"¿Es la realidad lo que transmiten los medios de comunicación de la realidad?", pregunta la periodista y vocal de comunicación de la Asamblea de Mujeres Periodistas de Sevilla, Patricia Rodríguez (Madrid, 1980), ante un grupo de mujeres de la asociación Ceain. La pregunta no deja de ser retórica, pero invita a reflexionar sobre si de verdad es real la realidad que transmiten los medios a través de su ventana de poder sobre la sociedad. Los medios son, indudablemente, constructores de realidad, por ello tienen un papel fundamental a la hora de educar. "Cuando doy un taller en el instituto, los estudiantes dicen que no leen medios, pero cuando les pregunto quién es Puigdemont, saben responderme, y en cambio, cuando les pregunto por el alcalde de Sevilla, se quedan callados", relata. "¿Qué no leéis medios?", les increpa ella. "¡Estamos mediatizados!", termina.

Cuando Patricia Rodríguez comenzó a trabajar en El Correo de Andalucía, en el área de Sociedad, se empezó a interesar por los temas relacionados con la igualdad de género. "Me interesaba saber cuál era la situación de la mujer en el mundo". Por lo que finalmente terminó especializándose en materia de igualdad: "No paré de poner el ojo en mujeres que hacían grandes cosas y que generalmente estaban invisibilizadas o no tenían cobertura en los medios de comunicación". A partir de ahí, su concienciación feminista creció, y trabajó en base a esta especialización en otros medios como eldiario.es, o como jefa de prensa en la Consejería de Igualdad y Empleo de la Junta de Extremadura. "Ahí pude ver, desde fuera, cómo los medios tratan este tema, que es cierto que es bueno que los periodistas a veces salgan y se conviertan en lectores críticos de medios", comparte.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que los periodistas debían tener más conciencia. Por ello, desde la Asamblea de Mujeres Periodistas de Sevilla, imparte diferentes talleres de formación y sensibilidad para denunciar determinados tratamientos que hacen los medios de comunicación sobre las mujeres. "Con ponencias como La igualdad es noticia Sexismo a golpe de clic, reflejamos los errores que cometen los periodistas en materia de género, porque lo tienen totalmente normalizado". Desde hace cuatro años, la periodista madrileña recorre diferentes aulas de Secundaria y asociaciones de colectivos para ofrecer esta mirada y que tanto hombres como mujeres tomen conciencia. En base a la ponencia de la periodista en la sede de Ceain, en Jerez, desglosamos cinco errores habituales de los profesionales de la comunicación, en materia de género:

1. Cuando una mujer "muere" (por arte de magia)

Para Rodríguez, "el principal problema de los medios es el tratamiento que hacen de la violencia machista. Cada vez hay más conciencia, pero se siguen dándose titulares del tipo: Fallece una mujer en una reyerta doméstica en Sevilla, que lo puedes encontrar en EFE". Señala que desde la Asamblea tratan de denunciar estos mensajes a través de las redes, y que rara vez el medio modifica el título o rectifica.

Los casos de violencia de género "siguen tratándose como sucesos aislados", cuando se trata de un fenómeno estructural, sistémico en el que la mujer es vejada, agredida y asesinada, solo por el hecho de ser mujer. A la afirmación habitual de: "Hay mujeres que también matan a hombres". Rodríguez responde: "Sí, hay mujeres que matan a hombres, claro, pero ellas no los matan por ser hombres. Falta esa condición de género". No obstante, esto no puede comprenderse sin los múltiples mensajes y discursos machistas que circulan a diario y que tienen un significado único: "las mujeres no son personas".

A pesar de ser la mitad de la población, las mujeres están contempladas como un colectivo inferior o minoritario, y por tanto, son retratadas así en los medios de comunicación. "Una mujer con el coraje de un hombre que lucha sin miedo", tituló SensaCine para hablar de Lagertha, uno de los personajes principales de la serie Vikings. O el mejor ejemplo, cuando George R. R. Martin, autor de la ya emblemática saga literaria Canción de Hielo y Fuego (Juego de Tronos), contestó así cuando en el programa canadiense Stroumboulopoulos Tonight, le preguntaron por qué escribía tan bien y de manera tan diferente los personajes femeninos de sus libros: "Es que siempre he considerado que las mujeres son personas". Entonces, ¿cómo son identificadas habitualmente las mujeres?

2. La mujer como objeto sexual y madre

Desde pequeñas, las madres se han encargado de decirle a sus hijas que tuviesen cuidado en la calle. Y es que, como la teórica feminista española Ana de Miguel destaca, implícitamente les están diciendo: "Ten cuidado con los hombres, con los depredadores". Según Rodríguez, se trata de una violencia simbólica, y en este caso en concreto, "es un miedo preventivo que hacen las propias madres porque las mujeres somos objetos sexualizados en potencia". Por ello, cuando una mujer no es capaz de pasear libremente, sin miedo a que le ocurra algo a cualquier hora del día, significa que "el espacio público no es de las mujeres".

En este sentido, los medios de comunicación contribuyen a hipersexualizar a la mujer y a reforzar ese rol de mujer objeto a través de programas donde ellas son meras "chicas floreros" que sirven de complemento, o a través de titulares en el que destacan su físico, su sexualidad, por encima de su trabajo, su esfuerzo intelectual o físico. "Teresa Almeida, una portera sin complejos", fue el titular de Marca sobre la portera angoleña de balonmano en los Juegos Olímpicos de Río 2016. La campeona en Halterofilia, Lydia Valentín, que consiguió bronce en Río, también fue humillada a través de los medios con titulares como: "Lydia Valentín, una Hércules con maquillaje", "Lydia Valentín, la exuberante belleza de la olímpica de bronce"... La revista Tiempo también le dedicó una portada a la política Irene Montero, donde la llamaba "la Yoko Ono de Podemos" y hablaba de "cómo conquistó a Pablo Iglesias".

3. ¿Existe la 'mujer diversa' en los medios de comunicación?

Si cerramos los ojos y nos preguntan qué perfil de mujer aparece en los medios de comunicación, los primeros adjetivos son: guapa, delgada, blanca, heterosexual, callada... Rodríguez, al instante, cuestiona el concepto de belleza y pregunta: "¿Están representadas las mujeres en los medios de comunicación? Mientras que hay diversidad de aspectos en la parte masculina, las mujeres siguen guardando un canon, un imagen preestablecida difícil de desmontar. Mujeres embarazadas, migrantes, gitanas, islámicas, bajas, de tallas más altas que la 42, con movilidad reducida, con discapacidad funcional... En las pantallas, ellas salen con los hombros al descubierto y, como dice la catedrática Juana Gallego, "son juzgadas por lo que son, no por lo que hacen".

4. Sentenciadas por morder la manzana: "Algo habrá hecho"

Casos como la violación colectiva de La Manada en los Sanfermines de 2016 o los repetidos episodios de acoso y abuso sexual del productor estadounidense, Harvey Weinstein, desataron titulares machistas en los últimos meses. ¿Por qué? De nuevo, el machismo va intrínseco en la educación de todos, da igual que seas hombre o mujer. Pero ahí es cuando el periodista debe ser sensible y tener empatía con la víctima de la violencia machista, y no justificar los actos de los agresores.

Titulares como "Las mujeres que han terminado con la carrera de Harvey Weinstein", de El Español, o "¿Por qué nadie dijo nada? Analizamos este sospechoso fenómeno de unanimidad tardía", de la revista especializada en cine, Fotogramas, dan a entender que ellas también son responsables de la violencia que han sufrido, como cuando la periodista Cristina Soria afirmó en Espejo Público, que la joven violada provocó a los cinco hombres. O también, deslegitimando a la víctima como hizo el famoso titular, una vez más, de El Español: "La vida 'normal' de la chica violada en San Fermín: universidad, viajes y amigas".

Pero también entran en juego otros estereotipos, etiquetas o prejuicios que provocan una doble discriminación a las mujeres: la mujer gitana, con diversidad funcional, o migrante. En este sentido, sobre el caso del asesinato del pequeño Gabriel, Rodríguez se pregunta "¿qué hubiera pasado si Ana Julia hubiese sido blanca o un hombre?". Más allá de que la desaparición del pequeño almeriense tuvo una gran repercusión mediática, tras encontrar a la asesina, hubo un reguero de titulares en medios con el argumento de que "las madres matan más que los padres", o incluso la redacción de un suplemento con el siguiente título: "Madres y asesinas".

5. La mujer, una voz sin credibilidad 

Al igual que en los platós suele aparecer el mismo perfil de mujer, esta representación siempre es insignificante frente a la presencia masculina en contertulias, debates y programas de cualquier carácter. Esto se debe a la falta de credibilidad que se le da a la mujer, y por ello, las voces de las mujeres quedan relegadas a meros testimonios en la calle, y, las voces masculinas, ocupan puestos profesionales como portavoces, contertulios, presentadores... Este prejuicio se intensifica cuando hablamos de otra etiqueta: mujer migrante, mujer islámica... Se trata de una comunidad en la que las mujeres siempre son representadas en los medios de la misma forma: mujeres hogareñas, mujeres que se dedican a trabajos poco cualificados... Ahí es cuando debe actuar el periodista para plasmar la otra realidad, y dar voz a aquellas mujeres a las que se les niega ser "realidad".

Sobre el autor:

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Claudia González Romero

Periodista.

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