Estampida y batalla campal. El caos se apoderó durante unos minutos del Kanjuruhan Stadium, al sur de la provincia de Java Oriental, en Indonesia, dejando un reguero de víctimas mortales y heridos que aún no ha terminado de ser cuantificado. La tragedia se eleva a 125 muertos y más de 300 heridos, según fuentes oficiales del país indonesio.
El derby entre Arema FC y Persebaya Surabaya, acérrimos rivales, acabó con un 2-3, y a la conclusión, los hinchas de ambos equipos han invadido el campo. Unos 3.000 seguidores ultras del equipo local han agredido a los jugadores, lo que ha desatado una estampida y una batalla campal reprimida a duras penas por las fuerzas de seguridad, que ha utilizado material antidisturbios como ráfagas de gas lacrimógeno.
En un estadio con capacidad para 38.000 espectadores había más de 42.000 personas, por lo que la escena ha sido dantesca, con gente desmayada en el suelo por el efecto de los gases y pisoteada en el tapón de uno de los accesos por quienes trataban también de escapar.
"Todos murieron por el caos, el hacinamiento, el pisoteo y la asfixia", explicó en una rueda de prensa el jefe de policía de Java Oriental, Nico Afinta, sobre la peor tragedia en el mundo del fútbol en el último medio siglo.
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