La presidenta andaluza Susana Díaz.
La presidenta andaluza Susana Díaz.

La presidenta andaluza ya ha terminado de deshojar la margarita de la convocatoria electoral. Habrá elecciones andaluzas el 2 de diciembre. Termina una legislatura en la que Ciudadanos se lo ha puesto muy fácil. Juntos, PSOE y Ciudadanos, han aprobado los tres presupuestos autonómicos, la reforma del impuesto de sucesiones por la que han quedado exentas de pagar este tributo las herencias de menos de un millón de euros, la Ley de Emprendimiento y la Ley de Participación Ciudadana.

Del conjunto de 72 medidas que PSOE y Ciudadanos firmaron la tarde del martes 9 de junio de 2015, acuerdo por el que Susana Díaz se convirtió en la primera presidenta electa de Andalucía, se ha cumplido poco o nada. De las nueve leyes a las que se comprometieron ambas fuerzas políticas, destacaban la reforma de la Ley Electoral andaluza para que el voto de un andaluz de Jaén valga lo mismo que el de una gaditana, la Ley del Buen Gobierno y el Estatuto de los Altos Cargos, la modificación de la Ley de la Cámara de Cuentas para que ninguna administración andaluza chulee sin consecuencias al órgano fiscalizador de las cuentas públicas o la Ley de Sostenibilidad del Sistema Sanitario Público.

Son sólo alguna de las nueve leyes que aparecían en aquel documento con el que se inauguró la legislatura que este martes ha pasado a mejor vida. Aquella tarde de junio de 2015 todo eran sonrisas, apretones de manos y buenos gestos y palabras. Albert Rivera presumía de que su partido traería la regeneración democrática a Andalucía y los socialistas presumían de que no les hacía falta Podemos para seguir gobernando con los peores resultados electorales que obtuvo el PSOE andaluz hasta la fecha.

De aquellos 11 folios, de las 72 medidas y nueve leyes pactadas con Ciudadanos, la derecha naranja sólo ha conseguido que Susana Díaz le diga que sí a dos leyes. O lo que es lo mismo, del conjunto de nueve compromisos legislativos, sólo han visto la luz el 22% de las leyes pactadas. En otras palabras, el pacto de investidura no se ha cumplido. Como tampoco se cumplió en la legislatura pasada con IU.

El documento que firmaron PSOE e IU en 2012 tenía algo más de 11 folios, unos 60, y en él se detallaba cómo se gobernaría, concretado en 28 leyes pactadas de las que sólo dos se transformaron en materia sólida: la ley de transexualidad y la de transparencia. También se aprobó la ‘ley antidesahucios’, que fue recurrida por el Constitucional, aunque no formó parte del acuerdo firmado entre PSOE e IU.

De las casi 40 leyes pactadas entre el PSOE con sus diferentes socios de gobierno de los últimos cinco años -IU y Ciudadanos-, sólo se han cumplido en sendas legislaturas cuatro leyes. Una cuenta de resultados bastante pobre que justifica que Teresa Rodríguez no quiera gobernar “ni muerta” con Susana Díaz y que abre la incógnita de lo que podrá pasar la  próxima legislatura.

Si PP y Ciudadanos suman, no hay dudas entre ambas bancadas de que sumarán sus escaños para desalojar a Susana Díaz y enviar al PSOE a la oposición tras cuatro décadas al frente del poder andaluz. Si PSOE y Adelante Andalucía suman más escaños que las fuerzas conservadoras, estará por ver si Susana Díaz estará dispuesta a girar a su izquierda y pactar un acuerdo de investidura con la confluencia de la izquierda y el andalucismo y así seguir la estrategia de Pedro Sánchez que tan buenos resultados está dándole al PSOE a nivel estatal

En Ciudadanos Andalucía tampoco descartan darle apoyo a Susana Díaz, a cambio de entrar en el gobierno con consejerías, aunque, según fuentes naranjas, la dirección nacional de Albert Rivera no lo vería con muy buenos ojos por la debacle electoral que sufren los socialistas andaluces y el desgaste que ello podría tener para los intereses nacionales de Ciudadanos en unas elecciones generales con PP y VOX disputándole a los naranjas el mercado del voto conservador.

'Estrategia Artur Mas'

También hay quienes pronostican que si Adelante Andalucía queda segunda fuerza política, por detrás del PSOE, podría darle apoyo a los socialistas, para evitar un gobierno entre PP y Ciudadanos, a cambio de hacer un ‘Artur Mas’ con Susana Díaz, que fue lo que hizo la CUP para darle apoyo a CiU y ERC e investir a Puigdemont en 2016, a cambio de la cabeza del ‘molt honorable’ padre del ‘prucés’.

De aquel PSOE que obtenía mayorías absolutas incontestables ya no queda nada. La convocatoria de elecciones es un melón por calar y Susana Díaz se enfrenta a un relato que la sitúa en la continua contradicción. Se presentará por la izquierda mientras ha gobernado con la derecha y dado su apoyo a Mariano Rajoy para que fuera presidente del Gobierno de España; se presenta para presidir de nuevo Andalucía aunque sus aspiraciones políticas eran sentarse en Ferraz y alcanzar la Moncloa; se presenta en un tiempo donde PSOE y Podemos gozan de buenas relaciones políticas en Madrid mientras ella ni se habla con Teresa Rodríguez e insulta en sede parlamentaria al líder andaluz de IU, Antonio Maíllo.

El melón por calar se abre el 2 de diciembre y puede pasar de todo. Hasta lo que parecía imposible, que el PSOE tenga que purgar sus 36 años ininterrumpidos de poder absoluto en los fríos e imprevisibles asientos de la oposición y que Susana Díaz, aquella militante de las Juventudes Socialistas que empezó a militar con 16 años y que soñaba con seguir la estela de Felipe González, tenga que irse por la puerta de atrás de San Telmo si quiere evitar que la suma de PP y Ciudadanos se hagan con el poder en Andalucía.

Sobre el autor:

Raúl Solís

Raúl Solís

Periodista, europeísta, andalucista, de Mérida, con clase y el hijo de La Lola. Independiente, que no imparcial.

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