Carlos Pérez: el alcaldable que Ciudadanos negó tres veces

Con estoicismo y sin hacer ruido, funambulista entre la dirección y la militancia, el actual portavoz de la formación naranja en Jerez volverá a ser número 1 de un partido que prácticamente estructuró él en la ciudad

Carlos Pérez, en una entrevista con este medio. FOTO: MANU GARCÍA
Carlos Pérez, en una entrevista con este medio. FOTO: MANU GARCÍA

Decía Woody Allen que "el 90% del éxito se basa simplemente en insistir", aunque en la versión Mariano Rajoy se transformaría a "resistir". La política es caprichosa e impredecible. El manejo de los tiempos, de las compañías y de las apariciones públicas resulta clave para la supervivencia en la primera plana; un mal paso y te conviertes en carne de hemeroteca.

Carlos Pérez (Sevilla, 1980) nunca fue el candidato preferido para la Alcaldía de Jerez en la cúpula naranja. Su primera legislatura, si bien se ha esforzado por asistir y participar en numerosos actos institucionales y públicos, ha resultado ser más bien discreta. En los temas trascendentales (Plan de Ajuste, Presupuestos, etcétera) Ciudadanos optaba por ponerse de perfil aprovechando vientos favorables según soplaba la opinión pública. En realidad, sus votos no solían ser decisivos. Pérez se vio muy solo tras el paso a un lado de Mario Rosado. Tampoco conocía bien el terreno; al fin y al cabo él es sevillano de nacimiento y vivió mucho tiempo en la costa gaditana. Según algunos críticos, le faltaba conocimientos sobre la realidad de Jerez (cuentan que se perdió con el coche camino de un acto en una barriada rural) y era considerado poco menos que un desconocido en algunos círculos.

Pérez sabía de sobra que Juan Marín (con el que tiene tanto feeling como en su día Guardiola y Eto´o) y la dirección regional estaban buscando un candidato "relevante para la sociedad jerezana", que obviamente no era él, al que ya habían dado el premio de consolación de ir como número 1 por Cádiz en la lista para el Senado, un cementerio de elefantes para el que él en política aún es joven. Ciudadanos pretendía aplicar la receta de Cádiz capital y marcarse un Villero aquí en Jerez. El partido naranja tiene una estrategia electoral bien definida made in Florentinolos fichajes estrella. Si fuera posible, un empresario; si fuera posible, hombre; y si fuera posible, "de éxito", entendiendo éxito con parámetros neoliberales. Así lo ha ido repitiendo Ciudadanos allá donde ha podido no sin chocar de frente con la militancia local, que se veía relegada y ninguneada por celebridades que no habían dado un palo al agua en cuatro años dentro de la estructura política. Sonadas han sido las dimisiones en bloque de los cargos institucionales de Jerez (tres días antes de una visita de Inés Arrimadas), Cádiz o Huelva, por poner tres ejemplos.

Inés Arrimadas junto a Juan Marín y los candidatos por Cádiz en su paso por Jerez. Foto: Sebastián Chilla.

En los mentideros políticos jerezanos era más que recurrente la impresión de que a Carlos Pérez le quedaban dos telediarios al frente de la formación local. Primero porque no estaban enamorados de él, y después porque circuló el rumor que apuntaba a que, en privado y con disimulo habrían tanteado a Lorenzo Amor, presidente de ATA (Asociaciones de Trabajadores Autónomos) para liderar el nuevo proyecto. La ejecutiva provincial ya dijo por aquel entonces, hace algo menos de un año, que el tema del candidato estaba abierto. Indirectamente, y como San Pedro a Jesucristo, negaron por primera vez a Pérez como figura alcaldable.

La segunda negación fue el pasado marzo, cuando saltó la noticia, adelantada por lavozdelsur.es, de que Pedro Rollán (antiguo presentador de Onda Jerez que exprimió como nadie las arcas de la cadena local cobrando medio millón de euros a su paso) sería el candidato elegido; pero algo sucedió entre bambalinas, no se han desvelado las razones, para que ese fichaje, que contaba con el beneplácito de Sevilla y de Juan Marín, se truncara.

Ciudadanos Jerez celebrando en el Bar Maruja su entrada en el Ayuntamiento, en 2015. FOTO: BORJA G. TEJERO

El partido naranja, ya a la desesperada y a contrarreloj, tanteó a Nicolás Sosa, presidente de la federación provincial de peñas flamencas, y a otras candidatas, recibiendo negativas por doquier, algo sorprendente para un partido que fue el más votado en las pasadas elecciones andaluzas en la ciudad. Un caramelo para oportunistas, que no hay precisamente pocos en Jerez.

Mientras tanto, Sergio Romero, portavoz provincial, aseguraba públicamente que "había tiempo" para encontrar a ese candidato de renombre. Pero el 26 de mayo ya estaba a la vuelta de la esquina.

La realidad era que no lo había, que el reloj de arena seguía su curso. Cada vez había menos tiempo para alguien que quisiera formar un equipo con algo de dignidad. Pérez, que aguantó paciente y estoicamente sin una palabra altisonante en momentos donde el ninguneo era insoportable, esbozó una sonrisa. "Lo llevaba muy mal", confesaban a este medio compañeros de partido en la ciudad. Hizo de la resistencia un arte. El sevillano adoptó el mismo modus operandi de Mariano Rajoy (cuando esperando y esperando se vio presidente del PP tras varias negativas de Rodrigo Rato) y aguantó el chaparrón. O el mismo que el de Pedro Sánchez, para perder y luego ganar. En paciencia, temple, sumisión y lealtad a los colores naranjas, no le ganó nadie en todo el partido. Hizo funambulismo entre la dirección regional y la militancia. Salió vivo. Esta semana fue confirmado como nuevo alcaldable de Ciudadanos en Jerez. Por segunda vez en cuatro años. Un partido que prácticamente montó él cuando nadie daba un euro.

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Alejandro López Menacho

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