Cada maestrillo tiene su librillo, pero en la educación reglada a menudo al que se sale del carril, le cruje el sistema. Es el caso del profesor Yván Pozuelo, que ha sido suspendido de empleo durante ocho meses y también de sueldo (una cantidad equivalente a unos 30.000 euros) por poner 10 en las notas de todos sus alumnos. El pasado julio conoció la sanción tras un procedimiento con unos 2.500 folios sobre sus prácticas que arrancó en enero del año pasado.
Previamente, el 18 de diciembre de 2019, el docente asturiano, con un historial de catorce años ejerciendo en el IES Universidad Laboral había concedido una entrevista a El Comercio en la que manifestaba que "abandonando el rol de la evaluación también se pueden dar clases; el 10 está dentro de la ley y se lo pongo a todos. Les da confianza".
En dicha entrevista el también doctor en Historia resumía las ideas plasmadas en su libro ¿Negreros o docentes? La rebelión del 10?, en el que entre otras cosas reniega de los libros de texto y critica las "prácticas obsoletas" en las aulas.
Entre los cargos que se le imputan, "haber calificado a todo su alumnado con la misma nota (10) independientemente de su rendimiento y atentando así al derecho de la evaluación objetiva; negarse a hacer la evaluación formativa de su alumnado con plena consciencia y haciendo público alarde de su incumplimiento; no programar debidamente las enseñanzas de francés; no llevar registros veraces y efectivos del rendimiento de su alumnado y no coordinar el departamento del que es responsable ni ejercer su jefatura", según recoge el referido medio.
Pozuelo ya se ha trasladado de instituto. "¿El talento se suspende? Yo no voy a penalizar a los alumnos por sus errores, sino explicárselos para que ellos los corrijan. Se necesitan muchos parámetros para evaluar la capacidad de una persona", aseguraba en una nueva entrevista en el periódico asturiano. "Ese diez produce motivación total; aprendizaje; estar más atento... Hay casos más graves en los institutos y todo el mundo en el gremio lo sabe: acosos sexuales, gente que llega en mal estado, que insulta... pero no les gustó que no me retractara cuando me pidieron que lo hiciera", se defiende. En este sentido, el profesor agradece el apoyo recibido, si bien reconoce que la situación que está viviendo "es difícil, porque intimida".
En todo caso, él mantiene sus convicciones: "Eso de que la nota no es lo más importante yo lo llevo a su práctica. Soy exigente con ellos (el alumnado), pero con una exigencia que se basa en el mérito propio, no basado en un estrés, una angustia destructiva", ha llegado a declarar en otra entrevista.
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