Amaño en primarias y marcha de Olona: las grietas internas de Vox emergen tras el primer pinchazo electoral

La formación de extrema derecha se enfrenta a su primera gran crisis después de no cumplir las expectativas en Andalucía y ver que retrocede en las encuestas tras varios años de crecimiento

Macarena Olona y Santiago Abascal, líder de Vox, se abrazan tras comunicar la alicantina que dejaba la política.
Macarena Olona y Santiago Abascal, líder de Vox, se abrazan tras comunicar la alicantina que dejaba la política.

Hasta el momento, desde que Vox entrara en el Parlamento de Andalucía en 2018, todas las noticias manejadas por la formación habían sido positivas. El crecimiento constante imposibilitaba las crisis. Un partido sin pasado apenas podía tener crisis. Y Vox ha pasado cuatro años sin ningún incendio que apagar. O con incendios que se han apagado sin necesidad de hacer nada. La verticalidad del partido hacía que, en caso de que hubiera algún problema con actores secundarios que no operaban en Madrid, ese problema fuera como si no existiese. Borrón y cuenta nueva.

Un claro ejemplo es el de Francisco Serrano. El juez de Vox fue candidato a la Junta de Andalucía en 2018 y sacó unos resultados excelentes con 12 diputados. Al poco tiempo tuvo que marcharse tras ser acusado de fraude a la administración pública con unas subvenciones. Volviendo a los refranes, aquí paz y después gloria. El mayor escándalo que ha habido en las filas del partido pasó sin apenas atención, se marchó - o lo echaron - y Vox se fue de rositas. Algo parecido ocurrió con las licencias de Rocío Monasterio como arquitecta en Madrid.

El contexto era el que era. Todo iba bien en la formación de extrema derecha. Cada encuesta que salía a la luz pronosticaba un resultado mejor que el anterior. Fuera donde fuera ese barómetro. Vox se consolidó como alternativa al bipartidismo a costa de un Partido Popular cada vez más debilitado. Los datos mostraban grandes fugas y la realidad poco a poco alimentaba las expectativas de Santiago Abascal. La vida interna del partido pasaba desapercibida porque era capaz de hacerse notar hasta en territorios 'hostiles' como Cataluña y País Vasco, dos comunidades en las que logró representación parlamentaria. La cima llegó con los resultados en Castilla y León. Juan García-Gallardo, un candidato desconocido, se convirtió en vicepresidente de la comunidad. En paralelo, el PP, su principal competidor electoral, saltaba por los aires.

El comportamiento de la formación era por todos conocidos cuando las cosas iban rodadas. Sus primeras espadas estaban claras y el resto daban un poco igual. Las ansias por el poder hicieron que Vox, desde Madrid, sacrificara a Macarena Olona en la capital para aspirar a entrar en la Junta de Andalucía. Ese movimiento ha acabado destapando las tensiones y grietas que sufre la formación en su seno.

La renuncia de Olona por "prescripción médica", ha revelado que en Vox, como en cualquier otro partido, existen luchas de poder que, en ocasiones, se anteponen incluso al intento de alcanzar el poder público. Algo que, además, se agrava en una formación con el poder tan centralizado. Pese a que la designación de la alicantina en Andalucía parecía pactada por todas las partes, Olona no estaba conforme con su marcha a Andalucía hasta el punto de desatender las indicaciones de la formación a la hora de realizar la campaña. La candidata de Vox se empeñó en basar su campaña en una parodia de lo andaluz, algo que no convencía en la dirección nacional. Desde Madrid se le pidió un cambio de registro que no se terminó dando.

El resultado ya es conocidos por todo. Un partido que esperaba estar en el próximo Gobierno de la Junta de Andalucía con un crecimiento considerable únicamente logró dos diputados más que cuatro años antes, pero su poder en el Parlamento se vio claramente mermado con la mayoría absoluta del Partido Popular. La designación de Olona fue un fracaso y Vox quedó en la irrelevancia dentro del Antiguo Hospital de las Cinco Llagas. El último episodio ocurrió con la designación de los senadores autonómicos. Macarena Olona tenía claro su candidato, Coco Robatto, que anteriormente había tenido un papel activo en campaña. La necesidad de hacer las elecciones paritarias impidió que se materializada y la sustituta de Robatto vino impuesta desde la dirección nacional.

El 19J se convirtió en el primer traspiés de la formación de extrema derecha. Por primera vez desde su llegada a las instituciones, no se cumplieron las expectativas prevista. Ello también ha provocado un cambio de tendencia en las encuestas donde el PP empieza a recuperar el terreno perdido a su derecha. En el último barómetro del CIS, el partido de Santiago Abascal era adelantado por Unidas Podemos después de muchos meses siendo la tercera fuerza política. Hasta el momento, Vox siempre se había manejado en un contexto de crecimiento. Desde las andaluzas eso ha cambiado. Ha habido cambio de ciclo, pero de momento donde más se deja notar es en la derecha.

La salida de Macarena Olona, invitada a irse de un grupo parlamentario en el Congreso donde era de los rostros con más impacto mediático por sus intervenciones e intercambios contra la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, deja en el aire un sinfín de interrogantes y abre una crisis interna en el partido que, de momento, varios días después de una salida imprevista y abrupta, nadie ha intentado cerrar. Los mensajes emitidos desde la formación se han basado en una despedida amable que no atajan todas las informaciones que se están produciendo a raíz de la marcha de Macarena Olona. 

La marcha del presidente de Vox en Granada

A perro flaco, todos son pulgas. Y en Vox no ha habido una semana tranquila. La salida de Olona ha coincidido, curiosamente, con la de otro de los protagonistas de su aterrizaje en Andalucía. Manuel Martín era el propietario de la casa en la que la candidata de Vox se empadronó para ser candidata a la Junta de Andalucía. Martín también era el presidente de Vox en la provincia de Granada. Y lo era porque ya no lo es.

Martín dimitió de su cargo prácticamente a la vez que Olona anunciaba su marcha de la política. El motivo fue más oscuro. La justicia había dictaminado el amaño de las primarias en las que fue elegido. Lo hizo por "motivos personales", pero el trasfondo también esconde el funcionamiento de un partido que comienza a ver cómo emergen irregularidades y comportamiento déspotas desde sus órganos de poder. 

La dimisión se produjo días después de que el Juzgado de Primera Instancia número 6 de Granada estimase la demanda formulada por supuestas irregularidades en las últimas primarias de Vox en Granada, celebradas en 2020, al entender que se vulneró el derecho fundamental de participación democrática de tres afiliados cuya candidatura se quedó fuera de este proceso interno al anularse parte de sus avales

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Emilio Cabrera.

Emilio Cabrera

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