidan de guardar las distancias. “Hay mucho más trabajo”, agrega, pero no se plantea dejar de colaborar. “Por nada del mundo dejaría de venir, ahora es cuando más manos hacen falta”, dice.

Mercedes La Hoz, voluntaria de la Cocina Solidaria. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Ella se encarga de picar cebolla, pimiento… lo que haga falta para que la jefa de cocina prepare los menús para los usuarios. “Al principio veníamos con miedo a contagiarnos, pero tenemos mucha precaución, y poco a poco te vas acostumbrando a la situación”, cuenta Mercedes, quien también ha vivido momentos complicados. “Viene gente muy necesitada, y algunos casos te tocan de cerca, de gente que antes no lo necesitaba y ahora viene porque no tiene para comer”. Hasta un 40% se ha incrementado el número de usuarios de la Cocina Solidaria, cuenta su responsable, José Antonio Rodríguez, el encargado de repartir los menús. Lo hace de forma individual, entregando las bolsas en mano para que los usuarios puedan comer en sus casas.

“Si no hubiera existido este proyecto hubiéramos tenido que crearlo”, sostiene José Javier Ruiz Arana, alcalde de Rota desde 2015, cuando la Cocina Solidaria ya llevaba un par de años funcionando. “Tratamos de darle la mejor cobertura posible a familias vulnerables sin que tengan que desplazarse a un comedor social, para que puedan recoger la comida e irse a sus casa, respetando su confidencialidad, algo que es fundamental”. El Ayuntamiento, desde el inicio de la crisis del coronavirus, está asumiendo el “sobreesfuerzo” que supone llegar a más usuarios, aunque para ello cuenta con la colaboración de empresas locales, organizaciones sociales y ONG. Ruiz Arana destaca la “colaboración de entidades como Cruz Roja, Cáritas, Puerta del Cielo o Saber que se puede”. La intención, dice el alcalde, “es que no nos pisemos, sino complementarnos”.

“La situación es muy complicada y los ayuntamientos tenemos que atender las necesidades de nuestros vecinos de primera mano”, señala. Con la Cocina Solidaria, “un servicio fundamental que hay que seguir prestando”, en palabras de Ruiz Arana, colaboran organizaciones como la Asociacion de Empresarios, Comerciantes e Industriales de Rota (Aeciro) o empresas como Mercadona, que realiza donaciones a 15 comedores sociales de la provincia de Cádiz, a los que ha hecho llegar 196.000 kilos de alimentos en lo que va de año, 235.000 kilos en total, contando otras entidades y organizaciones. “Creemos que es necesario devolver a la sociedad parte de lo que recibimos de ella, por eso uno de nuestros compromisos es contribuir al desarrollo y progreso sostenible de nuestro entorno”, sostienen desde la compañía.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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